viernes, 7 de enero de 2022

Reseña: Evolución (2021) de Juan Opazo, una lectura que abunda y no daña.

 


Las tramas científicas tienden a quedar atrapadas en el género del paper, debido a la estructura del artículo académico y el lenguaje técnico no permite la búsqueda de la fruición lectora. No es poca la gente que interpela que la difusión del conocimiento se ha convertido en una élite afectando los diversos intereses de lectores/as.

Evolución. Un presente continuo (2021) de Juan Opazo presenta un conciso volumen que explica procesos biológicos relativos a la Evolución, con el propósito de “mostrar de manera simple aspectos fundamentales de evolución y la evidencia que la apoya” arguye. Asimismo, asume que el concepto “es bien conocido, pero no lo suficientemente entendido”. Para ello construye un relato progresivo y congruente dividido en varias piezas pequeñas con ilustraciones de Felipe Serrano.

Este libro transita por la teoría de la evolución, la selección natural en tanto, fuerza evolutiva que surgen especies por condiciones de adaptación, pero para que sucedan estos cambios ocurren tras millones de años y varias generaciones posteriores. Por lo mismo, registros fósiles encontrados en Latinoamérica son fundamentales para señalar que las serpientes se han ido adaptando con el tiempo; pasando de ser reptiles de cuatro patas, a dos y actualmente, no las necesitan.

De igual modo ocurre con los cetáceos. Se han descubierto fósiles de hace 50 millones de años, que vivían en la tierra y tenían el orificio respiratorio (espiráculo) en la parte de adelante como los gatos y perros. Con el paso del tiempo, la reproducción y evolución ha hecho lo suyo, donde lo aludido ha sido alterado hasta tener el espiráculo tal como lo tienen los delfines y las ballenas hoy en día. No se menciona específicamente qué motiva a estos animales a modificar comportamientos o hábitat, pero estas transformaciones representan una adecuación de dichas familias en el ecosistema.

En el capítulo de selección natural, el autor ejemplifica con ratones de pelaje blanco y otros de negro. Es decir, la reproducción de una camada varía dependiendo de las necesidades de la especie con el entorno. Para que la siguiente generación sobreviva a los depredadores, aquellos que tengan habilidades de mayor camuflaje tendrán una mayor proporción con respecto a los otros. En otras palabras: la necesidad de adaptarse o morir.

En el segmento de ¿cómo se originan las especies?, se ejemplifica con lagartijas porque cuando son distanciados de forma natural, cada grupo irá modificando a través de generaciones a tal punto que no se puedan reconocer entre ellas, originando dos especies distintas.

De lo anterior, el segmento más interesante es el árbol de la vida del ser humano, puesto que se aclaran y determinan apreciaciones: el ser humano está emparentado principalmente con

los chimpancés. Sin embargo, dado que en algún momento hace millones de años, cada especie se ha adaptado de manera independiente al medio ambiente. Por lo que, “los humanos no evolucionamos a partir de los chimpancés, ni los chimpancés a partir de los humanos” (40). Además, es importante destacar que los gorilas, chimpancés, los seres humanos y los orangutanes tienen alto grado de parentesco y, de momento, no se indica registro fósil en el árbol de la vida.

El autor concluye el capítulo afirmando que existe un error del pensamiento antropocéntrico dice que los seres humanos somos el grupo más evolucionado, lo que no es preciso, porque cada una de las actuales especies tienen un proceso evolutivo propio debido a las circunstancias y necesidades en el ecosistema.

Por la condición de breviario, que se entiende como resumen breve de una materia amplia, existen dos debilidades: el antecedente histórico y bibliográfico. El primero es la escasa amplitud del dato de Charles Darwin y su paso por Valdivia en 1835 cuando ocurre el terremoto. Bien pudo haber sido un relato extendido y no haber quedado como mera referencia. Si bien la obra dialoga principalmente con el  autor del origen de las especies, no sucede lo mismo con las autoras. No se genera un tejido con las investigadoras, ni conversación sobre los aportes científicos, ellas son dejadas en una sección aparte en un marco anexo y referencial.

Es necesario mencionar que en la presente edición contiene errores: la palabra “cuidad” por ciudad, “antrópocéntrico” que trae dos tildes. El tercer error induce a confusión porque el índice afirma: “Mujeres en la ciencia del siglo XXI”, pero en el capítulo y el contenido idóneo se titula “Mujeres en la ciencia del siglo XIX”.

Enfrentado a las vicisitudes de las charlas masivas muy en boga en los últimos años, el dr. en Ciencias Biológicas Juan Opazo concreta una adecuación a la investigación que realiza en busca de promover el conocimiento científico. Lo mismo sucede con parte del catálogo de la editorial de la Universidad Austral de Chile, en la que la serie “pipetas” se vincula con la sociedad y mayormente con un público ávido por tomar interés sobre la naturaleza y los cambios.

Evolución (2021) es una lectura que abunda y no daña, porque es un relato esclarecedor  de procesos de adaptación de los seres que habitan el planeta tierra. Dando cuenta que la costumbre de los humanos provocando el actual escenario del cambio climático, interviene directamente en las formas de vida de los animales en un ecosistema que se altera permanentemente.

 

No hay comentarios.: