Durante más de doce años, Manuel
Lagos Mieres ha desempeñado un trabajo en el campo historiográfico referente a
la cultura anarquista y el movimiento obrero en Chile. En tanto antecedentes de
los ejes trazados, ha publicado Feminismo obrero en Chile. Orígenes,
experiencias y dificultades, 1890-1930 (Autoedición, 2019), un importante
volumen de más casi cuatrocientas páginas en las que describe, analiza y
contextualiza a las mujeres chilenas durante los siglos XIX y XX.
Colonos. A sangre y fuego
(CEIBO, 2024) es un estudio sólido donde se desgrana el choclo sobre las
consecuencias de la colonización alemana impulsada por el gobierno de Manuel
Bulnes y radicada desde el Río Toltén hasta el seno de Reloncaví. A partir de
la reinterpretación de las fuentes impresas escritas por los inmigrantes, busca
desmitificar el relato heroico y civilizatorio, y recuperar la memoria de
aquellos marginados de esta historia, dado que en ella se evidencia un
atropello y despojos que no están contenidos en el relato heroico y
civilizatorio en el discurso oficial.
En más de diez capítulos el
autor transita por las ciudades de Valdivia, Osorno, La Unión, Río Bueno,
Frutillar, Llanquihue, Melipulli, Panguipulli, Loncoche, Riñinahue, Lago Ranco,
Rupanco, Villarrica y Pucón, Malleco y Cautín, sin dejar de lado el
asentamiento de los colonos Vascos, dando cuenta de las familias que se
asentaron en la zona y aumentaron su poder político, económico y social con el
apoyo estatal en desmedro de los chilenos y mapuche.
Tal como la carta abierta Yo
acuso (1898) de Émile Zolá, donde defiende al capitán Dreyfus de una serie
de mentiras y traiciones del gobierno para fortalecer la idea de patriotismo
del presidente francés, Lagos Mieres realiza un gesto provocativo y audaz al instalar
en la portada del libro los apellidos de las familias alemanas vinculadas al
despojo territorial
La premisa histórica de la obra da
cuenta de colonizadores que están lejos del relato épico de la Historia
Oficial; aquella que contaba que los alemanes se abrieron paso en la tupida
selva del sur profundo y, en base al esfuerzo, progresaron. Lagos Mieres plantea
que la colonización alemana fue un proceso que se benefició para sí mismos y
sus familias, no para el conjunto de la sociedad chilena, tampoco se cumplieron
las expectativas modernizadoras que pretendía el Estado al traerlos.
No hay que olvidar que los
intelectuales de la época, la llamada generación de 1842, donde están Domingo
Faustino Sarmiento, pasando por Andrés Bello, Ignacio Domeyko, Rudolph
Philippi, Diego Barros Arana a Benjamín Vicuña Mackenna, señalaban que Europa
representaba la civilización, en cambio, América estaba sumida en la barbarie.
Este modo de pensar perduró por mucho tiempo, con su momento de mayor esplendor
en la Belle Époque, hasta las I y II guerra mundiales donde las
sociedades del primer mundo se destruyen.
La sociedad alemana se constituyó
paralelamente a la chilena dado el carácter de superioridad y racismo
imperante. Constituyeron instituciones privadas en espacios sociales para
asegurar su modelo de vida junto a una robusta endogamia, lo que significa el
escaso intercambio cultural con los demás estamentos sociales.
Este proceso produjo que se
desconozcan los Títulos de Merced, documentos que reconocían las tierras
indígenas. Ante la ausencia de la ley, se llevó a cabo el “Viejo Oeste” donde
la violencia, las usurpaciones fueron el común denominador de aquellos que
tenían mayor influencia en múltiples niveles de la sociedad. Así, este colono
heroico/grandioso emergió como una figura miserable que se apropió de terrenos
ajenos, empleó armas y asumió comportamientos de los terratenientes del siglo
XIX y XX, lo que evidentemente contrasta con el rol civilizatorio que los
grandes pensadores del siglo promovieron.
En la narrativa de ficción
contemporánea encontramos Cherrufe: la bola de fuego (2008) de
Fuentealba Millaguir, Campo de Tiro (2012) de Leonardo Videla, Desde
el fogón de una casa de putas williche (2010) de Graciela Huinao. Novelas
publicadas que vienen desarrollando estas representaciones y que se sitúan
desde la reescritura histórica ante la ausencia crítica de la trama autorizada.
Uno que se crió en las tierras
del sur, puedo dar cuenta sobre la retórica que alcanza ribetes lambiscones sobre
la colonización alemana sin contrapeso. Es por eso, que el concluyente estudio Colonos.
A sangre y fuego (CEIBO, 2024) analiza, descubre y desata las dinámicas de
poder de un sector, a costa de la invisibilización de otras experiencias menos
convenientes. Estas han sido suprimidas de las narrativas históricas
tradicionales, pero que sus consecuencias son una herida legada en la sociedad
contemporánea.
Colonos.
A sangre y fuego (2024) de Manuel Lagos Mieres. CEIBO
ediciones, 340 páginas.
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