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martes, 8 de octubre de 2024

Embarazadas de calor (2024) de Constanza Mondaca Merino: un auspicioso debut en la Ciencia Ficción chilena.

 


La primera novela distópica de Constanza Mondaca Merino, Embarazadas del calor (Editorial Inti, 2024), evidencia un tipo de ciencia ficción contemporánea donde el cambio climático arrecia sin aversión a la población urbana. Esto deriva en fatigosas temperaturas que  afectan la fertilidad reproductiva tanto de hombres como mujeres. Por otro lado, el Ministerio de la Natalidad vigila y controla los derechos reproductivos de la población. Así, observamos que, en 2054, la sociedad chilena está envejeciendo ante la escasez de nuevas fecundaciones.

En 44 páginas, Mondaca Merino relata tres embarazos de distintas protagonistas, cada uno en capítulos breves, no titulados e intercalados. Estas historias no se comunican directamente, pero los personajes experimentan síntomas propios de la gestación los que no siempre van a finalizar con éxito. Además, hay miedo en las gestantes, porque cuando el Ministerio las descubre, estas son arrestadas, se les induce a perder el embarazo y luego, se les pierde el rastro.

La primera pareja se refiere a Claudia Rodríguez y Pedro. Ella es hija del ministro, de clase acomodada, su padre saca provecho político y comunicacional de la situación. Por su parte, ella quiere estar tranquila puesto que no tiene mayor contención femenina. El marido, en cambio, tiene una empresa de construcción donde desarrolla cápsulas herméticas bajo tierra para guardar alimentos a contrata con el Estado. A todo esto, también tiene un amorío homosexual con Felipe, un personaje circunstancial que no se desarrolla cabalmente, pero que se volvieron a reencontrar después de diez años.

La segunda pareja está conformada por Aranza y Francisco. Ella tiene recursos limitados y su madre es su único apoyo. En un caluroso ambiente, los protagonistas se descuidan y ella queda encinta. Así, con la incertidumbre de que la menstruación no llega, se consigue la prueba de embarazo por fuera del sistema ya que este está controlado por el Ministerio. Aranza reflexiona sobre abortar mediante organizaciones feministas, pero el pánico y el deseo de ser madre soltera pudo más.

Martina y Rafael son la tercera pareja. Ellos nacieron al mismo tiempo en dos familias amigas. Para evitar el acoso estatal, sus madres decidieron no inscribirlos en el registro civil de un pueblo ubicado cerca del río Bío-Bío. Ambos, criados juntos, pronto se enamoran; se casan y tienen el primer hijo. Aun así, frente al fenómeno –producto del cambio climático– no les parece afectarles lo que provocaría que el Ministerio les hagan múltiples exámenes para estudiar su caso.

La presencia de figuras masculinas no alcanza a empatizar con el proceso de gestación de las mujeres, y muchas veces, lo desconocen. Ellos están ausentes tanto físico como simbólico. Esta situación, podría beneficiarlos para salvar su pellejo llegado el momento oportuno.

Si bien las imágenes apocalípticas del río Bío- Bío son potentes, penó aumentar los contrastes de los espacios rurales, la provincia y el gran Santiago. Asimismo, la brevedad del volumen impide desarrollar de mejor manera los ambientes y concretar los modos de operar de los brazos prácticos del Ministerio, quedando muchas veces como una sutileza del relato.

Dentro del universo literario, Embarazadas del calor (2024) es un auspicioso debut de ciencia ficción con temáticas feministas y cambio climático que afectan los modos de vida mayormente urbanos. Respecto a la gestación ésta tiene su epicentro en la desigualdad y en el sistema de control estatal que provoca abortos y donde volver a lo natural vendría siendo lo revolucionario.


Embarazadas del calor (2024)

Constanza Moncada Merino

Editorial Inti

44 páginas.-



lunes, 12 de agosto de 2024

Polka del perro (2023) desenterrar para recuperar la memoria.

Ramos Bañados (Antofagasta, 1973) se suma al cúmulo de novelas de autoficción y la literatura de los hijos preguntándose sobre el quehacer de los adultos en la dictadura. Podríamos decir que entró tardíamente al séquito, pero no es esta la finalidad del autor; sino jugar con el lector. Tan pronto nos enmarca en el tema de la memoria justamente para los cincuenta años del Golpe, comienza otra: la novela detectivesca.

Así, dejando de lado –por el momento– los temas de precarización, migración y xenofobia en las localidades desérticas del país que ha venido desarrollando en libros anteriores, en Polka del perro (LOM, 2023), Fernando retoma el vínculo paterno tras décadas de ausencia tras el exilio que provocó la dictadura Civil Militar chilena y que significa armar el “puzzle” dentro del conjunto familiar. Esto es, comprender que él (con chapa de Carlos Sandoval Urquiza) militante del MIR fue torturado en Pisagua, tuvo que exiliarse en Europa, se alejó de la familia, regresó esporádicamente, trabajó en la construcción de pasaportes clandestinos para otros perseguidos, entre otros.

Los daños colaterales y fracturas familiares que representan prolongadas ausencias y silencios por la actividad secreta, radican en mayor interés por parte del hijo, a pesar de las sutilezas corrientes: “Mi padre sobrevivió la tortura, pero a él no lo consideré parte de mi familia. Mi familia era todo lo que venía de mi madre”. Por lo mismo, la junta del padre con un amigo circunstancial permite recordar su paso por la cárcel y el hecho de cuestionar la verdad oficial sobre otro preso político, emerge la primera pregunta de investigación que deriva en una situación detectivesca: ¿dónde está Juan Olmos Beltrán? El gran mito de Iquique, del que hay información tergiversada y escaso interés de abordar desde el periódico local en que trabaja el protagonista. Sin embargo, con la cuestión de fondo del asunto también está la provocación de: “Pensé que, a través de la historia de Olmos, también podría conocer el paso de mi padre como prisionero en Pisagua”.

En la trama que se desarrolla en 51 capítulos, los que varían en extensión, cruzan una serie de personajes episódicos y marginales que van alimentando la historia de un Iquique que ha ido creciendo en población y con ello, aumenta el olvido de lo ocurrido en Pisagua. Es decir, la memoria sobre los presos políticos va, paulatinamente, convirtiéndose en un foco de nicho, dado que los “antiguos” lo van reservando y que solamente emergerá si hay elementos para ejercer este recuerdo.

Pero en dicha cárcel, se testimonia, ocurrieron una serie de actividades dirigidas por el fiscal y los militares, ya que la perversión a costa de los prisioneros era la norma. No por nada, aparece mencionada como ejemplo: “los 120 días de Sodoma” de Pier Paolo Pasolini que grafica del nivel de maldad que llegan a tener cierto tipo de personas.

Como todos los protagonistas que ha publicado Ramos Bañados observamos características comunes: no son éticamente profesionales y les aparecen pequeños golpes de suerte de los que se aprovecha de los vacíos legales en el mundo laboral. La corrupción y acciones inadecuadas le parecen representar pequeños triunfos morales y réditos económicos en una la sociedad chilena, en la que todos los meses leemos una noticia de estafas de mayor relevancia.

Dentro del universo bibliográfico de Ramos Bañados, esta incursión en la novela de detectives sale bien parado. Polka del perro (2023) es una obra abatible y relevante donde despliega una atmósfera grisácea y vil sobre una serie de eventos mencionados, y donde algunos personajes no tienen mayor pudor de haber colaborado directamente con el circuito de tortura. Por ello, es necesario desenterrar para recuperar la memoria.

Polka del perro (2023) Rodrigo Ramos Bañados. Editorial Lom, 138 páginas.

lunes, 3 de abril de 2023

"Mi exilio dorado" (2021) de Marco Fajardo: el problema chileno.

 


El volumen inicia con el epígrafe de Patricio Guzmán que señala: “Yo quedé atrapado por el problema chileno a partir del golpe de Estado”. Este legado no significa estar detenido, sino que, es un bien inmaterial que ha redefinido a Chile en todas las facetas existentes del provenir de las generaciones y que tras cincuenta años todavía provoca amargura.

La quinta obra de Marco Fajardo (Dresde, 1976), Mi exilio dorado (LOM, 2021), revisita el periodo dictatorial y la democracia tutelada que formaron parte de la etapa de crecimiento de los hijos de familias que fueron exiliados. Así, desde la memoria novelada, la historia íntima y la examinación del pasado existe la emergencia del relato situado en la extrañeza de vivir y cubrir periodísticamente este país. Y no es para menos, si la voz narrativa afirma que: “Mi madre fue la que volvió. Yo llegué a Chile…Cuando terminó el exilio de mi madre, comenzó el exilio de nosotros, sus hijos”.

Estamos frente a la literatura de los hijos que vuelven a vivir la patria consanguínea. Por lo que, el cuestionamiento hacia ellos está presente con mayor sutileza sobre la toma de decisiones, muy distinta al modo en que se dirige a la particular sociedad chilena llena de contradicciones y desmemoria. En la que encontramos alta hipocresía y “una democracia pasada a lacrimógena” como explicita el relato.

Esta obra tiene nueve capítulos y un epílogo en la que observamos párrafos de extensión irregular, una historia fragmentada tanto en el fondo como la forma y haciendo énfasis en la correlación personal junto al contexto histórico. Además, utiliza elementos reconocibles, marcas, gestos y conmemoraciones instauradas por la dictadura chilena que desconciertan a los retornados: las monedas de diez pesos, la avenida de Providencia, la llama de la libertad en Paseos Bulnes y pagar el arancel universitario cuando las mismas autoridades estudiaron gratis. Estas pistas hacen reconocible el proceso cultural pinochetista que significa borrar cualquier aspecto del país antes del golpe de Estado, es decir, modelos de comportamiento y de desarrollo interpersonal que son replicados en los puestos laborales como signo de El volumen inicia con el epígrafe de Patricio Guzmán que señala: “Yo quedé atrapado por el problema chileno a partir del golpe de Estado”. Este legado no significa estar detenido, sino que, es un bien inmaterial que ha redefinido a Chile en todas las facetas existentes del provenir de las generaciones y que tras cincuenta años todavía provoca amargura.

 

La quinta obra de Marco Fajardo (Dresde, 1976), Mi exilio dorado (LOM, 2021), revisita el periodo dictatorial y la democracia tutelada que formaron parte de la etapa de crecimiento de los hijos de familias que fueron exiliados. Así, desde la memoria novelada, la historia íntima y la examinación del pasado existe la emergencia del relato situado en la extrañeza de vivir y cubrir periodísticamente este país. Y no es para menos, si la voz narrativa afirma que: “Mi madre fue la que volvió. Yo llegué a Chile…Cuando terminó el exilio de mi madre, comenzó el exilio de nosotros, sus hijos”.

