miércoles, 18 de agosto de 2021

VOCES| Matías Rivas, el editor de UDP: Después de nosotros, no hay más



Para vos, lo peor, es la libertad

Sumo

 

El fin de semana apareció una entrevista al editor de UDP, Matías Rivas, por el fallecimiento del crítico literario Juan Manuel Vial: “El panorama de la crítica en Chile es desolador”. La evaluación de voces críticas en el medio es deplorable y menciona, a modo de ejemplo, a dos críticos que escriben regularmente para la sección Bellas Artes de El Mercurio.

 

Los argumentos decadentes, clasistas y amargados de Matías Rivas son insostenibles. Para él, no existe más crítica literaria que aquella sometida al mercado, instaurando falsas ideas de exitismo y la probable valoración fuera del país. Aquella que es cómplice de las instituciones, con diálogos ambivalentes y conciliadores. Muy años noventa. Pensarás que en muchas décadas sirvió de algo el diálogo y la conciliación, cuando los números anunciaban una revuelta. La verdad es que, tal como tus poemas malos, las columnas en las que citas a Guattari, Deleuze, Benjamin y teóricos que no entiendes, tal como muestras en «Minuto a minuto« (2019), no generas pensamiento crítico. Lo que comprueba que no te hace inteligente ostentar una alta cantidad de libros.

 

Debería darte vergüenza el nivel de reflexión que muestras en la entrevista. Torpe, deficiente y enajenada de lo que está sucediendo. Pensarás que la crítica obedece a tus grupos, a lo que representas: una cultura caduca, tradicionalista, “fome y bien charcha”. Aquí el mensaje es claro, y es el mismo que alguna vez tituló Alberto Fuguet: “llegaron los bárbaros” (2018). Es decir, no les interesa la literatura más que como un espacio mercantil y, lo más peligroso, es que la ausencia de pensamiento crítico convierte al lector en consumidor. De igual modo, “cuando la élite empieza a eliminar la crítica”, la transforma en servil para las instituciones.

 

Y la crítica goza de buena salud, pese a tu ignorancia de crítico de Las Condes que solo lee El Mercurio y las revistas de los amigos. Está rebosante con Patricia Espinosa (a quien atacaste en La Segunda, 2015), Lorena Amaro y Lucía Stecher en la revista Palabra Pública. Publicaciones como La Palabra Quebrada, Saranchá, Lo Que Leímos, Cine y Literatura, El Circo en Llamas, Origami, La Calle Passy, Oropel, Letras.msyite, las entrevistas en suplemento KU, Letras en Línea, entre muchas otras que están apareciendo. Quiéranlo o no, los vaticinios de Alberto Fuguet, a quien respaldas desde el comité editorial de la revista Santiago, no se han cumplido: “La labor del crítico-como-profesor o, peor aún, la figura del crítico-como-perro-guardián, ha terminado” (Revista Santiago, 2018). Mucho menos que la crítica esté pasando por algún tipo de precariedad: “Estamos en un nivel de analfabetismo funcional demasiado alto, la gente puede ser profesional pero no entiende nada”.

 

No son pocos los interesados en el ejercicio de la crítica, se han generado redes que no viste venir y existe una rearticulación que no está pasando por los medios oficiales. Así, desde la formación pedagógica están aumentando las figuras críticas y generando medios alternativos. Sin embargo, como buen editor, no habrás leído, porque te parece estridente. Cuando esto ocurre, veo que prefieres  desestimar lo dicho y subestimar a los/las lectores. No sirve de nada aplicar la vieja confiable de: “pensé que el contexto de la entrevista era claro (…), “Sí el contexto se entendiera, no existiría polémica” (sic), (…) no sé qué interferencia hubo”. Ellos representan el desgaste y el retiro próximo. Germán Marín ya no está. Famosos eran los cafés con el autor de El palacio de la risa para analizar y maniatar la realidad literaria o los encuentros con periodistas serviles.

 

Hace años dije que era probable escuchar estos balbuceos y delirios de asesores pertenecientes a los monopolios culturales, debido a una crítica que no les pareció oportuna. Dicho y hecho, la actual entrevista del palurdo que evalúa el medio, comprueba que después de ti, está todo pasando. Habrá que acostumbrarse a los mojigatos y fulastres de la cultura que cada cierto tiempo hacen pataletas estridentes porque no les alcanza para generar ideas. Si quieres dialogar y preocuparte sobre la literatura, hablemos mejor sobre la precariedad estética de tus libros.


Alberto Fuguet, “llegaron los bárbaros”:

http://revistasantiago.cl/pensamiento/llegaron-los-barbaros/

Matías Rivas, “el panorama…”

https://www.ex-ante.cl/matias-rivas-el-panorama-de-la-critica-en-chile-es-desolador/

domingo, 1 de agosto de 2021

Crítica literaria: "En el pueblo hay una casa pequeña y oscura" (2021) de Vladimir Rivera Órdenes.



Regularidad literaria es lo que podemos afirmar sobre Vladimir Rivera Órdenes (Parral, 1973), luego de Qué sabe Peter Holder de amor (2012), Juegos Florales (2017), y Yo soy un pájaro ahora (2018). Porque En el pueblo hay una casa pequeña y oscura (2021) es una obra con alto potencial, donde la mayoría de las crónicas tiene carácter de epifanías y se observa un proyecto pulcro.

Para las personas que conocemos las provincias, las infancias de lluvia y el sombrío sur, este libro se vuelve entrañable. Las crónicas de Vladimir Rivera sobre Parral abarcan las tres últimas décadas.  Muestran a los hijos de la calle de una comuna apática, en un valle helado donde las familias viven con lo justo: la comida en la medida de lo posible. “Todo se adquiría de una pieza, nadie iba al supermercado a hacer la compra del mes. Es decir, había gente que sí, pero nosotros, los cabros de la calle Francisco Belmar, no” (21). Historias de las que la derecha y ciertos sectores de clases medias reniegan o han omitido como muchas otras violencias normalizadas. Por supuesto que a no pocos les parece un acto meritocrático cual himno nacional, que genera orgullo, ver que otros vivan mediante préstamos.

Rivera arma concisos relatos de niños, muchos de ellos de la población tomada Arrau Méndez, que están observando, creciendo, viviendo la dictadura y la transición. Algunos son hijos de desaparecidos, observan la separación de los padres debido a la violencia intrafamiliar o crecen con ellos. Está la recomposición de los núcleos políticos, aparece el sindicalista relegado Manuel Bustos orgulloso de los pactos realizados para el plebiscito,  y la incipiente rebeldía juvenil. Que, además, los subcapítulos estén bien cerrados es uno de los puntos fuertes del volumen.

Las distintas personalidades que habitan Parral pueden lograr una profunda densidad e impacto en el lector. De igual modo, la ausencia del padre por tortura y desaparición en la dictadura, establece un horizonte que ensombrece el poblado. No es el único, se trata de una generación movilizada en la lucha de derechos y que fue mutilada. Frente al olvido; un país de impunidad. Sin embargo, desde la literatura se genera la resistencia de colocar en estas páginas los nombres, vidas y circunstancias truncadas.

Uno de los relatos más hermosos es “Juan de Dios”, el primogénito nacido muerto y sepultado en un rincón del cementerio. La familia lo va a visitar regularmente. Los hermanos lo hacen partícipe de la infancia y hay un sentido de pertenencia cuando el cadáver todavía es ubicable. De cualquier modo, es el hermano mayor y en la dinámica familiar, se hace presente. La ausencia del mismo, la desaparición del nicho provoca un olvido y un largo adiós que no acaba.

El canon literario masculino: Borges, Ray Loriga, Echeverría, Neruda y principalmente, Juan Rulfo, funciona como tejidos para darle a este libro espacio en la literatura latinoamericana sobre la épica de vidas mínimas y la literatura de los hijos que critican lo difícil de vivir en este país. Emerger, tras lo visto, es prácticamente una epopeya.

Sin duda, las crónicas literarias de En el pueblo hay una casa pequeña y oscura tienen elaboración y contenido, en un trabajo sobresaliente y elogiable. En estas intensas melancolías de un pueblo fantasma, existe la inocencia de entender un futuro que no negocia a los y las familiares desaparecidas, ni menos con las personas que administran el modelo.


En el pueblo hay una casa pequeña y oscura

Vladimir Rivera Órdenes

2021

La Pollera Ediciones

162 páginas.

Crítica literaria: Psicópatas, potenciales violadores, obsesivos, trastornados: El lado B del país en «Palo blanco» de Ramos Bañados


Después de la novela «Ciudad Berraca» y las crónicas en «Matute», la estética de Ramos Bañados ha vuelto a escena: aquella del lenguaje punk, de humor irónico y prosa corrosiva, donde los sujetos pasan desde el absurdo a mantener la categoría que los distingue sobre los demás. Es decir, cuerpos políticos y representantes de lo neoliberal que se empinan en esta pirámide social y desde ahí, repiten las mismas conductas que los oprimían.

En la carrera literaria del periodista Rodrigo Ramos Bañados (Antofagasta, 1974), son varios los libros publicados en distintas editoriales, siendo uno de los más destacable es la novela experimental Pinochet boys (2016) seguido de las crónicas de Tropitambo (2018). En ellos, evidencia una preocupación por la situación actual del norte del país, también por cómo se desenvuelven distintos sujetos con/sin influencias, los desplazamientos migratorios, sobre el camino de la droga y la locura, el lenguaje, y la violencia del neoliberalismo chileno en todos los niveles.

 

Palo blanco y otros cuentos (2020) consta de dieciséis relatos cortos, desprolijos unos, otros con baches, pero de lectura rápida. En el volumen hay personajes que carecen de algún tipo de poder, el lado B del país: psicópatas, potenciales violadores, obsesivos, trastornados que generan o son parte de las violencias colectivas. De cualquier modo, hay experiencia y naturaleza para hacer la novela del norte chileno que juegue, dialogue, renueve con el imaginario de Miedo y asco en Las Vegas de Hunter S. Thompson.

 

Lo importante es que después de la novela Ciudad Berraca y las crónicas en Matute, la estética de Ramos Bañados ha vuelto a escena: aquella del lenguaje punk, de humor irónico y prosa corrosiva, donde los sujetos pasan desde el absurdo a mantener la categoría que los distingue sobre los demás. Es decir, cuerpos políticos y representantes de lo neoliberal que se empinan en esta pirámide social y desde ahí, repiten las mismas conductas que los oprimían. Mientras escribo, pienso en la soltura narrativa para hablarnos sobre tres viejas chifladas canjeando puntos para llegar al paraíso donde la esperan los cosacos, en el sátiro cuento de “la piedra feliz”.

 

Asimismo, las literaturas escritas o situadas desde las provincias están ampliando el panorama literario local demostrando que los provincianos desarrollan una relación y dependencia idiosincrásica de lo que sucede en la capital. De esta forma, en el cuento “Literatos” el docente universitario Nicomedes Navarro desea codearse con escritores extranjeros y ser un referente de la buena escritura a diferencia del “colectivo periférico”, quienes según él “ensucian el lenguaje con sus historias llenas de resentimiento”. Asimismo, en “Acción Poética”, nuevamente es secuestrado el famoso escritor Álvaro García Sotomayor, por audaces escritores, que buscan “que la literatura deje de ser manipulada por intereses de mercado y, de paso, que la empresa privada deje de lavar su imagen a través de la cultura”.

 

Así, en esta exhibición coral de rabia y frustración Palo blanco articula una sociedad decadente y patética: El bibliotecario que ayuda a Laura a través de un premio literario y es despedido al finalizar el año, la demencia de Palomino en la salitrera Santa Luisa frente a dos turistas perdidos, el tráfico de drogas entre Tacna y Arica, el inmigrante que provoca al chofer de la micro de Viña del mar, el dirigente sindical que se obsesiona con actrices porno, con escritores y mercado publicitarios, la corrupción en la cultural regional y en caricaturescos escritores de la bohemia en decadencia que relatan esporádicas aventuras, entre otras.

Palo blanco y otros cuentos significa el regreso a la literatura satírica que ha consolidado a Ramos Bañados. Aquella donde el foco son los personajes fracasados y olvidados, situados en diversas temáticas que reflejan lo que sucede en el Chile actual y relatos cortos que hacen rápida su lectura.

Palo blanco y otros cuentos

Rodrigo Ramos Bañados

Zuramerica

142 páginas

Precio de referencia: $11.900