sábado, 29 de agosto de 2020

Reseña: Feminismo obrero en Chile (2019)

 




Lucha y movilización del feminismo obrero.

 

Feminismo obrero en Chile (2019) de Manuel Lagos Mieres es el largo camino historiográfico sobre el anarquismo en Chile. En este volumen de 394 páginas describe, analiza y posiciona la situación de la mujer chilena desamparada, madre de huachos, violentada o siendo parte de familias precarizadas, y que vieron en el anarquismo de finales de siglo XIX y principios del XX, una herramienta de colectivización emancipatoria.

El historiador trabaja en ocho aristas donde la educación y la reflexión son la clave para disentir sobre las normas impuestas: primero, el progreso y la modernización de las ciudades; segundo, propagación del anarquismo en las ciudades y sus aportes; tercero, la apertura de la escena cultural de las mujeres; cuarto, la organización obrera, la distancia con los sectores conservadores y alianzas con sus semejantes; quinto, los sindicatos y las movilizaciones durante la década del veinte; sexto, la avanzada cultura feminista; séptimo, el discurso anarquista en la lucha contra el alcohol y la prostitución; y, por último, la salud y los cambios en la práctica sexual.

Es así, en términos ideológicos, el anarquismo señala que lo consciente determina lo material, por lo que comprende la existencia de la filosofía del cotidiano y de la transformación individual para luego cambiar la sociedad. Es decir, no existe revolución que pueda movilizar a otros, si estos cambios no parten de uno mismo, ya sea en nuestras prácticas sociales como amorosas y sexuales.

De acuerdo a los actuales, las visualizaciones son mayores, me refiero a que no existe un tipo de feminismo determinado, sino que las formas en que las personas se relacionan producen su autonomía entre ellas. Problemática que todavía es un campo abierto e irresoluto. De tal manera que, la reciente obra se instala desde la clase social más excluida, otorgando amplia dimensión a las condiciones de hacinamiento, de salud, laborales, además de configurar el impulso, las discusiones y reformas de temas prioritarios en la organización obrera anarquista.

En la emergencia y el desarrollo de las crisis que abordan lo político, lo económico y social, estos ocupan un espacio importante en el sistema de vida de las personas, porque entran en cuestionamiento con el presente, aflorando otros modos de habitar y representaciones que van teniendo mayor acogida en la población. Además, Lagos Mieres afirma que es recurrente que, en tiempos de revueltas, sean las mujeres quienes sean el cimiento de organización frente a los conflictos sociales.

En este tipo de familias existía una alta natalidad y mortalidad, las que tuvieron que acomodarse en conventillos de la manera que pudieran provocando hacinamiento, mientras tanto, las obreras transitaban (y transitan) por un doble trabajo, ya sea dentro del hogar o en el trabajo asalariado. En aquellos lugares corrían los ratones por las vigas y el bracero era el sistema de calefacción, nuestras madres ocupaban y socializaban las áreas comunes del lavado en artesas, mientras que, la infancia jugaba al lado de los desagües que daban a las acequias repletas de basura y excrementos. Debido a que, comienzos del siglo XX, el alcantarillado estaba reservado para las calles vinculadas al comercio.

Por otro lado, las mujeres cumplían labores como bordadoras, matronas, lavanderas, costureras, tejedoras o empleadas domésticas, pero también estuvieron en sectores manufactureros, agricultura, transporte, entre otros. En tanto que, en los sectores industriales se observa una mayor discriminación en el pago de los salarios, es decir, las mismas tareas entre hombres y mujeres eran pagadas de manera desigual. Por lo que el autor muestra que este es un problema cultural que atraviesa siglos sin transformar y que es sustentado por los empresarios con el fin de abaratar costos.

En el campo de educación, los niños proletarios no tenían enseñanza escolarizada, siendo muy pocos los que completaban seis años en la básica y prácticamente nadie cursaba la secundaria. En cambio, la mayoría de las niñas se ocupaban del cuidado y trabajo doméstico. Entonces, cualquier forma de emerger se veía impedida socialmente. Incluso así, la instrucción ha sido el pilar fundamental para el avance de la liberación y era recurrente abordar estas temáticas tanto en las obras culturales como en los periódicos de Santiago y Valparaíso.

Finalmente, el estudio y la aparición de la obra Feminismo obrero en Chile. Orígenes, experiencias y dificultades, 1890-1930 grafica el esfuerzo de autoedición, que no parece antojadiza en su perspectiva contemporánea, porque revitaliza la discusión con una robusta bibliografía sobre el campo y el ejercicio de las ideas, las que están encarnadas en la omisión de quienes escriben Historia del país.

Lagos Mieres, Manuel. Feminismo obrero en Chile. Orígenes, experiencias y dificultades, 1890-1930. Autoedición: 2019, 394 páginas.

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