jueves, 7 de abril de 2022

Crítica "Trocha" (2021) de Ramos Bañados.



“Sí, ahora que el racismo se pone de frente

Una aclaración que confunda tu mente

No es el peruano el que te quita el trabajo

No es el argentino que viene de abajo”

Tema “El otro extranjero” de Los Prisioneros.

 

En las primeras novelas Ramos Bañados (Antofagasta, 1973) desplegó una narrativa furibunda, abarrotada y de observación sobre cómo se desenvuelven las personas en ciudades como Calama, Antofagasta e Iquique. Dicha característica se atenuó cuando publicó Ciudad berraca (2018), donde la escritura punk se transformó en una forma de escritura reposada y secuencialmente estructurada. Nos presentó el libro peinado, bien portado y formalmente vestido. Tras esto, aparecieron crónicas relevantes del norte profundo como Tropitambo (2018) abarcando diversas comunidades e historias del norte que traen al lector culturas e identidades que se desconocen en la comunidad chilena. Así, en la narrativa de Ramos Bañados, las ciudades han sido continuamente centros de migración, sujetos de tránsitos y no es extraño regresar con este nuevo libro.

Trocha (2021) nuevamente comprueba este imaginario del migrante periférico, marginado y precarizado en el contexto del post-estallido chileno y lidiando en la pandemia, convirtiendo este volumen en un relato híbrido de narrativa autoficción, crónica, entrevistas, ensayo, cartas y libreta de apuntes sobre las expresiones fascistas de los chilenos.

Este breve libro de noventa páginas contiene veintitrés capítulos, donde encontramos al protagonista haciendo de profesor en un reemplazo en un colegio particular subvencionado que recibe estudiantes del campamento: “Mis alumnos eran colombianos, peruanos, bolivianos, argentinos, ecuatorianos, venezolanos y chilenos, en ese orden y por cantidad”. Dicha jefatura recoge apreciaciones sobre el futuro de los jóvenes y el ejercicio de la docencia. Hay recuerdos del joven universitario estudiando periodismo que intenta dialogar con cholas en la frontera de Visviri y Colchane en la década del noventa. Además, da cuenta de personas que sobreviven a la pandemia comprando carros de alcohol mientras la convivencia sentimental y el machismo transita hacia el declive. La construcción de perfiles de venezolanos con parejas embarazadas que cruzan la frontera de campos minados con la fe ciega en Chile porque: “Queremos que nuestros hijos crezcan en este país que es el mejor al que se puede optar”. El cronista que frente al encierro pandémico, necesita recorrer el casco histórico de Antofagasta o Iquique, y compartir un momento en los bares hasta el infame desalojo de la plaza Brasil en Iquique.

La xenofobia y nacionalismo ha sido un tema histórico mediante la presencia de la Liga Patriótica, que vendría siendo el Ku Klux Klan chileno que marcaba locales, impedía el desembarco de latinoamericanos y los correteaban geográficamente a principios del siglo XX.

No es que nos separe la raza, sino la clase social: “Antes de la llegada de los colombianos, Antofagasta se jactaba de ser una ciudad de inmigrantes. Había calles y edificios en honor a los inmigrantes”. La diferenciación de este tipo de migrante es principalmente el acceso a recursos tangibles de subsistencia, y tras la solución de la carestía comienza la influencia en el conjunto de la urbe. Como la europea llegó con poder adquisitivo la influencia es mayor que la latinoamericana. Los mismos cuando salimos del país reconocemos que tenemos un idioma en común, y, sin embargo, también han formado parte de nuestras alegrías y derrotas como nación.

El narrador reportea en terreno los venezolanos que salen del país y cruzan cuatro fronteras para llegar a Iquique, Calama, Antofagasta, Santiago, Talca en busca de comida y surgir. De igual forma, los entrevista, recoge los testimonios y expone. También sigue las rutinas de campamentos improvisados que se instalan al lado del río Loa o en otros sectores, como la plaza de Brasil en Iquique que fue desalojada y quemada por un grupo de chilenos descontento por tener tan cerca la pobreza. Este acto de odio migratorio comprueba que el fascismo está más cerca de lo que uno cree.

La escritura de Ramos Bañados tiende a estar hastiada por el tedio del encierro pandémico, pero motivada por recoger las palabras de los venezolanos y colombianos. Con una mirada crítica de quienes producen y promueven la discriminación, en Trocha privilegia la mirada hacia personas y familias con niños, que no tienen más que la propia humanidad ante la necesidad de obtener dinero legal mediante trabajos estacionarios para indocumentados, sin contratos ni protección. Finalmente, este libro es uno de los pocos que retratan manifestaciones chilenas de discriminación en la literatura local.

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