domingo, 29 de octubre de 2023

Crítica literaria: Antología poética 50 Golpes en el sur: Frente al olvido, más escritura.

 

Valdivia en su particularidad lejos del hipercentralismo nacional no está exento de los devenires políticos-históricos. El Golpe de Estado de 1973 que asoló a la población, a la industria maderera y a la universidad provocó que los profesores e intelectuales sean encarcelados y exiliados; los obreros sindicalizados asesinados y desaparecidos; y familias todavía buscando el esclarecimiento de la verdad. En términos literarios, en la década del sesenta aparece la escuela de poesía llamada Trilce en la Universidad Austral, liderada por Omar Lara y de acuerdo a preguntas inquietas, comentarios de pasillos y memorias literarias se evidencia una forma de trabajo que las generaciones en dictadura replicaron.

50 golpes. Muestra poética a los cincuenta años del golpe de Estado (2023) es un volumen antojadizo como toda antología y no tan estricto como intentan afirmar sus compiladores: el doctor en literatura Jorge Polanco; la poeta y bibliotecaria Cristina Gallardo; y el sociólogo Jonathan Opazo. Y es que uno desearía que se presente una cartografía literaria del sur de Chile, sin embargo, las palabras iniciales que conforman esta muestra no corresponden a la tradición literaria que antecede a este libro. Podemos encontrar la de Iván Carrasco y Yanko González: Poesía Universitaria en Valdivia (2000), David Miralles y Óscar Galindo de Poetas actuales del sur de Chile (1993). Incluso, la Cuarta antología prosistas y poetas valdivianos (2016) de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) contiene un prólogo mayor al presente sobre publicaciones históricas y vínculos literarios de la Filial Valdivia.

Revisando los poemas aparece uno de los más importantes de la poesía valdiviana y poco leído/difundido en Santiago. Jorge Torres Ulloa, en Poemas encontrados y otros pre-textos (originalmente publicado en 1991 y Obras Completas, 2013), toma diversos recortes de periódicos, los cambia de sitio, ampliando las posibilidades de la interpretación. El elegido para esta exhibición, es una entrevista gráfica a una persona que no es mencionada, la cita es la siguiente: “-¿escribió alguna vez un poema? - ¿Quiere que le diga una cosa? ¡Odio las poesías! Ni leerlas, ni escucharlas, ni escribirlas, ni nada”. Este fragmento de entrevista no tiene ninguna relevancia a priori, pero para lograr comprender lo importante radica en la coyuntura política de quién es el entrevistado y lo connotativo se modifica si se incluye originalmente la referencia: “A. Pinochet U.  Entrevista Revista Mundo N° 89”. Así, cuál villano enmascarado en esta primera edición no está exhibido fielmente el texto poético.

¿Y, por qué habría que apelar a la memoria literaria en Valdivia? Ejercer la memoria es reconocer y dar cabida a una tradición que poco se enseña, una escuela literaria conformada por hombres y mujeres bajo el alero de la universidad que permitieron que el ejercicio literario siguiera en producción en tiempos complejos. Además,  la misma introducción apela a la memoria: “Árbol de la memoria, agregaríamos, no cedamos a los apagones y violencias de los oscuros poderes de Chile que no han dejado de acechar”. Por lo mismo, la presentación propone varias temáticas pero tres estudiosos de la literatura evitan ahondar en los argumentos y los diversos contextos. A saber, el intelectual Grínor Rojo, Omar Lara, Guillermo Araya, Clemente Riedemann y Jorge Torres Ulloa que cantaba entre rejas  “Alfonsina y el mar” fueron encarcelados por su pensamiento político al momento del Golpe y produjo que fueran exiliados o exonerados.

La escasa consistencia de la presentación señala: “lxs poetas incluidos son de diferentes generaciones y han optado por vivir en el sur austral”. En estricto rigor, no todos los mencionados residen, al momento de la publicación, en dicha localidad geográfica y se observan excepciones. En este mismo sentido, los compiladores agradecen a aquellos que enviaron textos, pero el poeta Omar Lara que falleció hace un par de años, dudo que haya enviado desde el más allá. Entonces, hay una suerte de flexibilidad de criterios que fue lo primero en llamar la atención. Y ante estas imprecisiones uno se preguntaría por los ausentes: Guido Eytel, David Miralles, Hans Schuster, José María Memet, Carlos Trujillo, Jorge Ojeda, Nelson Torres, Juan Armando Epple, Luis Zaror, Luis Cárcamo Huechante, Luis Oyarzún, Carlos Cortínez, Enrique Valdés, entre otros.

Ante la oportunidad de conmemorar los cincuenta años del Golpe, la manifestación de este libro significa recordar y no marginar. 50 golpes. Muestra poética a los cincuenta años del golpe de Estado (2023) no presenta coordenadas literarias, no llama al estudio poético del sur profundo y está firmado por tres autores que bien pudieron haber entregado una mejor introducción como cuando reseñan libros de poetas de la zona central. Por lo mismo, aquel error descrito en que no aparece la referencia literaria y que permita al lector comenzar a interpretar el poema de Jorge Torres es bastante negligente. Por lo mismo, frente al olvido, más escritura.

 

50 golpes. Muestra poética a los cincuenta años del golpe de Estado

2023

Compiladores: Jorge Polanco Salinas, Cristina Gallardo Jiménez, Jonnathan Opazo Hernández

100 páginas

UACh ediciones.-


lunes, 23 de octubre de 2023

Crítica de poesía: tajo (2021), poesía en formación de Gabriela Albornoz

 


Gabriela Albornoz (Linares, 1991) presenta tajo (2021) de la editorial Vísceras, cuarenta y dos poemas donde transitan imágenes maulinas, rituales cristianos, la maternidad y violencias de ciertas periferias. La evocación a las temáticas mencionadas conforma a su vez, una poesía en formación dado que el hablante femenino suele buscar su identidad, hace referencia a su aprendizaje durante la infancia, también el contexto cultural que significa lo rural y la emergencia de lo citadino.

Leemos, por ejemplo, los incipientes cuestionamientos externos a la familia con un tipo de maternidad cuestionada: “en el colegio me preguntan/ por qué mi madre es mujer soltera” (12), o el desconocimiento propio durante el aprendizaje más flexible: “pegar botones/ es como dar besos/ dice mi madrina/ yo le pregunto/ a qué saben los besos” (26). Y es que no hay una perspectiva crítica sino más bien el retraimiento, una voz pasiva que acontece en la edad de oro de la infancia.

La alusión del nacimiento y el vínculo con la maternidad está fuertemente atravesada en los siguientes versos: “Mi madre me parió en una noche de San Juan/Rompió el ojal más tierno de su vestido” (9), “Para comenzar la procesión/Veo los ojos del crucificado” (15), “Guardo una estampita de la virgen/ y recortes del horóscopo” (16). El gesto creativo está supeditado a las tensiones cotidianas, limitaciones sociales que atraviesan el marianismo sincrético del campo chileno (que combina las festividades cristianas y las creencias populares) y la robusta presencia de lo femenino.

Lo masculino está relacionado por la ausencia del padre, por algún tipo de violencia física o lo erótico-heterosexual fortuito. Mientras que, las enunciaciones líricas de lo femenino como la madre, la abuela o la madrina conforman potentes rasgos identitarios con el quehacer doméstico: “solo escucho el canto/ de las mujeres que van a la feria”.

Así como muchas otras obras que antecedente, la utilización del medio vegetal en la obra de Albornoz es constante, no es la intención profundizar en cada una de ellas, están incorporadas en el diario vivir y no como reapropiación: “Hay vapores de menta tomillo romero” (14), “Tengo una azucena en las manos” (23), “Yo quiero ser raíz de hinojo/ y descansar en la tierra” (31), “Adornada con ramitos de lavanda / y quilmay” (32), “Levanto pequeñas cruces/ de ramitas de palqui” (34), “Hoy caerá agua fresca/ sobre las matas de ruda” (38), “Le regalé una hojita de albahaca/para marcarlo” (41). Por lo que, entre el hablante y la vegetación hay una interacción en la que no se observa una perspectiva ecocrítica, sino más bien, hay una convivencia candorosa y beneficiaria carente de cultura originaria.

Los poemas de Albornoz representan poesía en formación, que significa indagar en la identidad familiar, el contexto social del hablante, desarrollar la poesía sobre el crecimiento personal, tal como aprender a asumir supuestas responsabilidades como ser hija de madre soltera en zonas que aún son tema, abordar el feminicidio o la circunstancia de lo erótico entre cuerpos femeninos. Vemos en tajo un primer acercamiento a la poesía, que no significa que sea desprovisto de calidad, sino que está en un proceso de maduración, y que prontamente esperamos leer un volumen que confirme su progreso literario.

 

tajo

Gabriela Albornoz

Editorial Vísceras

2021

60 páginas.-