sábado, 29 de agosto de 2020

Reseña: Canción Valiente (2018).


 

Canciones para un mundo valiente

 

Marisol García es periodista, investigadora y crítica musical más relevantes del país. Así lo atestigua el registro colaborativo sobre obras y grupos musicales de Chile en el sitio web: músicapopular.cl. Hoy, cuando son varias las investigaciones que cuenta, observamos en libros publicados que realza figuras como Violeta Parra, Claudio Arrau, Lucho Barrios, Osvaldo “gitano” Rodríguez, Los Jaivas y Los Panteras Negras. Sin embargo, en el 2013, Canción Valiente (1960-1989) era el primero de largo aliento y ocasionalmente escribe en medios sobre música contingente con una particular voz. 

Canción Valiente (Ediciones B, 2013) está dividido en ocho grandes capítulos, en los que se inicia con el canto popular y folclórico del sesenta, le siguen los inicios del rock chileno en regiones, luego la emergencia de la Nueva Canción Chilena durante los setenta en los Quilapayun y Los Huasos Quincheros, serían parte de la polémica y enfrentamientos en las sonadas presentaciones en el Festival de Viña del Mar (1973). Tras el golpe de Estado, los intereses musicales se bifurcan: se desarrolla la Canción del Exilio venida de la Nueva Canción, otro espacio es la generación y amplia camada del Canto Nuevo. En otro sector, transita el rock de Congreso, Los Jaivas y Sol y Medianoche, así también, los músicos que participan y amenizan los estelares de televisión y, por último, la nueva generación de músicos vinculados al Pop.

Este volumen de 448 páginas suma un amplio material discográfico, revistas musicales, muchas horas en el Archivo (Audiovisual) Nacional, alta capacidad de entrevistas, analizar la función de los medios de comunicación para difundir la música nacional, buen oído para relacionar melodías y las letras sociales en la vorágine de las décadas mencionadas. Además, tiene por relieve la capacidad de llegar al lector común/popular porque realiza una lectura sin tapujos sobre los contextos determinados, con un lenguaje módico, y sin tecnicismos. 

Es necesario señalar que no aparecen todos los artistas en estas tres décadas, pero sí muchos que mediáticamente no han tenido espacio. Asimismo, la forma de escritura permite que leamos la profundidad de los contextos, con la participación de los propios protagonistas. Por ejemplo, la autora rescata parte de una entrevista a Ángel Parra, donde cuenta que Violeta Parra entrega canciones para que el Partido Comunista para que integre los temas al repertorio de las concentraciones durante las campañas, pero estos "usaban como himno de campaña unos versos triunfalistas" (35).

Es importante lo que señala Marisol García: “un mismo pulso de reivindicación colectiva y de indignación con nuestra porfiada desigualdad. Ese pálpito libertario y de reflexión comunitaria ha resultado, a la larga ser marca de identidad cultural” (13). La canción social tiene por características la lucidez de leer a su tiempo, la elocuencia para denunciar el abuso de poder, la tensión de la lucha de clases, y la reflexión en los versos. Estos cantos no necesariamente un sector político, aunque claro, la situación cultural es cooptada rápidamente o encontrarán una oportunidad de creer en el compromiso político contingente. Sin embargo, algunos grupos musicales se posicionan contra las injusticias y las exclusiones que no se han resuelto con los años. Entonces, podemos señalar que Víctor Jara instala una directriz eficaz e ineludible sobre el quehacer del artista: “Canción que ha sido valiente, siempre será canción nueva”.  

El trabajo de estudio de Marisol García es una obra peninsular, de matriz, que aborda los tópicos y referencias necesarias de la canción protesta del país. Una obra con sumo cuidado y elaborado para establecer directrices para el futuro.

 

Canción valiente (1960-1989) Tres décadas de cato social y político en Chile. Marisol García. Ediciones B, 2018, 261 páginas.

Crítica Literaria: Afuera (2019).


 Afuera. Sara Bertrand. Emecé ediciones, 2019, 193 páginas.

La novela anterior, Álbum familiar (2016) de Sara Bertrand (1970), se relata la infancia de niños privilegiados que crecen bajo la dictadura. Mientras los adultos buscan olvidar, silenciar y sobrevivir, los niños reaccionan contra la normativa de la dictadura: la formación inicial, el cantar el himno nacional o la vigilancia militar. Así la protagonista Elena, ahonda en los recuerdos buscando respuestas sobre ese ambiente de dolores y miedos en el que fue creciendo.

Siguiendo la temática del marco familiar, Afuera (2019), la narradora construye la voz de Lili, quien aparece a dos voces: como el recuerdo de la infancia y la voz de adulta. El primero en su proceso de infancia y que observa a la parentela relacionarse en un espacio que está llena de inocencia y lúdico, y el segundo, es recorrer estos procesos de crecimiento, pero desde una perspectiva mayormente crítica o dolorosa, comprendiendo las formas de relaciones de los padres en un contexto histórico determinante. Los capítulos desarrollan la memoria histórica familiar y que aparecen confrontados en tiempos de lo vivido por la protagonista, por lo que dicha temática aparece con múltiples costumbres, por un lado, con fervor y altas energías, y por el otro con silencios y fracturas. Así, para sobrellevar el quiebre familiar debe concebir una realidad autovalidada: “Me fabriqué una versión. Cuando me preguntaban sobre mi madre, mentía. Sobre mi padre, mentía. Mentía tanto que en poco tiempo recreé nuestra historia entera” (42).

Tempranamente la narradora va dando pistas de este recorrido que hace sobre su experiencia parental: “Mi papá era un buen hombre, pero estaba roto o, quizás, su estructura mental se dañó antes porque quería ser artista y terminó transformándose en un hombre de dinero. Mi madre lo trataba como a una plaga” (13). Frente a esta situación compleja, la doctora en literatura Alicia Salomone en su texto Ecos antiguos en voces nuevas (2011) comprende que “estas personas con frecuencia crecieron dominadas por relatos sobre hechos que precedieron a sus nacimientos, y que tienden a desplazar a los propios impactando sus subjetividades con discursos relativos a situaciones que no pueden comprender ni recrear cabalmente” (122).

La escritora se refiere a la separación familiar como dominador común porque será este acontecimiento que marque de por vida a Lili y que convergerá en dolores y quebrantos, tal como lo expresa la siguiente cita: “Siente que pertenece a la vereda, a la calle, movimiento constante, cortante. Peatones, micros, los que se van, los que quedan. Carga la ausencia sobre su espalda” (23). Estos segmentos breves de no más de una carilla, son expresadas con un tipo de narración con mayor densidad en los ambientes, diálogos directos, despolitizada y llena de huellas.

De modo que, que la narrativa de Bertrand se desarrolla en la adultez que se desenvuelve en una realidad ficcional grisácea y de poco convencimiento en el presente. Afuera (2019) es una obra de alta sensibilidad, de escritura sinuosa y donde, una vez más, los afectos están determinados en formas de relaciones políticas que están inscritas en marcos claroscuros y generales que se vinculan con marcos histórico-temporales.

Crítica Literaria: La guerra de Mahler (2018).


 

Crítica literaria: asentamientos germanos en el sur de Chile

La guerra de Mahler (2018) es la segunda novela del periodista Raúl Sohr (1947), y relata la situación de Robert Mahler: un músico venido a menos, que vive la persecución y pogromo por su condición de judío, ya sea en Austria como en la progresiva influencia nazi en Valdivia.

El personaje debe lidiar con una sociedad empobrecida en todos los niveles existentes: emerge la vulgarización de las teorías imperantes, proliferan cofradías universitarias nacionalistas y grupos paramilitares de ultraderecha. Por otro lado, la cesantía europea es masiva: los miles de soldados que regresan de las trincheras no tienen trabajo y las mujeres, ante la desesperación extrema, son ofrecidas al valor de una pinta de cerveza. Por lo que, ante la precariedad, surge una oportunidad para migrar a Sudamérica en una gira que abarca las poblaciones europeas en Argentina y Chile.

En resumen, la fuerte influencia nazi provoca que el músico deba asumir mayores responsabilidades, pasando de una resistencia pasiva a una acción de arrojo para impedir mayor preponderancia de las fuerzas marítimas del régimen nazi en las costas valdivianas.

El volumen está dividido en ocho grandes capítulos, el desarrollo transita de manera lenta, es frecuente que existan pequeños sucesos que son aleatorios a la temática central. Lo que permite establecer que la trama aparece en el segundo capítulo, muy entrado en el libro, y que el lector nada se ha perdido hasta entonces. Es decir, lo sucesivo es reiterado. La construcción epigonal de la novela, centrada en el protagonista muestra un sinfín de pequeñas historias que no se profundizan y personajes que limitan entre lo secundario y tritagonista, porque son muy pocos los que están presentes de manera constante. Entonces, para solventar los episodios utiliza un conveniente punto aparte. Esto denota que, la desaparición de Kristián en los faldeos del volcán Puyehue se explica como un comentario de pasillo hacia el final del volumen.

El omnisciente imposibilita dar continuidad a la narración, ya que utiliza la elipsis, dando por entendido el trabajo del mago hipnotizador: “Realizó las peripecias habituales como dejarlo en calzoncillos sugiriéndole que estaba solo en una playa, o pincharlo con una aguja sin causar la menor reacción. Sin duda el oficial estaba bajo un profundo sueño hipnótico” (50). Por lo que, los personajes se encuentran atrapados dentro del relato, determinados por un camino descifrado y, en el caso del protagonista, no va a tener mayores sobresaltos.

La presencia de Gustav Mahler es exigua, pero sirve como ejemplo para explicar la novena sinfonía: la canción de la tierra, que representa la búsqueda de la melodía del universo ya que soñaba con trascender y lograr la inmortalidad a través de la obra musical. Una suerte de búsqueda del santo grial o piedra filosofal contado en ocho planas. Pese a la singularidad de la propuesta, dicha meta es prontamente dejada de lado por el sobrino, y aparecerá como elemento clave de espionaje en el inicio del clímax.

Uno de los puntos altos del libro, es develar de las manifestaciones nacionalsocialistas que las colonias alemanas en el sur del país sostenían, en tanto control y orgullo por la nueva Germania. Que, por cierto, la formación militar chilena tiene una evidente formación prusiana, por lo tanto, las simpatías del ascenso del nazismo son singulares. Un asunto que, en el sur se considera tabú y las discusiones son parte de la herencia familiar: “Un centenar de alemanes valdivianos vestidos con camisas pardas marchaban en perfecto orden y enarbolaban banderas con esvásticas” (98). Es más, pocos escritores han develado el periodo más oscuro de los colonos, sin caer en la propaganda del esoterismo, y en más de alguna oportunidad, la revista Topaze satirizó sobre los inmigrantes.

Finalmente, La guerra de Mahler (2018) es una novela de espías que engruesa la narrativa turística de Valdivia, lo que siempre ha sido un atractivo para ciertos lectores que buscan sustentar su ideología en el campo esotérico. En términos estructurales, es una historia clásica de la escuela decimonónica y de un romanticismo tardío. Por lo que no tiene mayores distinciones que otras obras, pues falta de agilidad en la escritura que es propio de algunos escritores/as que saltan del periodismo a la literatura.

 

La guerra de Mahler. Raúl Sohr. Ediciones B, 2018, 261 páginas.

Crítica literaria: Personas tóxicas

 


Maldito sea el fruto de tu vientre (2019) es un conjunto de doce relatos que se despliegan en las provincias del sur. En ellos, aparecen personajes comunes, banales, y con complejos de narcisismo. Estos viven rasguñando en la miseria para alcanzar un tipo de logro que satisfaga el bienestar individual y señalar las profundidades de la miseria humana es uno de los puentes fuertes y transversales de este libro. Sin embargo, en la mayor parte de estos no se alcanza a desarrollar el ambiente psicológico propio del canon del terror y eso se explica, en parte, por la brevedad de ellos.

