Historia
secreta de Chile II
Jorge
Baradit (Valparaíso, 1969)
Penguin
Random House Ediciones, 2016.
190
Páginas.
Por Gonzalo Schwenke
“Historia
secreta de Chile”, el libro que resonó comercialmente en el 2015 trae su continuación
este año. Jorge Baradit es escritor, no es historiador ni psicólogo, en este
escenario es preciso ubicarse para discutir el valor de los capítulos que lo
conforman. En esta segunda parte, continúa utilizando la crónica como
estrategia literaria, desde su mesianismo antológico y sus golpes efectistas, con
el objeto de presentarnos su relato de
la historia y su examen a diversas instituciones que normalizan el aprendizaje
de habilidades en la escuela.
El ejemplar contiene diez capítulos, a través de los
cuales se plantea la problemática de la construcción de nuestra identidad. A
diferencia del primero, en la cual se cuestionaba el origen de los símbolos
nacionales corolario de universos ocultos. En esta versión, el cuestionamiento
siempre es hacia la Institución (8 veces se repite solo en la introducción) y
la enseñanza; desde la formación del Estado, y sus líderes tales como Bernardo
O’Higgins, Diego Portales, Alessandri, Pinochet, entre otros, y la extensión de
dicho poder.
La ausencia de una perspectiva de género en esta
reestructuración de la historia efectuada por el autor, es otro elemento en
discusión. En gran medida, observamos hombres vigorosos y autoritarios
independentistas, en contraposición de mujeres que se presentan inocentes,
frágiles y eternamente sumidas ante la decisión masculina. Entonces, la
historia no sólo está contada por el lado ganador, sino también por el género
masculino. No se relata, ni existe la mujer durante la independencia, ni
tampoco, el exilio en Argentina luego del desastre Rancagua. No aparece Javiera
Carrera por ejemplo, menos aún, se sabe del trabajo desempeñado por Candelaria
Pérez en la guerra que enfrentó a Chile y la confederación de Perú – Bolivia.
En la construcción del personaje de Bernardo
O’Higgins, se afirma que fue un independentista acérrimo, exitoso y un gran
líder militar (31). Figura que se
rebate de igual modo, cuando se muestra un O’Higgins derrotado en Talcahuano y en
Talca (91). A pesar que, uno de los objetivos del libro, es desentrañar falsedades
históricas y formar una nueva verdad, respaldada por la bibliografía que
ostenta, la sustentabilidad de dicha estampa, no correspondería cuando aparecen los conectores de duda para
definir a personajes históricos: “un
dictador a veces cruel y un gobernante duro para tiempos difíciles.”
(31) Un contenido confuso, porque se desprende de la crónica, que la historia
fuerza a los gobernantes a convertirse en dictadores, que sólo en tiempos de guerra
son crueles. Aseveración muy similar que se observa hoy en día, luego de lo
expresado por el ex ministro de Defensa, Jaime Ravinet sobre el juicio al ex
comandante en jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre: “Para él era imposible desobedecer órdenes en tiempo de guerra”
(Recuperado el 08 de julio del 2016, La Tercera)
Uno de los planteamientos más sobresalientes es: “quizás el mismo profesor también te
enseñó que la Patria Vieja -ese período que se inaugura con la Primera Junta
Nacional de Gobierno- fue una especie de primer tiempo y que, después del
descanso en camarines, en Mendoza, lo dimos vuelta heroicamente en el segundo
tiempo. Como si fuera el mismo proceso, el mismo partido.” (21) Es bastante
audaz sostener, que el profesor simplifica y relaciona la guerra con el fútbol:
la guerra es fratricida y deshumanizante, mientras que el deporte por intenso
que fuere, busca la entretención. En consecuencia, la guerra no es equiparable
a un juego de computadora, en donde perder la vida es una molestia menor.
En tal sentido, la capacidad de interpretar la
historia por parte del escritor es fascinante, cuando sitúa al profesor de
historia, como una persona que interpreta erróneamente los acontecimientos que
tienen que ver con el libertador de Chile y su imagen corporativa: “la verdad es que este cuento con el que nos
criaron es técnicamente falso. O a los menos tergiversa, omite y, en ciertos
aspectos muy relevantes, falta enormemente a la verdad” (21). Lo cierto, es
que el discurso viene dado desde otros sectores, pero es fácil criticar el
jamón del bocadillo y no quién lo prepara. Pareciera que el narrador lo tiene
claro: “los intereses de cierta élite de
imponer su visión fueron los responsables de ir diseñando un relato de corte
mítico y heroico lleno de superhéroes inmaculados (…)” (10) La poca
coherencia del análisis sobre estos temas anula las siguientes interrogantes; ¿en
cuáles autores radica este discurso?, ¿para quién (es)?, ¿cuáles planes de
estudio de antaño?, ¿quién es esta élite que impone su visión?, ¿mediante qué
medios la presenta?, ¿Cuándo cambia el discurso de la historia?, etc.
El “terremoto de
1960, un sacrificio humano en Puerto Saavedra” (33), representa una de las
visiones más contradictorias de la trilogía: se presenta un acontecimiento en
el cual escasamente existe comprensión cultural y queda de manifiesto su
eurocentrismo, mediante el mecanismo de civilización vs barbarie; en el que
prevalece la figura de los valores
culturales y sociales de Europa Occidental como patrón universal, en
desconocimiento de la cosmovisión mapuche. Así mismo, se denuncia los procesos
de colonización de los indígenas ocurridos en el territorio, la omisión y la
evidente manipulación histórica de las instituciones. Lo anterior, se sustenta
en la ausencia de referencias bibliográficas de autores expertos en el tema: José
Bengoa, Hernán Curiñir, Héctor Nahuelpan o Pablo Marimán.
Jorge Baradit conoce a su lector, por eso construye
este circo donde exhibe una voz escandalosa, un lenguaje florido y con mucha
pirotecnia. La cruzada por construir un nacionalismo que nos identifique y sea
atingente al pueblo, queda rezagado. En su afán de historiar, no alcanza a
desarrollar todas las ideas que intenta plantear y hay ausencia de lecturas
para un país que es multicultural. Tal vez, a esto se deba sus constantes
desfiles por la televisión, aquello que no puede desarrollar y explicar en el texto,
se intenta subsanar por otros medios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario