domingo, 11 de mayo de 2025

Crítica Literaria. Baladas románticas en tiempos de poliamor: Fracaso utópico en "La próxima vez que te vea, te mato" de Paulina Flores

 

La próxima vez que te vea, te mato (Anagrama, 2024) de Paulina Flores (Santiago de Chile, 1988) es su segunda novela de autoficción. Javiera, la protagonista becaria chilena, estudia postgrado en Barcelona y ha superado el tiempo permitido por la visa. Esta obra se focaliza en las experiencias de la protagonista, convertida en compañera de departamento de Manuel: un joven oriundo de Lima, músico punk y nadador que tiene una relación poligámica con Armonía y Laura.

Javiera se considera malvada y perversa, aunque está más cerca de la frivolidad y la desidia. Además, señala estar fascinada por lugares de mala fama como el barrio “El Raval” y personas de la periferia, los que cumplen una suerte de asesorías para los futuros acontecimientos: “Soy del tipo de persona que siente fascinación por lugares opacos y malditos. Alguien que aprecia la santidad tierna de los delincuentes”. Sin embargo, esta forma de vida, no es más que un engaño porque no lo habita, por más que está viviendo una situación donde los recursos son insuficientes, no ha llegado a un nivel de desesperación. De igual modo, junto a la situación de ser inmigrante, con episodios xenófobos, ella tiene bajas expectativas sobre su futuro dada la escasez de trabajo.

Observamos a una narradora que se presenta como una mujer dependiente, sumisa y pasional: “Nunca deseé con tanta fuerza ser una suplicante. Esperar a Manuel de rodillas y desnuda, practicar maullidos lastimeros. ¡Ten misericordia y déjame cosificarte!”. La situación expuesta en el relato está vinculada al amor libre como utopía, y también, como estrategia para suprimir el estado actual de las cosas. No obstante, esta práctica sin movilización, no es más que Javiera situada en una posición secundaria, la de suplente o sustituta. Esta figura femenina deseosa del cuerpo masculino y de afectos está en fase de espera, en una jerarquía distinta, nunca como una igual. Lo que me permite recordar la influencia de la canción romántica promovida por artistas como Luis Miguel, Gilda, Ana Gabriel, Gloria Trevi, Yuri, Rocío Durcal, entre otros.

La próxima vez que te vea, te mato es un libro ligero donde Javiera está lejos del estereotipo de la femme fatale que nos indica la contraportada. Sin embargo, su estadía en Europa será regresiva a las pretensiones con las que viajó. En busca de una nueva forma de amar, Javiera termina repitiendo los mismos valores y normas de la cultura patriarcal que buscaba deshacer. Es decir, ella refleja una emocionalidad hermanable con canciones como la balada romántica de Myriam Hernández: “El hombre de yo amo”.

La próxima vez que te vea, te mato

Paulina Flores

2024

Editorial Anagrama

200 páginas.


viernes, 2 de mayo de 2025

Crítica Literaria: Referencias personales (2024) de Matías Rivas: Informe de lectura del poeta selfie.

 

En Referencias personales. Literatura y autobiografía (Seix Barral, 2024) de Matías Rivas (Santiago, 1971), observamos un concierto de lecturas que combinan literatura y experiencias íntimas desde el lugar de pertenencia del narrador: un burgués temeroso de lo colectivo y de la metrópolis. Esta obra está escrita por un “intelectual”, que supuestamente se mantiene al margen del sucio mundo, uno esperaría que de la experiencia y el talante de Rivas como crítico y pensador emanara algo de iluminación. No obstante, la escritura reposa en grandes autores y con aspavientos, sin mediar una interpelación, ni tampoco actualizar su lectura dentro de la contingencia.

Si como poeta carece de fuerza, como ensayista se vuelve soporífero. Matías Rivas exhibe lecturas donde se refiere a sí mismo y promueve la literatura el estado de suspensión. Me refiero a que perspectivas literarias, fuera de una trama histórica se queda en el autorretrato. Nada peor que el ombliguismo y la autocomplacencia.

El autor se vanagloria de su habilidad para la contradicción y lo ambiguo. Así afirma que “La contradicción es inherente al desarrollo del pensamiento” (26) y para ello se basa en los ensayos de Michel de Montaigne: “Sus ensayos no dan respuestas, sino altas dosis de escepticismo. Al contar sus elucubraciones despliega una enorme cantidad de referencias” (42). De lo mencionado, estas notas quedan sumamente desplazadas al no querer situarse, pero lo más llamativo es que esto es un aspecto lateral, alejándose con ello de la figura del intelectual como aquel que abre nuevas formas de lecturas contemporáneas, no aquel que está atrapado en la cultura decimonónica y lo anticuado.

El intelectual Rivas, le da la espalda a la sociedad y se siente como un elegido, un ser privilegiado y distinto a la masa. Así lo muestra para la protesta del 88’ contra el dictador Pinochet: “Me generan desconfianza (…) Salía incómodo de esos encuentros”. Este resquemor hacia las multitudes y a las personas da cuenta de su condición burguesa: “es un rincón donde me oculto para prescindir del bullicio y el exceso de interrupciones”.

En las 148 páginas de anotaciones en Referencias personales (2024), Matías Rivas está lejos de producir un pensamiento con espesor sobre los acontecimientos en el país. Por su ensimismamiento y desprecio social, Rivas es más que un intelectual un opinólogo enceguecido consigo mismo.