El primero tiene un título creativo: la máquina. Un empresario inventa un instrumento mecánico para mejorar la producción de matar cerdos, sin embargo, prontamente el gobierno se hará de la misma para aniquilar opositores: “El gobierno me pagó una buena suma de dinero. Además, me dieron en forma exclusiva la concesión de vender todos los jabones que se produjeran con los cuerpos de ellos ejecutados” (17). De modo, que el protagonista dentro del realismo sucio exhibe morbosamente su condición de empresario que busca la asociación sin ningún código para lograr el éxito.

Otro de los cuentos que se perfila bajo el canon del terror, es “el gato de mis padres”. En la que un ladronzuelo, tras el robo a un automóvil y posterior, choque queda cuadripléjico. Enseguida, reconocemos el ejercicio de taller, que es emular a Edgard Allan Poe, pero con características particulares y sin la capacidad propia de “nevermore”: “el gato maldito. Era de color negro, con ojos verdes, pelaje corto, cola larga y poco más grande lo normal” (21). Por esto, la intertextualidad predomina y nunca logra sacudirse de la misma, aunque se instale una perspectiva cotidiana donde subyace el delirio con final predecible.

La capacidad de narrar es deslumbrante en el “el mariscador” cuando uno de los tripulantes de altamar pasa a ser protagonista sin ser destacado por alguna razón particular: “un hombre, igual a todos los demás, tomó el canastillo…” (27). Por otro lado, son incontables las erratas y la falta de prolijidad tanto en puntos finales, nombres propios como “Fontoba” por la calle Fontova, mayúsculas en sustantivos comunes, y puntos suspensivos fuera de lugar que no solo me he encontrado en este volumen sino también, en otros del catálogo de la editorial.

A pesar de esto, dentro de los rescatables es la narración “sed de poder”, al que le falta homogeneidad en el ritmo de escritura, pero que observamos un escritor protagonista en clave autoficción, que se sorprende de la maquinaria política hasta convertirse en cómplice no sin su cuota sanguinaria. Asimismo, el cuento que le da el título a la obra, desarrolla la maldición familiar que pesa en el protagonista de origen europeo, en la que intentará resarcirse, pero el delirio es más fuerte y provocará que la historia vuelva a comenzar.

En términos generales, Maldito sea el fruto de tu vientre (2019) son cuentos anodinos, con un ritmo irregular y prácticamente planos, donde la consigna es dar cuenta de personajes imbuidos en la miseria y su estética neoliberal. Por lo que refuerza un conjunto de sujetos que siempre han estado presentes como enfermos sin atención, personas tóxicas, ancianos empobrecidos o trabajadores explotados. Ante todo, solo falta considerar el horror mágico como la emergencia de un conjunto de escritores, así como editoriales que buscan técnicas comerciales catalogadas como “nuevo terror en Latinoamérica” desde el sur para tener cabida del escenario actual.

Maldito sea el fruto de tu vientre. Jack Elkyon. Austroborea ediciones, 2019, 116 páginas.

Reseña: Pigmentaciones fúngicas (2019).


 


Reseña: Sustentabilidad y aplicación de los hongos en artesanos chilenos.

Pigmentaciones fúngicas en la madera. Spalting y sus usos en el arte (2019) de Nicole Iroumé Awe realiza una investigación desarrollada en un año, sobre la aplicación de los hongos que han interferido en las maderas y que son utilizadas en el campo del arte chileno. La autora define que “el fenómeno del spalting como cualquier tipo de coloración o pigmentación ocurrida dentro de la madera (no solo en su superficie) causada por uno más hongos (18-19)”. Por otro lado, este volumen tiene cuatro grandes capítulos: introducción a las modificaciones cromáticas producidas por hongos, el uso de la madera con spalting en la historia: una breve revisión de las técnicas de la intarsia y la marquetería en las artes decorativas europeas, ¿Spalting en la historia local? Muebles y objetos de madera en Chile, y spalting contemporáneo.

En el capítulo 1, da cuenta de los orígenes de la manipulación de los hongos, sin demasiada especificidad o registros antiguos. Sin embargo, se reconoce una mayor fuerza en este tipo de usos entre el siglo XV y XVI en Europa debido a la necesidad de ampliar la paleta de colores naturales o sintéticos, y mejorar el atractivo visual de los diseños artesanales. Asimismo, diferencia tres tipos de pigmentaciones en la madera: La primera categoría son los hongos que generan una decoloración blanquecina donde descomponen la madera donde pierden su calidad estructural ya que se convierte en un material suave y blando. Luego están los hongos que pigmentan, donde no afectan mayormente la madera, pero sí se mueven dentro de ella, porque depositan pigmentos extracelulares y ocasionan manchas penetrantes. Y por último, están los hongos con diversas incompatibilidades que se producen entre variaciones genéticas en sí mismo o entre hongos (20-22).

En el capítulo 2, menciona el uso de mosaicos como técnicas desplegadas en los muebles. Estas incrustaciones de pequeños trozos de madera sobre piezas del mismo material, podían ser tanto fúngicas y/o combinadas con otros materiales de mayor valoración. Según lo que señala la autora, estas técnicas datan de la antigüedad tardía, pero durante el Renacimiento italiano (s. XII-XIII) se vuelven habituales. Entonces, a medida que se fortalecían las prácticas del embutido, el entablado y los paneles, también se fueron perfeccionando las herramientas para mejorar la producción. Este apartado, identifica subunidades como la introducción de los colores y texturas naturales, la categoría de decoloración blanquecina tratada en el primer capítulo.

El capítulo 3 es el más amplio del libro, porque es un relato histórico sobre el transporte de muebles españoles y posterior, producción durante la Capitanía General de Chile. Nuestra condición de segundo orden, en el mapa geopolítico, determinaba la preponderancia del material o producción de spalting: cajas, arquetas, cofres, bargueños o papeleras y muebles para guardar era lo que mayor se transportaba entre el XVII y XIX. En este sentido, el fortalecimiento de estos materiales se justifica con el reinado de Carlos V quien fortalece lazos comerciales con Alemania. Esto explicaría, la presencia de los jesuitas bávaros en Chile, porque se consta la fundación de la Escuela de Arte Colonial en Calera de Tango hacia XVIII. Probablemente, esta escuela tengo su mayor representación en la Iglesia de Santa maría de Achao, en Chiloé durante el mismo siglo. Hacia el final del capítulo se indica que dichas representaciones estaban vinculadas al piano, de procedencia francesa, y que pertenecen a una clase alta ilustrada.

En el capítulo 4, la autora promociona el trabajo de la mentora Dra. Seri Robinson quien ha investigado las pigmentaciones en la historia y, además, ha potenciado múltiples aplicaciones para el mejoramiento de las obras. A partir de este trabajo y su vinculación con el medio, es donde aparece una serie de artesanos como pablo Araya Salvo, Alonso Moya Sánchez y Egon Muñoz Quezada ganadores del Sello de Excelencia a la Artesanía Chile. Asimismo, en Rapa Nui se menciona el trabajo de Marco Antonio Tuki Hito y en Curiñanco a David Leiva L. de esto último, carece de un análisis en profundidad que requieren intervenciones artísticas.

Pigmentaciones fúngicas en la madera (2019) es un libro de carácter consultivo que visibiliza, de manera general, la función de los hongos en algunos artesanos chilenos. Se observan fortalezas en la estructura global, en aspectos históricos y técnicos sobre las pigmentaciones fúngicas desde sus orígenes europeos. Por contraparte, la exposición de expresiones artesanales de las culturas pascuense y mapuche están fuera del rango de análisis o de comentarios. Esto es una debilidad, porque no se desarrollan perspectivas del sujeto creador y su vínculo con la naturaleza, propio de las culturas mencionadas. De igual modo, no hace reparo de la perspectiva etnocentrista y neocolonizadora desde la escribiente en un país imbuido en el capitalismo salvaje.

Pigmentaciones fúngicas en la madera. Spalting y sus usos en el arte. Nicole Iroumé Awe,

2019, 116 páginas.

Reseña: Guía de Campo Hongos de Chile II.

 


Reseña: Guía de Campo Hongos de Chile II: un libro interactivo.

 

Llegué a la guía de campo llamada Hongos de Chile II (2018) de la fundación Fungi, después de ver una noticia sobre la finalización de la producción cinematográfica película “Folil”, donde se visibiliza el mundo de los hongos y lo mapuche en el sur del país. Luego, una amiga comenzó a subir registros fotográficos de la temporada en redes sociales. De igual modo, el mundo científico dejó su aislamiento para participar en la difusión de sus conocimientos, y permitir que el mundo fungi estén fuera del imaginario alucinógeno o la dieta comestible de las personas.

Guía de Campo Hongos de Chile II (2018) es un manual que concentra esfuerzos y colaboraciones de científicos para establecer parámetros mínimos que abordan las manifestaciones fúngicas chilenas en el suelo, la madera y otros. Sin embargo, como cada instructivo que aborde la flora, esta siempre está limitada a un tiempo y es necesario aclarar que “la ingesta de especies aquí descritas como comestibles es de entera responsabilidad del lector y recolector”.

En términos generales de la maquinaria del ecosistema, los hongos funcionan como recicladores por excelencia de la materia orgánica, colaborando en la descomposición de materia viva en prácticamente todos los ciclos biológicos del planeta. Es decir, se alimenta en el lugar donde se encuentra, y también proporciona nutrientes.

Clasificar la naturaleza ha sido problemático debido a la movilidad biológica, pero según el Dr. Francisco Kuhar, el reino de los hongos es un intersticio de la biodiversidad porque no se les consideran plantas por no hacer fotosíntesis, pero también existen otras que se les considera como tales sin lograrlo. Por otro lado, los estudiosos han considerado investigar mediante rasgos comunes el origen de estas especies, ya que las ramas de las plantas y hongos se han ido alejando sustancialmente. En esta obra, lo que se hace es clasificar los diferentes grupos de hongos a través de la observación de la forma, el color, tomar medidas de su tamaño y el tipo de recubrimiento de las esporas que son características taxonómicas.

En la etapa de recolección es necesario utilizar un canasto de mimbre ya que permite la dispersión de las esporas. Además, contar con buenas guías de campo y saber tomar una esporada. Por ejemplo, se necesita pala o cuchillo para desenterrar la base de la seta, no recolectar ejemplares muy jóvenes o muy maduros, dejar los restos de materia orgánica no deseados en el lugar, fotografiar el lugar de la recolección y los que estén cerca, utilizar bolsas de aluminio o de papel encerado para envolverlos, bolsas de papel para almacenar el material reunido, entre otros (52-53).

Según da cuenta la dra. María Alice Neves, los hongos se alimentan por absorción y para eso necesitan descomponer en terreno abierto su alimento antes de ingerir. Se considera que la eficacia es tan alta que existen hongos para descomponer cada uno de los elementos de la tabla periódica, creados por el hombre, incluyendo elementos radioactivos (22). No obstante, la rápida delimitación de los ecosistemas y el aumento de los contaminantes humanos hacen cada vez más lento el proceso fungi.

Desde el cambio de siglo, Giuliana Furci George-Nascimento (Londres, 1978) ha focalizado sus estudios en la micología y en el área de conservación. Esto ha permitido que la científica realice un trabajo colaborativo con personas mundialmente destacadas en esta área. Por lo que observamos un activismo ecológico y legislativo pertinente en busca de protección al medioambiente.

Guía de Campo Hongos de Chile II es un volumen sobresaliente que fortalece la relación de la académica con la sociedad, permitiendo reconocer los elementos básicos para una población que convive y desconoce el reino fungi. Asimismo, se observa el amor y la fascinación de micólogos que luchan desde los estudios universitarios, como campo de lucha por la protección de los bosques. De paso, nos evitamos tener protagonistas anacrónicos que comen bayas venenosas en Hacia rutas Salvajes (1995) de Jon Krakauer.

Guía de Campo Hongos de Chile II. Giuliana Furci George-Nascimento. Fundación Fungi, 2018, 320 páginas.

Crítica: Abandonados (2020)

 



Crítica: Historias de supervivencia en el Chile precarizado. 

“Y si alguno quiere risa 
Tiene que volver la vista 
Ir mirando a las vitrinas 
Que adornan las poblaciones 
O mirar hacia la calle 
Donde juegan esos niños 
A pedir monedas de hambre 
Aspirando pegamento 
Pa’ calmar tanto tormento 
Que les da la economía. 
Cierto que da risa.” 

Fragmento letra de la canción “El viaje”  

del dúo Schwenke & Nilo. 

 

Los reportajes de Carolina Rojas están enfocados en áreas de poca visibilidad, pero de alto impacto. Con “Abandonados, vida y muerte al interior del SENAME” (2020) viene a refrendar la sostenida violencia por parte de la institución en recintos que buscan resguardar y proteger a menores de edad con sus distintas problemáticas: una especie de orfanato diversificado que tiene niños y niñas de todas las edades. Así es, el factor económico en la gente de escasos recursos está a la merced de la droga y múltiples formas ya sea delictual, intrafamiliar o parental. 

Hay una estructura de violencia y abusos que se omite históricamente. Una columna transversal que permite la descomposición de las familias y las infancias. Esto ha sido defendido tanto como la propiedad privada empresarial, pero los gobiernos que diseñan y organizan los recursos del Estado no otorgan la reparación para un crecimiento idóneo de los jóvenes chilenos. 

El trabajo de crónica tiene su valía en la capacidad del periodista en recoger las voces de las familias y los niños/as que han padecido tanto dentro de las casas de acogidas como verse sin parentela y recursos en las calles de Santiago. Un trabajo en terreno que se observa cuando recupera la voz de los desposeídos estando en la revuelta del 18 de octubre. En este caso el relato le da voz a Jonathan (15) quien comprende lo que ha sobrevivido y entre conversaciones se reconocen en esos letreros contra el Servicio Nacional de Menores (SENAME): “Ahora entiende que todo lo que siempre ha vivido, en su familia y en el liceo técnico industrial, es justamente eso: desigualdad” (145). O la experiencia de Byron (25) que se vino de la región de la Araucanía por el asedio policial “Me torturaron los pacos cuando tenía trece años, me pusieron corriente en los genitales, para que dijera si había armamento en mi comunidad” (153). De igual modo la emergencia y proliferación de banderas mapuche durante el estallido social, le permite un reconocimiento y simpatía por el derecho de existir de las comunidades indígenas. Mientras que Jason (16) expresa que: “en las paredes me dio como una alegría porque había más gente que pensaba y sentía lo mismo que yo, entonces fue una forma de liberarme de esa rabia que tenía dentro” (149). Y señala que ellos terminan en la calle luchando contra las Fuerzas Especiales para desahogarse: “Creo que uno termina en la Primera Línea o en las barricadas porque es una forma de desahogarse de todo el odio que tú tienes contra el sistema, en sí uno es resentido por todo lo que has vivido” (149). 

Como se ha señalado, esta normalización manifiesta es inversamente proporcional a la misión de reparación que pretende ser el SENAME. Irregularidades, desorden y abusos en el ordenamiento de los problemas a las infancias de niños chilenos que tienen el derecho a existir están demostradas en este volumen que pretende dar cuenta de que Chile no lo está haciendo debidamente en materia de justicia y reparación. 

Crítica literaria: Zumbido de Emily Dickinson (2019).






Crítica literaria: Campanas de domingo en Emily Dickinson.

  

Emily Dickinson (1830 - 1886) es una poeta norteamericana conocida por su obra que es rupturista, en términos formales, durante la época de la guerra civil. Por décadas, su escritura ha sido vapuleada, omitida y menospreciada por críticos, estudiosos y grandes escritores quienes han creado un velo de ignorancia. Sin embargo, con el tiempo y las luchas sociales, han propiciado otras perspectivas para que sea reconocida por su propuesta y ha permitido que muchas escritoras contemporáneas sean influenciadas.

Zumbido (2018) de Emily Dickinson (Universidad de Valparaíso ediciones) es la traducción realizada por tres escritores chilenos: Verónica Zondek (con traducciones publicadas de Anne Carson, Anne Sexton, June Jordan y Derek Walcott), Rodrigo Olavarría (consta a su haber varios trabajos publicados sobre poetas norteamericanos) y Enrique Winter (con traducciones de G.K. Chesterton, Philip Larkin, Charles Bernstein y Susan Howe). Esta edición bilingüe consta de poemas y cartas recogidas desde el libro más respetuoso y considerada por la escritura de la autora: Emily Dickinson’s poems, as she preserved them (2016) de Cristiane Miller.

En este volumen que recoge gran parte de los 1800 poemas escritos. En términos de forma observamos similitudes con los epigramas y el haikú debido a su extensión breve. La introspección de los silencios y la observación desde su alcoba dispone a la Naturaleza como uno de los temas esenciales de los versos e influye en los estados de ánimos de la escritura. Por cierto, acaba de salir en España un herbario donde se clasifican 400 especies que tenía en su jardín.

El acto de traducir es complejo y tiene múltiples facetas. En el preludio, Winter aclara el método de trabajo utilizado entre los integrantes: muchas horas de diálogo, investigación y distanciamiento con otras traducciones. Es decir, construir una política de traducción se despliega mediante el respeto y comprensión a los lineamientos originales de la autora: los guiones separados por espacios, distinguiendo las mayúsculas, manteniendo el metro, las rimas y las aliteraciones. Por ejemplo: “Hay en Dickinson un cambio de las reglas del juego: allí donde el lector espera la ritma, la quita, o bien la hace sentir sin que esté ahí, como en <<resplandece>> y <<goce>>; allí donde el lector espera una sílaba, pone dos o ninguna”. Y, por último; “en la poesía de Dickinson hay a lo menos dos ritmos operando, el de la línea y el de la frase, que no siempre coinciden, sea por estos quiebres o bien por la suma de encabalgamientos” afirma el texto.

Biográficamente se le conoce por ser de las pocas escritoras que dedicó aislarse del mundo y crearse un mundo interior en su amplia casa de Amherst ubicada en Massachusetts, EE.UU. Abandonó los ritos religiosos sin dejar de ser creyente y desarrolló una vida austera en su habitación que le permitía instruirse intelectualmente. Dicha resolución se muestra en una misiva: “Me alegraría que satisfaciera su conveniencia venir tan lejos hasta Amherst, pero yo no cruzo el terreno de mi padre hacia casa o pueblo alguno”. Si bien, para muchos sería una tragedia, pero a menudo, recibía visitas y mantenía correspondencia con regularidad.

Finalmente, la selección de los mejores poemas en Zumbido por parte de traductores de experiencia, coloca en un lugar importante en la poesía de habla hispana. Además, vindica — por supuesto — el hermetismo, salta la barrera de la censura, los paternalismos de género, para descubrir las particularidades del material poético.

 

Dickinson, Emily. Zumbido. Trad. Rodrigo Olavarría, Enrique Winter y Verónica Zondek. Valparaíso, UV: 2018.

Crítica literario: El Museo de la Bruma (2019).

 


Crítica libro: Chile espeluznante

El Museo de la Bruma (Laurel, 2019) es la novela-artefacto del escritor Galo Ghigliotto (Valdivia, 1977) que reconstruye una colección histórica de grandes terratenientes europeos hacendados en la zona de la Patagonia. Este museo ubicado en Punta Arenas, fue construido en 1945 y quemado en el 2014. Estaba dividido en tres salas que mostraban las biografías de Julio Popper, un aventurero en busca de oro; Standartenführer Walter Rauff, ciudadano magallánico; y Bruce Chatwin, fabulador, explorador y mitógrafo británico, junto a A. P. Millard investigador de lo extraño, viajero del mundo y coleccionista de rarezas.

Aquí, aparece un trabajo curatorial en la que Ghigliotto trabaja con distintos registros, piezas rastreadas y recuperadas, que dan cuenta de una historia tachada. En tanto, el narrador se anula, emergiendo una voz colectiva que describe el estrago de la supremacía racial, de clase y de países que se dedican a construir efímeras riquezas a costa de esqueletos.

El blanqueamiento de las narrativas históricas en consecuencia de una identidad geográfica que se ubica como herramienta de anulación para las memorias. Y es que, el problema no es que exista y que se rescate, sino la capacidad de intervención para resituar el horror hegemónico. Pues nada más tóxico que una Nación incapaz de reconocer y juzgar lo espeluznante. En Chile, esta situación tiene formas discursivas que son localizables y el olvido suele ser un síntoma del alarde de impunidad.

La presente novela artefacto emula a la monumental obra de La Nueva Novela de Juan Luis Martínez, trabaja con una estructura aleatoria tipo capítulos de Rayuela de Julio Cortázar o los esquemas similares a la segunda parte de la portentosa novela los detectives salvajes de Roberto Bolaño y en la reconstitución de escenarios, en los “cuatro cantos funerarios” del poemario Reducciones de Jaime Huenún.

De hecho, realidad y ficción se sitúan como elementos complementarios, no siendo antagonistas. Porque la reconstrucción de este Museo de la Bruma ha sido parte de investigación desde cartas como el niño Selk’nam (pieza n°9 ), Gauguin (pieza n° 224), Otto Bismarck, pinturas o lienzos, fotografías como la aborrecible pieza N°98 “un atleta fueguino” (1887) o la de niños selk’nam esquilando ovejas, distintos testimonios, memorándum de la CIA sobre el probable asesoramiento de Walter Rauff a la DINA en Isla Dawson (Pieza n° 11), rayados callejeros, facturas por la compra de huesos indígena por parte del Museo Británico, archivos varios, registros alimenticios de expediciones de Julius Popper, defunciones de indios en la Misión San Rafael, dientes de oro, recortes de periódicos, sumarios judiciales, las referencias a otros libros como la recopilación de la periodista y escritora Virginia Vidal sobre Francisco Coloane quien comenta sobre los funerales de Rauff con la ilustre visita del escritor que lo despide con ilustres saludos nazis, entre otros documentos. Uno de los elementos clave es la capacidad de abrir el libro en cualquier segmento, el tono es trágico, a veces fantasmagórico, lleno de mitos y leyendas donde el hilo conductor se va entretejiendo en las voces y herramientas exhibidas.

El Museo de la Bruma refleja cuan enraizada está la impunidad y que, probablemente está desde la formación de la República. Entonces, cuando hablamos de “esos otros tiempos” es precisamente la incapacidad de asimilación y de empatía sobre los crímenes en que está cimentado el país y continúa produciendo desde las instituciones. Por último, esta soberbia novela representa la reconstitución de escena sobre una historia chilena –porque la patria no existe sino vende– que cambia de piel pero siempre se está comiendo la cola.

 

El Museo de la Bruma.

Galo Ghigliotto.

Laurel ediciones, 2019, 303 páginas.

Reseña: Feminismo obrero en Chile (2019)

 




Lucha y movilización del feminismo obrero.

 

Feminismo obrero en Chile (2019) de Manuel Lagos Mieres es el largo camino historiográfico sobre el anarquismo en Chile. En este volumen de 394 páginas describe, analiza y posiciona la situación de la mujer chilena desamparada, madre de huachos, violentada o siendo parte de familias precarizadas, y que vieron en el anarquismo de finales de siglo XIX y principios del XX, una herramienta de colectivización emancipatoria.

El historiador trabaja en ocho aristas donde la educación y la reflexión son la clave para disentir sobre las normas impuestas: primero, el progreso y la modernización de las ciudades; segundo, propagación del anarquismo en las ciudades y sus aportes; tercero, la apertura de la escena cultural de las mujeres; cuarto, la organización obrera, la distancia con los sectores conservadores y alianzas con sus semejantes; quinto, los sindicatos y las movilizaciones durante la década del veinte; sexto, la avanzada cultura feminista; séptimo, el discurso anarquista en la lucha contra el alcohol y la prostitución; y, por último, la salud y los cambios en la práctica sexual.