 

Estamos frente a la literatura de los hijos que vuelven a vivir la patria consanguínea. Por lo que, el cuestionamiento hacia ellos está presente con mayor sutileza sobre la toma de decisiones, muy distinta al modo en que se dirige a la particular sociedad chilena llena de contradicciones y desmemoria en la que encontramos alta hipocresía y “una democracia pasada a lacrimógena” como explicita el relato.

 

Esta obra tiene nueve capítulos y un epílogo en la que observamos párrafos de extensión irregular, una historia fragmentada tanto en el fondo como la forma y haciendo énfasis en la correlación personal junto al contexto histórico. Además, utiliza elementos reconocibles, marcas, gestos y conmemoraciones instauradas por la dictadura chilena que desconciertan a los retornados: las monedas de diez pesos, la avenida de Providencia, la llama de la libertad en Paseos Bulnes y pagar el arancel universitario cuando las mismas autoridades estudiaron gratis. Estas pistas hacen reconocible el proceso cultural pinochetista que significa borrar cualquier aspecto del país antes del golpe de Estado, es decir, modelos de comportamiento y de desarrollo interpersonal que son replicados en los puestos laborales como signo de profesionalismo y competencia en el área productiva.

 

Mi exilio dorado es el recuento de hijos de refugiados que participaron en la experiencia de la Unidad Popular y por corresponder a la Historia latinoamericana, la dictadura y sus secuaces promovieron la dispersión de miles de familias por el mundo. A diferencia de lo que gente ve como una oportunidad de crecimiento, de auto-ayuda; el regreso desde los años noventa de parte de la diáspora chilena ha promovido una incomodidad de pertenecer a este país lleno de contradicciones, humor negro y frustrante. En un país que gusta de la libertad y se complace en la omisión, este visitante examina lo que hemos hecho, hemos heredado y cómo es necesario hacer frente al problema chileno de la memoria en la apabullante contingencia de Santiago de Chile.

Mi exilio dorado. Marco Fajardo. 2021 Lom ediciones 123 páginas.

Mi exilio dorado. Marco Fajardo. 2021 Lom ediciones 123 páginas.

lunes, 14 de febrero de 2022

CRÍTICA: Las cartas de Samanta (2020)




Las cartas de Samanta (2020) de Diego Silva López (Valdivia, 1988) es una novela situada en Madrid donde la protagonista lleva una independencia económica y vida heterosexual activa. Ella se emplea como lectora de una editorial española en la que debe recomendar manuscritos que podrían ser publicables, incluso erotiza al compañero de trabajo, Ítalo. En el intertanto, aparecen dos tramas secundarias: la violencia en el pololeo/matrimonio y anécdotas en el mundo editorial.

Mientras lee poesía de autores hispanoamericanos con especial énfasis en Vicente Huidobro, también suple la incapacidad de conectar con su propia vulnerabilidad enjuiciando a las personas desde una perspectiva prejuiciosa y obsoleta. La protagonista muestra que la forma de representar a los demás personajes es plana y estática, en la que carecen de complejidad psicológica: desde los compañeros de trabajo, pasando por los amoríos hasta el interés romántico.

El primer libro del Silva López construye una visión de mundo ajena a lo contemporáneo, porque la protagonista habla sobre otras mujeres como “verdadero caballo de raza fina”, o “Iris, la solterona de 45 años que ya se le pasó el tren y su infinita cantidad de vagones”, apología a la violación: “Me imaginé que me encerraba y me lanzaba sobre la mesa para violarme y que lo disfrutaba desde el principio”, o la confusión de que el orgasmo solamente se llega mediante la introducción de un objeto: “También he pensado en comprarme un dildo o consolador, o pene de plástico o como quieran llamarlo (…) si al final, un buen orgasmo también me lo puede dar un pepino”. Si no era suficiente con esto, la aporofobia está escenificada en el recuerdo de la visita de un escritor famoso que visita a la universidad: “lo vi llegar entre muchos pobres de la facultad”. Dando cuenta que, para el creador, “los pobres” no solo tienen la capacidad de leer, sino que existen y tienen acceso a estudios superiores.

De a poco, aparecen relatos y conversaciones sobre violencia en el pololeo y matrimonio, los que siguen una línea propia de constatar el hecho y no tienen mayor injerencia, sino como trasfondo en la novela. Además, la aparición del conflicto aparece tardíamente junto con las cartas que dan el título a la obra. Son cartas anónimas que relatan violencia intrafamiliar, argumento que llega a un punto protagónico y que es resuelto, por el autor, de una manera poco óptima, porque la protagonista es personaje estático.

Por largos pasajes nos sumirá entre el acto de coger y follar, lo que significa deformaciones de una literatura comercial que está lejos de la literatura erótica. Porque si van a aparecer nuevas copias de personajes teniendo sexo y llegando al orgasmo (como si fuese la única finalidad), mejor buscar un erotismo provocativo y de calidad, en tanto la mayor forma literaria en el campo del deseo, ha sido la descrita por la autora chilena María Luisa Bombal en la última niebla.

