domingo, 3 de agosto de 2025

Crítica de libros: Novela “Laudes” (2025) de Celso Iturra: soledad, crisis de identidad y desconexión social.



Celso Iturra Avendaño (Pudahuel, 1994) más conocido como Xelsoi y creador de contenido en redes sociales, lanza su primera publicación en serio con la novela Laudes (Editorial Imaginistas, 2025).

El protagonista de esta novela es Natanael, un joven gay que vive con Paula, compañera de vivienda en Santiago. La vida del personaje central, gira en torno a una rutina monótona, pues su trabajo de freír papas en un restaurante de comida rápida parece ser el ancla principal. No hace críticas sobre su empleo; más bien parece haberse resignado a él, aceptando la aparente satisfacción que ha ido construyendo a su alrededor.

Su vida social es limitada. No se integra en ninguna comunidad, y apenas, interactúa con colegas y algunos mensajes esporádicos que encuentra a través de aplicaciones en internet. Esta desconexión es una elección silenciosa, porque Natanael se ha entregado por completo a esta forma de vida, donde la soledad es una constante, pero una que parece no querer o no saber cómo romper.

La narrativa de Iturra intenta ser recargada, recurso que aparece de manera fútil y no se desarrolla por completo: “El placer azota como un terremoto las paredes de Natanael -más bien sus tabiques, de la hechura mezquina que caracteriza la codicia inmobiliaria-”. Si bien el intento de usar este recurso es literariamente atractivo, la falta de consistencia debilita su impacto.

El protagonista atraviesa una crisis de identidad en la que se siente invisible y sin valor para el resto. Esta invisibilidad lo lleva a un ensimismamiento doloroso, donde su única interacción con el mundo gay es a través de la observación silenciosa. Escucha, mira y desea a otros hombres en silencio, sintiendo que él no pertenece a ese grupo de “hombres de verdad”:

“Gabriel también era un hombre de verdad. Aunque su ropa nunca combinaba, siempre se veía bien. Nunca se callaba y siempre estaba hablando de algo importante, como política o plata. Tomaba mucha cerveza, pero su abdomen se mantenía plano, sólido. Fingía una voz más grave de la que le salía y, cuando se estiraba, sus oblicuos aparecían debajo de su polera como una flecha en dirección a su entrepierna”.

De este modo, se evidencia cómo las imágenes de internet que el protagonista consume influyen directamente en su vida, al replicar los patrones de identidad masculina que la sociedad y el mercado imponen. Las características de hombría que se ofrecen son superficiales y estereotipadas, lo que promueve un modelo inalcanzable.

Esta introspección lo sumerge en una autopercepción negativa, que se ve agravada por un apetito sexual insatisfecho y desmedido: “Natanael, en cambio, no conseguía encontrar al hombre en sí mismo: sus manos le recordaban a las de un niño por lo suaves y gordas, jamás hablaba primero en una conversación y no sabía hacer ninguna gracia”. A pesar de masturbarse regularmente (ya sea con el condón de su compañera de casa o el calcetín usado), la mirada de sí mismo como un hombre deseable y la constante comparación con los demás lo mantienen atrapado entre la frustración y la soledad.

Sin embargo, esta búsqueda de encontrarse y sentirse cómodo resulta incauta. Natanael no se integra en colectivos de gustos similares, se limita a mirarse el ombligo. Esto ha moldeado su personalidad, volviéndolo tímido, abstraído y confuso. Su mundo se ha reducido a la pantalla del móvil, donde el deseo y la realidad se confunden, dejándolo más aislado que nunca. Debo agregar que el impacto en las pantallas móviles y la falta de habilidades sociales deriva en relaciones complejas y la desnaturalización del personaje, puesto que no tienen control emocional para resolver conflictos de manera oportuna, sin tener que sacar los trapos sucios al sol innecesariamente.

Celso Iturra aborda amplios temas como la soledad, la crisis de identidad y la desconexión social en el mundo digital, los encuentros casuales entre hombres o el interés por observar lo íntimo en el Santiago donde los departamentos parecen mediaguas de concreto.

Más allá de la verosimilitud de la cultura gay, Laudes (2025) presenta debilidades estructurales que afectan el mensaje: Natanael es un ser unidimensional, dominado por el narrador omnisciente, incapaz de rebelarse en el Chile neoliberal que lo ha convertido en una figura plana cuya única motivación lo vuelve superficial. Celso Iturra pierde la oportunidad de tener una voz reveladora y crítica, ya que eligió simplemente la banalidad de las crisis sentimentales por falta de sexo.

Laudes

Celso Iturra Avendaño (Pudahuel, 1994)

Editorial Imaginistas

2025

118 páginas.-

 

sábado, 26 de julio de 2025

Novela “Maule” de Trinidad Castro: la infancia rural en Chile

 


Maule (Editorial De la Lumbre, 2025) de Trinidad Castro (Curicó, 1985) es una novela que evoca la infancia rural en Chile. No es cualquier niñez la que nos presenta, sino una con privilegios, hija de padres empresarios del rubro agrícola y con un bienestar distinto a las otras personas que la rodean.

La obra está construida por múltiples fragmentos donde no se señala el inicio o final de cada recuerdo. Aunque la memoria no es lineal ni completamente confiable, predomina un tono optimista y de gratitud hacia la infancia. Dicha etapa de crecimiento transcurre sin mayores preocupaciones, donde el personaje principal y sus hermanos se dedican al juego y son atendidas por las empleadas domésticas que siempre las mimaron, incluso por sobre los hijos propios.

La narrativa se enfoca en el ensimismamiento del sujeto femenino donde no interactúa con personas diferentes a ella, ya sea por curiosidad o negación. Esto moldea su identidad y visión de mundo. No hay un colectivo y si aparece, la protagonista está lejos y no se involucra: “Luego venían los temporeros y los camiones. Nosotros mirábamos desde el camino cómo llenaban las gamelas que canjeaban por fichas de póker y después las fichas por la paga y una hogaza de pan” (38). Tampoco se observa problematización del sistema laboral en el campo chileno, debido a que, estas situaciones están higienizadas, mientras que la patronal, a través del sistema de pago, ejerce un control económico-material que influye en la sociedad rural.

Parece que optar una voz infantil evita abordar las dimensiones políticas que implica crecer en un entorno con prerrogativas. Es decir, que tenga acceso a un baño con alcantarilla y, en cambio, su amiga de juegos, la inquilina Jessi, dependa de un pozo negro, resalta los contraste y visibiliza las desigualdades, colocando de esta manera en evidencia las contradicciones que el neoliberalismo celebra y justifica.

La obra tiene un enfoque que permite una exploración más personal, de agradecimiento y asombro, pero tampoco hay una mirada crítica de hechos que conforman el pasado, sino más bien, se presume: “Nos recibían como reinas cuando acompañábamos a papá, y nos traían un tazón de plástico con leche tibia y un pan con palta que era distinto al que comían los niños de ahí” (40). No solamente hay una distinción de clase sino también, una situación hedónica donde hay diferenciación y sobresalgo.

La “Ñora” es la empleada de casa que mayor tiempo acompañó a la protagonista, ella fue leal a los patrones y crió a los cuatro hijos hasta que estos se fueron de la casa, o del país. En el relato la narradora la recuerda con añoranza en los años en que estuvo bajo su cuidado, su preocupación y los afectos. Durante aquel tiempo se generó un importante cariño hasta su muerte: “La Ñora se murió en la noche. Estaban sus hijos, estaba mi hermana. Yo seguía lejos” Se observa la imposibilidad de no poder acompañarla en los últimos días, pero también un grado de expiación, mediante la escritura para subsanar, el peso de la culpa al no alcanzar a agradecer lo trabajado hacia ellas.

La escritura sobre la infancia en un tono autoficcional resulta siempre evocador, íntimo y propicio para explorar la memoria y purgar castigos, porque la mayoría de estas literaturas transitan por la edad de oro de la infancia donde hay un intenso vínculo con sus progenitores/cuidadores. Esto sucede en Maule (2025) de Trinidad Castro, la narrativa se presenta como una trama porosa, ya que nos revela un paisaje idílico, aparentemente inocente y lejos de la composición de la sociedad maulina. Sin embargo, tras esta fachada, la autora inadvertidamente refleja una desigualdad profunda en el Chile rural, una realidad que los padres contribuyen a mantener.

 

Maule

Trinidad Castro Amenábar

88 páginas

Editorial de la Lumbre

2025.

 

martes, 8 de julio de 2025

Telepunga (2025) de Arelis Uribe: cuentos arriba de la pelota




Varias bandas de música, antes de lograr reconocimiento, graban un considerable número de canciones y seleccionan las mejores. Con base en estas experiencias y producciones musicales, disponen de material para su segundo disco. Así ocurrió con Nirvana, que tras realizar numerosos conciertos con el álbum Nevermind (1991), la banda contó con material suficiente para publicar Incesticide (1992).

Tengo la impresión de que Telepunga (Los libros de la mujer rota, 2025) de Arelis Uribe (Santiago, 1987) viene de la misma camada que su primer libro de cuentos. Al igual que en Quiltras (Los libros de la mujer rota, 2016), se repite la narrativa testimonial sobria, donde los afectos y la candidez juegan un papel determinante en la convivencia social.

Esta vuelta también se entiende como un proceso transversal, ya que regresa a una editorial pyme tras la publicación de la novela de autoficción Las heridas (Emecé, 2021). Además, coincide con su vuelta al país después de completar sus estudios de Escritura Creativa en Nueva York.

Estos nueve relatos, tienen en común las desigualdades sociales, el abuso del patriarcado, la precarización laboral, una educación estricta que fomenta estereotipos y jerarquías sociales. Dentro de esta literatura minimalista, los personajes que retrata Uribe corresponden a una generación parcialmente abandonada, sin apoyo emocional. Provenientes de comunas periféricas estos jóvenes se encuentran en su mayoría, sin apoyo familiar.

En el primer cuento, “La escopeta”, el protagonista debe asumir responsabilidades a la orden del padre que se enorgullece si protege el hogar ante su ausencia.

En el relato “Miss Lola”, se refiere a Dolores Verdugo, profesora de Historia en un colegio de clase media y aspiracional, donde la enseñanza se ejercía a la antigua, es decir, la educación basada en tener disciplina y memorizar fechas relevantes.

En “Cuarto Medio”, tres amigos y una amiga se gradúan y se emborrachan hasta el olvido en algún sector de la ciudad, dos de ellos abusan de la excompañera de curso a vista y paciencia del protagonista.

En “La posta”, Paula y Julián han cumplido con todos los objetivos de clase media, salvo tener un hijo. Un día cualquiera ellos se encontrarán con Jennifer, una joven que está pasando por un mal momento y con carencias afectivas. Paula la acompañará a la posta para enterarse de la triste realidad que la rodea.

En “Nos quedamos a solas”, la protagonista mantiene conversaciones en diferentes momentos con el maestro pintor Mardoqueo, quien le ayuda a limpiar la casa, y con el profesor Pancho, Técnico en Educación Parvularia y con síndrome de down.

En “Casa de muñecas”, el protagonista visita la casa familiar de su novia, la Jose. Allí también se encuentran sus primas menores, entre ellas Catalina, a quien distingue no solo por su aspecto físico: “tenía cinco años, era menuda y bien proporcionada”, sino por su carácter silencioso. La voz situada en el sujeto pedófilo señala que la menor es la que se acerca de manera demostrativa, por lo que sitúa al protagonista como víctima.  