Es así, en términos ideológicos, el anarquismo señala que lo consciente determina lo material, por lo que comprende la existencia de la filosofía del cotidiano y de la transformación individual para luego cambiar la sociedad. Es decir, no existe revolución que pueda movilizar a otros, si estos cambios no parten de uno mismo, ya sea en nuestras prácticas sociales como amorosas y sexuales.

De acuerdo a los actuales, las visualizaciones son mayores, me refiero a que no existe un tipo de feminismo determinado, sino que las formas en que las personas se relacionan producen su autonomía entre ellas. Problemática que todavía es un campo abierto e irresoluto. De tal manera que, la reciente obra se instala desde la clase social más excluida, otorgando amplia dimensión a las condiciones de hacinamiento, de salud, laborales, además de configurar el impulso, las discusiones y reformas de temas prioritarios en la organización obrera anarquista.

En la emergencia y el desarrollo de las crisis que abordan lo político, lo económico y social, estos ocupan un espacio importante en el sistema de vida de las personas, porque entran en cuestionamiento con el presente, aflorando otros modos de habitar y representaciones que van teniendo mayor acogida en la población. Además, Lagos Mieres afirma que es recurrente que, en tiempos de revueltas, sean las mujeres quienes sean el cimiento de organización frente a los conflictos sociales.

En este tipo de familias existía una alta natalidad y mortalidad, las que tuvieron que acomodarse en conventillos de la manera que pudieran provocando hacinamiento, mientras tanto, las obreras transitaban (y transitan) por un doble trabajo, ya sea dentro del hogar o en el trabajo asalariado. En aquellos lugares corrían los ratones por las vigas y el bracero era el sistema de calefacción, nuestras madres ocupaban y socializaban las áreas comunes del lavado en artesas, mientras que, la infancia jugaba al lado de los desagües que daban a las acequias repletas de basura y excrementos. Debido a que, comienzos del siglo XX, el alcantarillado estaba reservado para las calles vinculadas al comercio.

Por otro lado, las mujeres cumplían labores como bordadoras, matronas, lavanderas, costureras, tejedoras o empleadas domésticas, pero también estuvieron en sectores manufactureros, agricultura, transporte, entre otros. En tanto que, en los sectores industriales se observa una mayor discriminación en el pago de los salarios, es decir, las mismas tareas entre hombres y mujeres eran pagadas de manera desigual. Por lo que el autor muestra que este es un problema cultural que atraviesa siglos sin transformar y que es sustentado por los empresarios con el fin de abaratar costos.

En el campo de educación, los niños proletarios no tenían enseñanza escolarizada, siendo muy pocos los que completaban seis años en la básica y prácticamente nadie cursaba la secundaria. En cambio, la mayoría de las niñas se ocupaban del cuidado y trabajo doméstico. Entonces, cualquier forma de emerger se veía impedida socialmente. Incluso así, la instrucción ha sido el pilar fundamental para el avance de la liberación y era recurrente abordar estas temáticas tanto en las obras culturales como en los periódicos de Santiago y Valparaíso.

Finalmente, el estudio y la aparición de la obra Feminismo obrero en Chile. Orígenes, experiencias y dificultades, 1890-1930 grafica el esfuerzo de autoedición, que no parece antojadiza en su perspectiva contemporánea, porque revitaliza la discusión con una robusta bibliografía sobre el campo y el ejercicio de las ideas, las que están encarnadas en la omisión de quienes escriben Historia del país.

Lagos Mieres, Manuel. Feminismo obrero en Chile. Orígenes, experiencias y dificultades, 1890-1930. Autoedición: 2019, 394 páginas.

Reseña: Aborto libre. Materiales para la lucha y la discusión en Chile (2019).


 


“Gracias por venir, pero no puedo con esto.

No me hace feliz, vuelve a descansar”

expresión referida por una mujer

después de haberse practicado el aborto en Chile, 2019.

 

El tema del aborto no es un asunto privativo de las clases burguesas, sino de libertades civiles femeninas. Históricamente el país logró mejoras en las prácticas, pero que retrocedió sustancialmente con el golpe de Estado. Tras esto, el procedimiento ha sido omitido y precarizado, pero que actualmente, ha ido evolucionando y visibilizando por las movilizaciones feministas desde el siglo XXI.

Lejos del enjuiciamiento y exceso de tradicionalismo medieval, el acto de abortar no solo es peligroso realizarlo, sino que para la persona es una carga emocional potente. Puesto que, antes de los tres meses, el cuerpo femenino se prepara para recibir a una criatura y se evidencia un embrión que no tiene discernimiento y biológicamente, está en un incipiente desarrollo. Por nuestra parte, es difícil alcanzar a dimensionar este trance en sus distintos niveles, y nuestro lugar debiese ser de máximo apoyo.

Aborto libre. Materiales para la lucha y la discusión en Chile (2019) es un volumen de 183 páginas, compilado por la © doctora en Filosofía de la U. de Chile, Karen Glavic, donde reúne diez perspectivas ensayísticas. Entre las autoras encontramos: feministas, filósofas, torturadas políticas, historiadoras, abogadas, sociólogas, políticas, psicólogas, psicoanalistas, matronas y activistas, las que asedian los últimos años de movilizaciones feministas en el mapa geopolítico.

La doctora en filosofía (UMCE) Alejandra Castillo, comprende las contradicciones chilenas como fracciones dominantes: la católica conservadora y otra, neoliberal. La primera pertenece a la religión, en ellas, las iglesias instalan la idea de que el ejercicio del aborto es instauran sobre las mujeres la percepción bíblica de que el aborto corresponde a aquellas malas mujeres pobres puesto que practican un libertinaje prohibido. Mientras que la segunda, el mercado permite la participación de las mujeres desde perspectivas heteronormadas y reproductivas. A partir de estas bases, el aborto libre es el lugar de una transformación radical y necesaria que superan las fracciones dominantes. Entonces, el aborto libre no solamente es la determinación de la mujer sobre su propio cuerpo, sino también, “una política de la alteración del orden heternormado y reproductivo” (48).

La expresa política durante la dictadura chilena y medica María Isabel Matamala Vivaldi, afirma que la nula consideración durante el período posdictatorial permitió el escaso avance, y sostiene que los obstáculos son “expresiones del biopoder que (…) imponen obediencia al mandato patriarcal de maternidad obligatoria” (51). De lo anterior, la autora instala una seria de problemáticas que impidieron que se ampliara la ley 21.030 que consiste en la “despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales”: desde la objeción de conciencia desde máximas fundamentalistas, la política del consenso, falta de estrategia a la avanzada reaccionaria, ausencia de temas sexuales y reproductivos en las aulas universitarias, falta de diálogos con las poblaciones en busca de apropiación de poder para ejercerlo, falta de diálogo de la presidenta con los movimientos feministas, los discursos misóginos, y la intervención estatal a través de protocolos de objeción de conciencia desde el ministerio de salud son los derroteros que impiden que las luchas feministas avancen.

Hillary Hiner dra. en Historia y Lieta Vivaldi abogada ambas por la Universidad de Chile, realizan un breve recorrido histórico de las luchas feministas correspondientes a las burguesías ilustradas en las tertulias del siglo XX. Para luego continuar con las articulaciones y movilizaciones feministas desde cambio de siglo: “Para las que estudiamos en la década del 2000, las demandas feministas eran muy difíciles de plantear: eran consideradas o ya superadas por una supuesta igualdad o bien ajenas a las prioridades estudiantiles” (80). Esto es, la lucha por el aborto dentro de la academia marca un avance concreto en las líneas del cambio cultural universitario y convergente dentro de las líneas democráticas del consenso. Este capítulo de alto interés, queda al debe debido a la incapacidad del grueso movilizador de realizar experiencias en las poblaciones y con las clases populares, lugares fundamentales para introducir la transformación feminista.

La feminista y socióloga Angela Erpel Jara, muestra el trabajo activo y coordinado de grupos de mujeres por llenar el vacío del campo de lucha: algunas plantearon la apertura y el fortalecimiento del rol del Estado, otras adscribieron a grupos de abogacía, apelando a la incidencia directa en las agendas políticas de los países, y grupos autónomos que plantearon tomar el aborto por mano propia y gestionar directamente, desde grupos feministas, el acceso al aborto seguro (99).

La diputada del Partido Comunes (FA) Camila Rojas Valderrama y la feminista Macarena Castañeda por el mismo partido, se instalan desde el marxismo feminista (y algunas referencias a Federici) para esquematizar la producción de la vida y el lugar que ha sido posicionado la mujer en Chile: “el ser mujer dentro de dicho marco y la producción política de lo femenino, es cuando la lucha por el aborto puede tomar la potencialidad de reapropiación de la capacidad reproductiva de nuestros cuerpos e interpelar directamente al modelo de desarrollo” (107). Asimismo, hacen un llamado a la continuar movilización social para conseguir la justicia social.

La psicoanalista Constanza Michelson pone el acento a partir del lema: “yo aborto porque hago lo que quiero con mi cuerpo”, para luego salir del campo de la literalidad donde problematiza los campos de acción de la mujer sobre la decisión de una existencia, porque el aborto es una cuestión de clase social y de rango etario. En síntesis, la ilegalidad del aborto es la criminalización de la educación o el miedo al libertinaje sentimental-sexual. Cuando este enjuiciamiento cambie, la sociedad cambiará considerando a “las mujeres como sujetos, quienes podemos elegir una existencia, que no es lo mismo que hacer lo que uno quiera” (124).

A pesar de que las demandas feministas han tenido alta resonancia social, la política de los consensos limitó los objetivos de la ley, lo que corresponde a una restringida transformación en las estructuras institucionales y derivando a una resistencia activa de los sectores conservadores. La matrona (UCh) Pamela Eguiguren cuestiona la objeción de conciencia de los gineco-obstetras quienes desde su anacronía representan el último bastión de resistencia cultural y política en la instalación de la ley sobre el aborto en tres causales: riesgo vital de la mujer, inviabilidad fetal y violación. Ella, enfatiza de que la objeción de conciencia es la expresión del individualismo y una falta a las obligaciones sociales demandadas en las leyes de la república (130).

A partir del fundamentalismo de Jaime Guzmán y los consensos de la Concertación en el presente tema se ha postergado la salud de las mujeres. La feminista, psicóloga y psicoanalista Paula Sáez Arellano, reflexiona sobre la ley de aborto en tres causales es un avance, la autora señala que es ley muerta: “la ley de despenalización del aborto pasa a ser paradojal: en su contenido manifiesto autoriza el aborto, pero en su contenido latente, lo niega” (162). Tras esto, aparece un intersticio durante la negociación legislativa, pues emerge el programa de acompañamiento estatal. De modo que funciona como institucional con conciencia para defender el embrión. Entre ellos aparecen “el aborto nunca es deseable” y “en consecuencia, el Estado debe generar las condiciones que eviten que las mujeres enfrentadas a las 3 causales definidas aborten” (165). La autora concluye que la mujer solo es considerada digna de respeto en sus derechos en calidad de víctima comprobable, de lo contrario se le considera victimaria (174). Por lo que todavía queda mucho por luchar.

La activista, docente e investigadora Ruth Zurbriggen presenta un relato en el acompañamiento del proceso del aborto. La angustia, tomar la decisión, la desesperación, la incertidumbre, los miedos y el dolor son la constante en miles de abortos anuales. Pese a que el resultado fue positivo, el aborto es y seguirá siendo un acto punitivo donde las mujeres se deben tener unas a otras.

Aborto libre. Materiales para la lucha y la discusión en Chile (2019) tiene en su valía la calidad y heterogeneidad de los ensayos de las autoras donde cumplen con instalar distintas aristas sobre el derecho a abortar. Por tanto, es un aporte intelectual, en la búsqueda de dar razón y discusión a la autodeterminación de los cuerpos.