martes, 7 de marzo de 2023

Esto no es plan Z: Gumucio cringe en «Hotel Montana»

 


Hotel Montana y otros cuentos (2021) de Rafael Gumucio (Santiago, 1970) está integrado por nueve cuentos y un posfacio en el que despliega lo aprendido en las lecturas del canon latinoamericano del cuento. Sin embargo, no basta con emularlos si la autonomía del mensaje que instala en el universo literario se basa en frases como temer a dos guardias haitianos. El narrador en su perturbación mental, afirma: “su hambre, su odio de espectros sobre los espectros a punto de matar a esa mujer solo porque es blanca, solo porque tienen esa fuerza, solo porque no saben qué otra cosa hacer que matar a palos lo primero que encuentran”. ¿En serio el mundo que escenifica el autor va a repetir patrones anticuados como la ilusión de la superioridad moral de un país sobre otro? ¿La xenofobia, el tema de clase social, entre otros, pueden prevalecer en este siglo XXI? Esto no es plan Z, ni las columnas publicadas en distintos medios.

Este libro tiene historias familiares, no obstante; la relación con la madre es un tópico de nunca acabar. Especialmente en el relato “Una explicación”, porque configura el hijo dictador de emociones hacia la progenitora inestable. Reparando en el sentir tras un rompimiento amoroso y maltratándola sin tapujos: “Solo hay una cosa peor que ver a mi madre enamorada, y es ver a mi madre abandonada (…) Yo pensé que esta vez había madurado, que había aprendido su lección”. En el desarrollo del eterno diálogo del hijo con la expareja, emergen dos personajes precarios, en una escritura simple y una rígida narrativa que se pierde en el desenlace.

La literatura de Gumucio constantemente ha intentado indagar en el significado de lo femenino desde la masculinidad, con espantosos resultados como narrador menoscabado y timorato. Aunque a muchos les parezca cándido, no es más que una extensión lúgubre del deseo resentido. En efecto, estos cuentos resumen un cuarto de siglo dedicado a la escritura en paralelo a las novelas. A diferencia del trabajo de las memorias familiares donde evidencia clase social, exilio, etc. y hay mayor soltura como en Mi abuela, Marta Rivas (2013), esta nueva entrega no contiene irreverencia, inteligencia ni menos el humor del que alguna vez alardeó. Careciendo de estos elementos, solo va quedando un esqueleto rudimentario que ya ha sido leído antes.

En “La música de los vecinos”, Mario Vergara y Catalina prueban un queque de marihuana; el protagonista explora sus propios miedos y entra en una vorágine inaudita. De esta manera extiende su amplio campo técnico para llenar el relato con diálogos directos y estáticos, porque su desparpajo imaginativo es un delirio que sitúa al protagonista en la voz de Catalina, a modo de espejo/reflejo de sí mismo: “Sal de aquí, sal, hijo de puta. ¡Estás loco, completamente loco!”. Lo que claramente refrenda lo dicho en esta crítica.

El resto de los cuentos sobre el exilio en “Amapola” y “una niña completamente rubia”, de situaciones cringe (morir de vergüenza) en “la puerta” y “I understand”, tienen una estructura, a estas alturas, ya comprobadas y mediocres en el que los personajes se meten en problemas corrientes y, por alguna suerte, salen airosos.

Hotel Montana y otros cuentos de Rafael Gumucio tiene el mérito de ser considerado entre los mejores peores libros del año, superando holgadamente al defenestrado libro Demonio de Roberto Ampuero. Un intelectual mercenario con derecho a resucitar en Chile. Esta obra representa no solo una narrativa anacrónica, sino también, un entusiasta libro de ficción de baja calidad donde el papel impreso tiene más valor.

 

Hotel Montana y otros cuentos

Rafael Gumucio

Literatura Random House

152 páginas.

Precio de referencia $12.000

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