lunes, 16 de noviembre de 2020

Crítica literaria: La Marca del Fuego (2017)




La marca del fuego (Oxímoron, 2017) es la primera publicación de la poeta valdiviana Macarena Solís Maldonado (1984). En este libro, utiliza una propuesta desafiante ante las normas introducidas en la sociedad. Para esto utiliza veintiséis poemas que se leen en un solo tiempo, constituidos por versos planos mayormente ligados a la prosa que a la profundidad de la retórica y en la que predomina el lenguaje directo. El tono de desilusión y lúgubre son bastantes perceptibles, igualmente no cabe duda que hay referencias asociativas a la pintura de Judith y Holofernes de Caravaggio. De igual modo, observamos una intensa fuerza como estrategia relevante, porque, ante la escasa empatía y resolución de la justicia, es la única forma contra el feminicidio y estereotipos femeninos.

Siguiendo en esta línea, hay repeticiones innecesarias en los poemas, detalles enfocados en la utilización de la palabra “todo” en tanto situación de oposición. En el poema I aparece como: “Todo el resto/ es relativo y discutible. / Todo el resto es libertad” (9). Luego en el poema VI: Lo rompo todo / con el golpe seco de tu cuerpo sobre el concreto./ Lo rompo todo/ con tu sangre fervientemente pulcra” (14). En el XVII: “el cielo yéndose al carajo en un solo grito extasiado en un Todo que se extingue al palparse” (16). El punto es, la problemática de construir certezas dejando de lado la diversidad de significados que tienen las palabras y el lugar de los vacíos que construye lo absoluto. Esto también se puede extrapolar a otros conceptos utilizados que, en orden de sintaxis, hay desniveles en la obra.

Si el título del libro da cuenta de una huella imborrable y que deja una profunda cicatriz que no sanará durante largo tiempo, encontramos algunos poemas, que por su contenido sobresalen de la uniformidad de otros poemas: “La niña fea abraza sonriente el silencio/ a diario” (30) y “La noche era tibia y clara/cuando Francisca decidió caminar” (31). Ambos configuran, en distintas etapas, un cuerpo femenino discriminado y violentado hasta la desaparición forzosa.

No son pocos los versos donde la hablante se enfrenta a otro masculino, producto de relaciones no saludables y que derivan en una actitud vehemente: “Soy más lejana a ti que la verdad” (9), “Reconocer en la nada/ el crepitar del destino/ fundiéndose en los trazos/ que definen tu sombra al volver” (10), “te miro a los ojos/ y disparo” (14), “Éramos amigos, ahora estás muerto” (22), “Dame un motivo para no matarte” (25) “y mirarte, como quien mira a un ciego” (34). En estas citas, la soledad, la rabia y la rebeldía como lo ejemplifica el último poema “Caín no abraza a nadie en la ceremonia” (35) contra las estructuras sociales son transversales y conforman uno de los puntos fuertes para estos poemas.

Antes de finalizar quisiera rescatar un poema donde presenta las cartas en la que se aleja de la poesía “difícil” o enigmática, privilegiando la experiencia: “No quiero poesía críptica./ Quiero descifrar el puzzle/ trazado en el camino de tierra/ que recorro cuando busco” (11).

La marca del fuego es una obra que no ha finalizado su escritura, y claramente, todavía está en desarrollo y crecimiento. Precisamente, la autora se hace cargo de líneas contingente y de carácter vindicatorias a un sistema que segrega y violenta desde los niveles de relaciones sociales hasta las organizativas.

 

La marca del fuego. Macarena Solís Maldonado. Editorial Oxímoron, 2017, 40 páginas

Gonzalo Schwenke

Valdivia, 2020.

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