La elección de adentrarse en la perspectiva del narrador pedófilo, provoca compartir su manera de pensar ante la ausencia de juicio condenatorio. De esta manera, brindarle espacio y visibilidad como una víctima de los encantos de una niña implica defenderlo.

En “Solo para argentinos”, una estudiante chilena describe lo que significa adaptarse a otra cultura y no tener los papeles en orden al momento de ingresar a la universidad. Sin embargo, por el tono y la perspectiva empleada, pareciera estar deslumbrada por la cultura argentina, sin reservas.

En “Trenes”, la joven protagonista lidia con las decisiones de sus padres y por ello, toma responsabilidades en la nueva dinámica familiar. La figura paterna se muestra como un padre impoluto e incólume, evidenciando una dependencia emocional que no ha sido superada.

El último cuento, “telepunga”, que da nombre al volumen, la narradora describe de manera fehaciente y con un tono de optimismo la situación laboral en una cadena de pizzas. Desde una perspectiva realista social se presenta a través de la forma de narrar los hechos, la precariedad laboral para los jóvenes, la animosidad entre las mujeres y las dinámicas entre trabajadores universitarios.

La obra emplea el lenguaje coloquial chileno, al utilizar expresiones como “bacán”, “pescar al toque”, “apanador”, “guachita”, “cuídala vos”, “tomamo la 210”, “pechar” y “poto”. Las jergas nacionales, permiten caracterizar a los personajes, otorgar más credibilidad a la obra, visibilizar la riqueza de nuestra lengua que en muchas ocasiones es menospreciada.

Telepunga de Arelis Uribe evidencia confianza y disposición en su línea creativa. Los relatos se consolidan principalmente más en la trama que en el desenlace, presentando una fluidez técnica y un amplio abanico de modos narrativos. Esto, sin embargo, no se refleja significativamente, porque son abordados de manera estos temas como algo trivial, sin mayor reflexión.

 

Telepunga

Arelis Uribe

2025

Editorial Libros de la mujer rota.

116 páginas.

viernes, 20 de junio de 2025

Crítica literaria: "La voz de la casa": Rosabetty Muñoz retrata la vida contemplativa en tiempos de pandemia.

 

La voz de la casa. Ejercicios para vivir el confinamiento (Editorial UCM, 2021) de Rosabetty Muñoz (Ancud, 1960) es un conjunto de 44 poemas realizados durante la pandemia del COVID. La prosa rescata y expresa una forma de vida que contrasta con la rutina de las grandes urbes. Una existencia donde cohabitar la casa representa el espacio de seguridad y calidez, un regreso al espacio interior donde el silencio y los juegos centrados en los niños se vuelven el gran fogón del hogar.


La presencia de los caparazones de mar son símbolo de protección y resguardo en el año de la peste. Así la perspectiva de los poemas radica en la búsqueda de la vida ascética; austera y no pobre; reflexiva y no superficial. Este enfoque busca la existencia modesta, vinculada a la naturaleza y alejada de las estridencias del mundo moderno. Es decir, la poesía funciona como medio para explorar y descubrir el mundo de manera directa y sin lo virtual que propone la tecnología, en tanto simulacro de la realidad, enfatizando la importancia de la introspección, la comunión con la naturaleza y la interacción con el otro.


En este país, donde muchas personas residen en la Región Metropolitana y leen autores de Santiago, esta obra amplía la perspectiva y muestra que la vida agobiante, donde la velocidad del metro es la norma, contrasta con otras formas de vivir, donde la pausa y el descanso están más cercanos al Paraíso. Sin embargo, estas formas de vida están amenazadas y depredadas por la economía extractivista del libre mercado en la que está inserto Chile.


Frente a las vicisitudes como la pandemia, la escritura de Muñoz, es otra variante de lo que significa estar recluido, el hecho de observar el temporal incita a la contemplación: “No sirve de nada temer a los elementos, más vale entregarse a la experiencia natural que a veces deja caer todo el violento azote en los cimientos de la casa”. Es decir, el uso de la metáfora indica una doble lectura de los elementos. La naturaleza y la muerte, en tanto hechos innegables y destructivos, son eventos canónicos donde pareciera que nos atañe resistir su paso en la vida, no solo nos acechan sino que acompaña nuestro cotidiano.


Así como en Santo Oficio (2020) donde las preocupaciones sobre la vida y la muerte, lo religioso permea su estética, en tanto síntoma que cruza su obra, en La voz de la casa (2021) Rosabetty Muñoz, configura el imaginario de construir el hogar en base a valores como la sinceridad, la calidez, jugar con los hijos o nietos, regresar a la tradición de nuestras madres, y más allá de la pandemia,realizar una introspección consciente que ordene nuestros pensamientos y emociones. Pero, a su vez, mantenerse vigilante frente a los tiempos de incertidumbre y muerte.


La voz de la casa. Ejercicios para vivir el confinamiento

Rosabetty Muñoz

Editorial UCM

2021

88 páginas.-

domingo, 11 de mayo de 2025

Crítica Literaria. Baladas románticas en tiempos de poliamor: Fracaso utópico en "La próxima vez que te vea, te mato" de Paulina Flores

 

La próxima vez que te vea, te mato (Anagrama, 2024) de Paulina Flores (Santiago de Chile, 1988) es su segunda novela de autoficción. Javiera, la protagonista becaria chilena, estudia postgrado en Barcelona y ha superado el tiempo permitido por la visa. Esta obra se focaliza en las experiencias de la protagonista, convertida en compañera de departamento de Manuel: un joven oriundo de Lima, músico punk y nadador que tiene una relación poligámica con Armonía y Laura.

Javiera se considera malvada y perversa, aunque está más cerca de la frivolidad y la desidia. Además, señala estar fascinada por lugares de mala fama como el barrio “El Raval” y personas de la periferia, los que cumplen una suerte de asesorías para los futuros acontecimientos: “Soy del tipo de persona que siente fascinación por lugares opacos y malditos. Alguien que aprecia la santidad tierna de los delincuentes”. Sin embargo, esta forma de vida, no es más que un engaño porque no lo habita, por más que está viviendo una situación donde los recursos son insuficientes, no ha llegado a un nivel de desesperación. De igual modo, junto a la situación de ser inmigrante, con episodios xenófobos, ella tiene bajas expectativas sobre su futuro dada la escasez de trabajo.

Observamos a una narradora que se presenta como una mujer dependiente, sumisa y pasional: “Nunca deseé con tanta fuerza ser una suplicante. Esperar a Manuel de rodillas y desnuda, practicar maullidos lastimeros. ¡Ten misericordia y déjame cosificarte!”. La situación expuesta en el relato está vinculada al amor libre como utopía, y también, como estrategia para suprimir el estado actual de las cosas. No obstante, esta práctica sin movilización, no es más que Javiera situada en una posición secundaria, la de suplente o sustituta. Esta figura femenina deseosa del cuerpo masculino y de afectos está en fase de espera, en una jerarquía distinta, nunca como una igual. Lo que me permite recordar la influencia de la canción romántica promovida por artistas como Luis Miguel, Gilda, Ana Gabriel, Gloria Trevi, Yuri, Rocío Durcal, entre otros.

La próxima vez que te vea, te mato es un libro ligero donde Javiera está lejos del estereotipo de la femme fatale que nos indica la contraportada. Sin embargo, su estadía en Europa será regresiva a las pretensiones con las que viajó. En busca de una nueva forma de amar, Javiera termina repitiendo los mismos valores y normas de la cultura patriarcal que buscaba deshacer. Es decir, ella refleja una emocionalidad hermanable con canciones como la balada romántica de Myriam Hernández: “El hombre de yo amo”.

La próxima vez que te vea, te mato

Paulina Flores

2024

Editorial Anagrama

200 páginas.


viernes, 2 de mayo de 2025

Crítica Literaria: Referencias personales (2024) de Matías Rivas: Informe de lectura del poeta selfie.

 

En Referencias personales. Literatura y autobiografía (Seix Barral, 2024) de Matías Rivas (Santiago, 1971), observamos un concierto de lecturas que combinan literatura y experiencias íntimas desde el lugar de pertenencia del narrador: un burgués temeroso de lo colectivo y de la metrópolis. Esta obra está escrita por un “intelectual”, que supuestamente se mantiene al margen del sucio mundo, uno esperaría que de la experiencia y el talante de Rivas como crítico y pensador emanara algo de iluminación. No obstante, la escritura reposa en grandes autores y con aspavientos, sin mediar una interpelación, ni tampoco actualizar su lectura dentro de la contingencia.

Si como poeta carece de fuerza, como ensayista se vuelve soporífero. Matías Rivas exhibe lecturas donde se refiere a sí mismo y promueve la literatura el estado de suspensión. Me refiero a que perspectivas literarias, fuera de una trama histórica se queda en el autorretrato. Nada peor que el ombliguismo y la autocomplacencia.

El autor se vanagloria de su habilidad para la contradicción y lo ambiguo. Así afirma que “La contradicción es inherente al desarrollo del pensamiento” (26) y para ello se basa en los ensayos de Michel de Montaigne: “Sus ensayos no dan respuestas, sino altas dosis de escepticismo. Al contar sus elucubraciones despliega una enorme cantidad de referencias” (42). De lo mencionado, estas notas quedan sumamente desplazadas al no querer situarse, pero lo más llamativo es que esto es un aspecto lateral, alejándose con ello de la figura del intelectual como aquel que abre nuevas formas de lecturas contemporáneas, no aquel que está atrapado en la cultura decimonónica y lo anticuado.

El intelectual Rivas, le da la espalda a la sociedad y se siente como un elegido, un ser privilegiado y distinto a la masa. Así lo muestra para la protesta del 88’ contra el dictador Pinochet: “Me generan desconfianza (…) Salía incómodo de esos encuentros”. Este resquemor hacia las multitudes y a las personas da cuenta de su condición burguesa: “es un rincón donde me oculto para prescindir del bullicio y el exceso de interrupciones”.

En las 148 páginas de anotaciones en Referencias personales (2024), Matías Rivas está lejos de producir un pensamiento con espesor sobre los acontecimientos en el país. Por su ensimismamiento y desprecio social, Rivas es más que un intelectual un opinólogo enceguecido consigo mismo.

jueves, 17 de abril de 2025

Congreso de Crítica Literaria Chilena del siglo XXI

Mi mesa corresponde el 15 de Mayo.

 


El Instituto Interdisciplinario de Estética UC les invita a participar del “Congreso de Crítica Literaria Chilena del siglo XXI” 📚
En un contexto marcado por el repliegue de los discursos críticos, la transformación de los espacios de legitimación y la reformulación del rol del crítico, la crítica literaria se enfrenta hoy a múltiples tensiones. A pesar de estas complejidades, el ejercicio crítico literario persiste y se recompone como una práctica viva, capaz de resistir su propia obsolescencia.
Con la participación de académicos, académicas, periodistas y estudiantes, el objetivo del Congreso es explorar las formas en que se ejerce hoy la crítica literaria en Chile, abriendo un espacio para ensayos teóricos y testimoniales que den cuenta tanto del trabajo académico como de las experiencias en prensa u otros espacios públicos.
🗓️ Miércoles y jueves del 07 de mayo al 05 de junio de 2025.
🕐 18:00 hrs.
📍 Instituto Interdisciplinario de Estética UC, Campus Oriente, Av. Jaime Guzmán Errázuriz 3300.
👁️ Actividad presencial, gratuita y sin previa inscripción.
📌 Durante los próximos días estaremos compartiendo el programa completo de actividades, con más detalles sobre las mesas, participantes y temas.
¡Les esperamos! 🫶