Una de las subtramas no desarrolladas es el desempeño de Rita Andaluz, la presidenta de la editorial hispana, y el tabú que significa instalar escritores en la sección espectáculos de los distintos medios de comunicación a cambio de un porcentaje por dicho trabajo: “Si por algún motivo los textos tenían impacto en los lectores de las revistas, ya sea para una entrevista o contratación de ellos en algún medio de comunicación, Rita los contactaba y ‘apadrinaba’, cobrándoles una comisión por cada publicación hasta el fin de los días”. De igual modo, las reuniones de las editoriales (oligopolios) para analizar el mercado de publicaciones y novedades sin competir.

Las cartas de Samanta tiene potencial por la temática de violencia que elabora, pero que queda en eso, en una somera constatación acusativa. Es complejo valorar positivamente un personaje que transita con fruición entre el clasismo, el racismo, lo aporofóbico y superficial a más no poder, incapaz de comprender sentimientos ajenos para revivirlos para sí mismo, sin caer en el mismo comportamiento del siglo pasado.

 

Las cartas de Samanta

Diego Silva López

Valdivia, 1988

Editorial Dokumenta

2020

138 páginas.

domingo, 5 de diciembre de 2021

CRÍTICA| Antihéroe de la narcoliteratura: «Miedo» de Aníbal Ricci

 

Miedo (2021) de Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968), es la reedición de su primera novela Fear (2007). En este nueva versión el autor desarrolla varios tópicos, como la relación no superada con la expareja, Gloria, las abundantes figuras femeninas representadas como prostitutas o distribuidoras, y para cerrar el encuadre, la paranoia de estar siendo vigilado constantemente.

 

El autor rediseña una novela más estática que lista de compras en el supermercado. Un diario de vida donde hay abundancia de acontecimientos marginales, pero en lo técnico es difícil encontrar una frase que tenga como norma más de tres renglones. Este aspecto que pudiese ser un hecho aislado, se repite en otra novela: El martirio de los días y las noches (2015). Esto es gravitante porque no desarrolla una literatura fluida, tampoco un ambiente que no sea el delirio psicológico, ni menos representa la transposición de la voz narrativa del personaje. Lo que provoca que la lectura sea abrumadora debido al planteamiento mecánico y poco reflexivo.

De este modo, el protagonista se hunde en las actividades nocturnas por más de un tercio del libro, siendo de escasa relevancia lo acontecido. Porque este traficante y consumidor, lo único que desea es sobrellevar la pena por el abandono de Gloria y la mejor solución es buscar prostitutas en las mismas condiciones: “Era un mal reemplazo de Gloria, pero al menos dejé de llorar en las noches. Su partida había hecho mil pedazos mi autoestima, hasta el punto de estar viviendo con una puta” (p. 21). La separación origina una espiral de vida nocturna sin control que lo lleva a otros países.

 

El tópico de la paranoia y el delirio de persecución derivado de la excesiva ingesta de cocaína y el acoso de un colega de trabajo, es lo que hace a andar este libro: comienza a cambiar de lugar, visita a la hermana, etc. Sin embargo, la turbia atmósfera en la que supuestamente es vigilado es constante: “Volvieron a sentirse los gritos. Como si alguien les hubiese avisado que apagué la luz. Convencido de que, si me quedaba en el cuarto, nada me ocurriría, era cosa de esperar a que amaneciera” (p. 48).

 

Aparte de los tres tópicos mencionados, uno de los gruesos errores es construir una historia monótona, en que las dinámicas sociales son búsqueda, consumo y huida pero con un fondo de países latinoamericanos. Sumado a esto, aparecen varias reflexiones sobre el valor de la familia, el tiempo perdido y la fatalidad misma del ser. Por otro lado, nada peor que un personaje plano que no evoluciona y cuya estrategia —al igual que la escritura— se vuelve rutinaria. Es decir, este antihéroe de la narcoliteratura que se presenta en las primeras páginas se mantiene de igual forma hacia el desenlace.

 

Dado que Miedo (2021) de Aníbal Ricci es una nueva edición, revisada y aumentada, uno esperaría que el trabajo haya mejorado. Mucho más si tiene a su haber varios libros posteriores al primero. Sin embargo, se mantienen los desaciertos haciendo que esta novela sea un rotundo fracaso, porque da lo mismo el tema si el personaje de focalización es plano.

 

Miedo

Aníbal Ricci Anduaga

Editorial Zuramérica, 2021

144 páginas

Precio de referencia: $11.900.


CRÍTICA| Piñera en el psiquiatra: La revuelta que dejó a su Gobierno maltrecho

 


 Este libro de 228 páginas, está dividido en cuatro grandes capítulos: primero, “la noche más oscura”; segundo, “la crisis que nadie vio venir”; tercero, “el estallido”; y cuarto, “los días decisivos”. La tesis que instalan es la incapacidad del Gobierno para comprender que la calle exigía profundas reformas del modelo neoliberal que parte de la base de la Constitución de 1980.

 

El segundo Gobierno de Sebastián Piñera debía ser consagratorio para la derecha, situando a Chile como líder regional sin precedentes y pronto a dirigir la APEC y la COP25. El estallido chileno no solo impidió, sino que, dejó maltrecha a la derecha. A nivel internacional, nuevamente se le asoció con la dictadura de Pinochet tras el discurso de Piñera: “estamos en guerra contra un enemigo poderoso”, y hasta el momento, la presidencia se mantiene todavía con plenas facultades pese a las cuatro condenas internacionales de violaciones a los derechos humanos.

 

El libro consigna seis fallecidos sin identificar, cientos de heridos con rotura del globo ocular y ante la gran cantidad de heridos, los responsables continúan impunes.

 

La caída de Chadwick

Herrero dirige Interferencia, mientras que Landaeta es actualmente directora de contenidos del canal de TV La Red. Básicamente, trabajan con fuentes concretas donde el grueso son fuentes de medios de comunicación tradicionales y alternativos, pero también, están las fuentes de asesores, subsecretarios, operadores, funcionarios o gente de confianza que configuran el ambiente de pasillo al interior del palacio de gobierno.

 

Uno de los errores en el ritmo de lectura es el capítulo “La caída de Andrés Chadwick”. Los autores se tardan en dar contexto a la salida de esta figura política. El ministro venía con alto descrédito debido al asesinato por parte de carabineros de Camilo Catrillanca. Pese a la fuerte oposición y al impacto en la opinión pública no salió del cargo y fue blindado por su primo hermano. Queda cojeando esta sección al situar la muerte del comunero mapuche como posterior a la salida. Asimismo, una de las deudas que tiene esta obra es no alcanzar testimonios de miembros de la Segpres que dirigía Cristián Larroulet.

 

Piñera con cuadros psicóticos y estrés

Como todo libro que busca relatar lo acontecido en el ejercicio del poder ante situaciones trascendentales, el lector encontrará datos sabrosos. Por ejemplo, la intensidad de las manifestaciones en Plaza Dignidad provocaron cuadros psicóticos y estrés en el mandatario. El médico psiquiatra Ricardo Capponi lo hospitalizó en casa y Jaime Mañalich lo revisó. El personal de seguridad en la casa de los Piñera-Morel fue en aumento, así como la paranoia donde el edecán debía probar la comida ante el supuesto envenenamiento.

 

Si bien en lo técnico no se observan errores o imprecisiones, la crónica donde el escritor lleva al lector a transmitir las sensaciones de la revuelta es insuficiente. Esta se enfoca en materiales concretos como testimonios, tweets de políticos locales, análisis sobre los movimientos para dar salida a la crisis, trabajo en terreno de reuniones políticas, televisión, periódicos, entre otros.

 

La revuelta. Las semanas de octubre que estremecieron Chile (2021) utiliza la estructura de novela del lado B de la trama, intentando develar nudos importantes desde el pasillo, distinto la crónica novelada de John Reed en el libro Diez días que estremecieron al mundo, pero que entrega información primordial sobre la revuelta de octubre.

 

La revuelta. Las semanas de octubre que estremecieron Chile.

Laura Landaeta y Víctor Herrero

Editorial Planeta, 2021

228 páginas

Valor referencial: $15.900

lunes, 6 de septiembre de 2021

CRÍTICA| El investigador Cayetano Brulé achunchado por su autor Roberto Ampuero

 

Roberto Ampuero debe ser de los pocos escritores donde no ha tenido lugar la redención. Pese a contar con ocho libros en su haber, la forma y el contenido en las distintas publicaciones no ha desarrollado la solidez y solvencia que corresponde a la trayectoria literaria. Y aunque la capacidad de reinventarse por parte del autor no ha faltado, en esta obra toca fondo sin remedio.

Demonio (Sudamericana, 2021) es la última novela de Roberto Ampuero (Valparaíso, 1953): En ella, Amaya Bengoa busca al detective Cayetano Brulé para que resuelva el caso del pintor Edmundo Galaz Expósito, quien fue asesinado a los pies del Cristo Redentor del cerro Bellavista de Valparaíso. No obstante, en 140 capítulos se atosiga al lector con las más disparatadas y fantasiosas miradas sobre la revuelta chilena del 18 de octubre del 2019.

 

Para una persona con estudios de literatura en el extranjero, que haya construido un personaje como Brulé y promover la tesis de que Chile, “bello y majestuoso como un tigre”, está bajo ataque de sectores radicales como delincuentes y narcotraficantes que rompen con todo a su paso, es digno de reprobar. Además, es paradójico que el protagonista se haya convertido en una parodia de sí mismo, siendo su progreso común y predecible. No solamente porque como detective no investiga, tampoco hace las preguntas correspondientes para indagar en las motivaciones del acontecer nacional, por lo que la ficción narrativa que promueve es desequilibrada.

 

El investigador privado Brulé contempla la situación del estallido social con menos voluntad que los gobiernos y empresarios resolviendo el tema de la desigualdad en Chile. Estamos ante un “no es la forma”, expresión utilizada por aquellos/as que defienden semáforos y el patrimonio oficial, mientras que con ostentosa alevosía han desconocido, omitido y silenciado los crímenes ejecutados por aparatos represivos del Estado. Tal como ocurre aquí. Por ejemplo, cuando asiste al coronel Santos Vargas exfuncionario de Carabineros, y se explica que la desobediencia civil con las Fuerzas Armadas es consecuencia del movimiento social. Nada que aseverar sobre los millones robados durante años en Chile. No importa la investigación del pintor Galaz, el mensaje es retratar y representar a un sector que gobernó, se burló y nunca sintonizó con la población. Así, el lugar que detenta este libro en tanto discurso cultural es putrefacto.

 

No solamente eso, en la presentación de las consignas, confunde no sólo al lector, sino también, al propio agente: “Lo demostraban la proliferación de consignas en los muros suscritas con la A del anarquismo, el fusil del MIR, y la hoz y el martillo, y las postas de enmascarados que controlaban el tránsito” (55). El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) no utiliza el símbolo del fusil, sino los colores rojo y negro. Esto no sólo es una caricaturización, sino una falta de precisión de dichos símbolos.

 

Si a ciertas personas les preocupa el fondo y la forma, este volumen es la prueba fehaciente del porqué es fundamental realizar un análisis crítico-estético a la obra de arte. Una de las aristas es el carácter técnico de la industria literaria. Me refiero a que, Demonio ha sido impreso en Uruguay y con una capacidad de diez mil copias. Es decir, el estallido se ha convertido en un producto, una mercancía literaria, pero bajo el prisma institucional. El mensaje no es local, sino exportar la rebelión hacia otros países con un discurso frágil y carente de elocuencia, porque vincular lo narco y el lumpen con las movilizaciones populares, es no entender nada.

 

Roberto Ampuero entrega una de las peores obras literarias de Chile. Demonio es un relato con carga emocional donde las dominantes sostienen la tesis de la paranoia delincuencial como eje movilizador porque es notoria la pérdida de privilegios y reticente a los cambios sociales que necesita el país.

 

Demonio

Roberto Ampuero

Editorial Sudamericana

Año 2021

424 páginas

Precio de referencia: $16.000.-

domingo, 1 de agosto de 2021

Crítica literaria: "En el pueblo hay una casa pequeña y oscura" (2021) de Vladimir Rivera Órdenes.



Regularidad literaria es lo que podemos afirmar sobre Vladimir Rivera Órdenes (Parral, 1973), luego de Qué sabe Peter Holder de amor (2012), Juegos Florales (2017), y Yo soy un pájaro ahora (2018). Porque En el pueblo hay una casa pequeña y oscura (2021) es una obra con alto potencial, donde la mayoría de las crónicas tiene carácter de epifanías y se observa un proyecto pulcro.

Para las personas que conocemos las provincias, las infancias de lluvia y el sombrío sur, este libro se vuelve entrañable. Las crónicas de Vladimir Rivera sobre Parral abarcan las tres últimas décadas.  Muestran a los hijos de la calle de una comuna apática, en un valle helado donde las familias viven con lo justo: la comida en la medida de lo posible. “Todo se adquiría de una pieza, nadie iba al supermercado a hacer la compra del mes. Es decir, había gente que sí, pero nosotros, los cabros de la calle Francisco Belmar, no” (21). Historias de las que la derecha y ciertos sectores de clases medias reniegan o han omitido como muchas otras violencias normalizadas. Por supuesto que a no pocos les parece un acto meritocrático cual himno nacional, que genera orgullo, ver que otros vivan mediante préstamos.

Rivera arma concisos relatos de niños, muchos de ellos de la población tomada Arrau Méndez, que están observando, creciendo, viviendo la dictadura y la transición. Algunos son hijos de desaparecidos, observan la separación de los padres debido a la violencia intrafamiliar o crecen con ellos. Está la recomposición de los núcleos políticos, aparece el sindicalista relegado Manuel Bustos orgulloso de los pactos realizados para el plebiscito,  y la incipiente rebeldía juvenil. Que, además, los subcapítulos estén bien cerrados es uno de los puntos fuertes del volumen.

Las distintas personalidades que habitan Parral pueden lograr una profunda densidad e impacto en el lector. De igual modo, la ausencia del padre por tortura y desaparición en la dictadura, establece un horizonte que ensombrece el poblado. No es el único, se trata de una generación movilizada en la lucha de derechos y que fue mutilada. Frente al olvido; un país de impunidad. Sin embargo, desde la literatura se genera la resistencia de colocar en estas páginas los nombres, vidas y circunstancias truncadas.

Uno de los relatos más hermosos es “Juan de Dios”, el primogénito nacido muerto y sepultado en un rincón del cementerio. La familia lo va a visitar regularmente. Los hermanos lo hacen partícipe de la infancia y hay un sentido de pertenencia cuando el cadáver todavía es ubicable. De cualquier modo, es el hermano mayor y en la dinámica familiar, se hace presente. La ausencia del mismo, la desaparición del nicho provoca un olvido y un largo adiós que no acaba.

El canon literario masculino: Borges, Ray Loriga, Echeverría, Neruda y principalmente, Juan Rulfo, funciona como tejidos para darle a este libro espacio en la literatura latinoamericana sobre la épica de vidas mínimas y la literatura de los hijos que critican lo difícil de vivir en este país. Emerger, tras lo visto, es prácticamente una epopeya.

Sin duda, las crónicas literarias de En el pueblo hay una casa pequeña y oscura tienen elaboración y contenido, en un trabajo sobresaliente y elogiable. En estas intensas melancolías de un pueblo fantasma, existe la inocencia de entender un futuro que no negocia a los y las familiares desaparecidas, ni menos con las personas que administran el modelo.


En el pueblo hay una casa pequeña y oscura

Vladimir Rivera Órdenes

2021

La Pollera Ediciones

162 páginas.

Crítica literaria: Psicópatas, potenciales violadores, obsesivos, trastornados: El lado B del país en «Palo blanco» de Ramos Bañados


Después de la novela «Ciudad Berraca» y las crónicas en «Matute», la estética de Ramos Bañados ha vuelto a escena: aquella del lenguaje punk, de humor irónico y prosa corrosiva, donde los sujetos pasan desde el absurdo a mantener la categoría que los distingue sobre los demás. Es decir, cuerpos políticos y representantes de lo neoliberal que se empinan en esta pirámide social y desde ahí, repiten las mismas conductas que los oprimían.

En la carrera literaria del periodista Rodrigo Ramos Bañados (Antofagasta, 1974), son varios los libros publicados en distintas editoriales, siendo uno de los más destacable es la novela experimental Pinochet boys (2016) seguido de las crónicas de Tropitambo (2018). En ellos, evidencia una preocupación por la situación actual del norte del país, también por cómo se desenvuelven distintos sujetos con/sin influencias, los desplazamientos migratorios, sobre el camino de la droga y la locura, el lenguaje, y la violencia del neoliberalismo chileno en todos los niveles.

 

Palo blanco y otros cuentos (2020) consta de dieciséis relatos cortos, desprolijos unos, otros con baches, pero de lectura rápida. En el volumen hay personajes que carecen de algún tipo de poder, el lado B del país: psicópatas, potenciales violadores, obsesivos, trastornados que generan o son parte de las violencias colectivas. De cualquier modo, hay experiencia y naturaleza para hacer la novela del norte chileno que juegue, dialogue, renueve con el imaginario de Miedo y asco en Las Vegas de Hunter S. Thompson.

 

Lo importante es que después de la novela Ciudad Berraca y las crónicas en Matute, la estética de Ramos Bañados ha vuelto a escena: aquella del lenguaje punk, de humor irónico y prosa corrosiva, donde los sujetos pasan desde el absurdo a mantener la categoría que los distingue sobre los demás. Es decir, cuerpos políticos y representantes de lo neoliberal que se empinan en esta pirámide social y desde ahí, repiten las mismas conductas que los oprimían. Mientras escribo, pienso en la soltura narrativa para hablarnos sobre tres viejas chifladas canjeando puntos para llegar al paraíso donde la esperan los cosacos, en el sátiro cuento de “la piedra feliz”.

 

Asimismo, las literaturas escritas o situadas desde las provincias están ampliando el panorama literario local demostrando que los provincianos desarrollan una relación y dependencia idiosincrásica de lo que sucede en la capital. De esta forma, en el cuento “Literatos” el docente universitario Nicomedes Navarro desea codearse con escritores extranjeros y ser un referente de la buena escritura a diferencia del “colectivo periférico”, quienes según él “ensucian el lenguaje con sus historias llenas de resentimiento”. Asimismo, en “Acción Poética”, nuevamente es secuestrado el famoso escritor Álvaro García Sotomayor, por audaces escritores, que buscan “que la literatura deje de ser manipulada por intereses de mercado y, de paso, que la empresa privada deje de lavar su imagen a través de la cultura”.

 

Así, en esta exhibición coral de rabia y frustración Palo blanco articula una sociedad decadente y patética: El bibliotecario que ayuda a Laura a través de un premio literario y es despedido al finalizar el año, la demencia de Palomino en la salitrera Santa Luisa frente a dos turistas perdidos, el tráfico de drogas entre Tacna y Arica, el inmigrante que provoca al chofer de la micro de Viña del mar, el dirigente sindical que se obsesiona con actrices porno, con escritores y mercado publicitarios, la corrupción en la cultural regional y en caricaturescos escritores de la bohemia en decadencia que relatan esporádicas aventuras, entre otras.

Palo blanco y otros cuentos significa el regreso a la literatura satírica que ha consolidado a Ramos Bañados. Aquella donde el foco son los personajes fracasados y olvidados, situados en diversas temáticas que reflejan lo que sucede en el Chile actual y relatos cortos que hacen rápida su lectura.

Palo blanco y otros cuentos

Rodrigo Ramos Bañados

Zuramerica

142 páginas

Precio de referencia: $11.900


 

viernes, 23 de julio de 2021

Crítica Literaria: Piratas, indígenas y el fastidio de la política de la Concertación en «La pajarera» de Eduardo Plaza


 

La pajarera (2021) es el tercer libro de Eduardo Plaza (Coquimbo, 1982). Previamente, apareció con los cuentos en Hienas (2016), donde expresa infortunio y resignación en ciudades como La Serena, Guanaqueros, Tongoy o Coquimbo. Después, con la novela psicológica Retamo (2020), sobre un escritor alcohólico que ahonda en la angustia de las desgracias personales.

Ahora con este volumen de seis crónicas, transita entre la rabia, la nostalgia y resignación respecto a crecer en la ciudad de Coquimbo. Plaza nos muestra la procedencia y forma de vivir de la familia: hacinados y marginados donde la madre es fundamental para sostener a seis hijos/as. Sin duda, la resolución de la identidad familiar es una marca que atraviesa esta escritura. Allá en las pajareras, apelativo a viviendas sociales ubicadas tan lejos de la ciudad de aquellos años que ni siquiera el microbús llegaba. Luego, relata el autor, la expansión urbana dejó bastante adentro a la casona que pasó a habitar en la década del noventa.

Uno de los rasgos importantes de los relatos es cierto grado crítico, pero benevolente, dirigido no solamente a los que detentaron la influencia de los cargos, sino también a la población coquimbana. “Lo cierto es que Coquimbo cambió durante esos años, así como todo Chile lo hizo. Y no solo en términos de infraestructura: había una cierta mezcla entre altivez y desclase, como si quisiera esconder su pronunciación proleta”. Este tipo de perspectiva son reiteradas y significan un desencanto y hastío por la ciudad.

En la sección “cumbia de cahuín”, aparece el guitarrista Eduardo Lalo Macuada narrando las vicisitudes de los Viking 5, y da contexto al tipo de sonido de la cumbia de Coquimbo. Sin duda, está relacionado la cultura cumbiera del país. Sin embargo, queda al debe porque solamente posiciona la voz institucionalizada, en tanto testimonio, con pocos recursos, sin contrastes y sin construir un perfil del grupo.

Así, en la mayoría de los relatos se confunde el presente con los recuerdos tejidos con hechos históricos, recortes de diarios, cultura popular como es la búsqueda difusa de los orígenes de la fiesta de la Pampilla, la fantasmagoría de predicadores, o el exalcalde Pedro Velásquez, pionero en construir la Cruz del Tercer Milenio, la Mezquita Mohammed VI y declarado culpable de fraude el fisco. Muchos otros alcaldes del país utilizarían las mismas estrategias para echar a perder empobrecidas localidades.

El tema indígena es un caso sin resolver aún en Chile. Así, Plaza ahonda en el concepto chango como expresión peyorativa de los serenenses a los coquimbanos. Desde su experiencia transita por Tierras Blancas, Tongoy y Guanaqueros, hablando sobre historias de piratas, tesoros y saqueos de holandeses y españoles en las respectivas costas. Asimismo, indaga en la historiografía del pueblo chango y el vínculo del arqueólogo Ricardo Latcham con el lugareño y descubridor Manuel Castro.

La pajarera problematiza un Coquimbo pedestre, un espacio geográfico-histórico donde se mezcla el presente fresco y un pasado lejano. De modo que se habla de piratas, de indígenas, del fastidio de la política de la Concertación, pero no de los detenidos desaparecidos que atraviesan a cada una de las ciudades del país, por ejemplo. No cabe duda que la importancia de las infancias y las complejas relaciones interpersonales en regiones son relevantes en la cartografía literaria chilena.

viernes, 7 de mayo de 2021

Crítica literaria: «Es lo que hay» Chile, el país de los padrinos, incluso en un libro feminista.


 

Es lo que hay (2021) es la primera publicación en narrativa de Begoña Ugalde (Santiago de Chile, 1984). Previamente ha publicado poemas La virgen de las antenas (2011), Lunares (2016), Poemas sobre mi normalidad (2018) y La fiesta vacía (2019).

En este volumen, los cuentos conjugan un estilo parco y escueto sin grandes estridencias. Las protagonistas son mujeres (madre soltera o en pareja) que no han logrado el éxito que representa la obtención del título universitario, tema relevante para las familias conservadoras y acomodadas. Por lo mismo, ellas están disconformes con el estilo de vida, visibilizando la dificultad del ejercicio de la maternidad y haciendo propio el feminismo en un mundo salvaje y neoliberal.

Estas sutilezas están en segundo orden como la curiosidad por el lesbianismo en el cuento “Es lo que hay”, a diferencia de lo heterosexual que está presente sin tapujos en “Fuera del mapa”. Lo lésbico aparece como mera intención y deseo porque no hay personajes de diversidad sexual que desafíen esta sociedad tradicional. Lo que sí aparece de modo transversal, son personajes femeninos, que en algún momento tomaron consciencia, ante situaciones o expresiones que les parecen ofensivas y ponen de manifiesto su molestia.

La visión sobre la masculinidad que desarrolla Begoña Ugalde no está supeditada solamente al personaje indócil, descuidado y sin pudor que representa Camilo en los dos últimos relatos. En efecto, otros personajes como los padres jóvenes, aparecen protectores, presentes en la crianza y partícipes económicamente dentro del ámbito familiar.

Irremediablemente los personajes no se amplían porque la narrativa de la autora está diseñada así. Tal como se muestra en “Cementerio General”, donde se aplica la fórmula del Eros y Thanatos. La joven madre se recupera del parto, narrando los inconvenientes del posparto: escalofríos, fiebre, depresión, malhumor y el niño pegado a la teta en una noche de Halloween. En el exterior, los niños juegan al “dulce o truco” y amenazan la puerta de la casa, lo que compromete la seguridad de la familia.

En el cuento “Es lo que hay”, relata los inconvenientes de la estadía familiar en Barcelona. El esposo trabaja en los delivery (tercerización laboral), mientras la protagonista lidia con los deberes de la casa, cuida a la niña y finaliza la tesis sobre detenidas desaparecidas en la dictadura de Franco para la Universidad de Barcelona. Enseguida transita por distintas capas secundarias como el deseo por personas del mismo sexo, la precarización laboral, los sujetos marginales que parecen simpáticos de la puerta hacia afuera, como los okupas que rondan la finca y las torturas a mujeres, entre otras.

En “Una pregunta difícil de responder”, la rutina familiar la componen Julia, Víctor y dos hijos. Para las festividades, Camilo plantea desviarse de su ruta por Europa y pasar a Barcelona a compartir con su hijo biológico. Su aparición en el departamento provoca un desorden y mucha incomodidad en Julia. De pronto, el hijo Pablo pregunta: “¿Y cómo fue que aparecí yo?”, mientras en la calle hay tormenta eléctrica. Con el descaro que caracteriza al padre biológico ausente intenta explicar el nacimiento de Pablo: una relación fallida, de continuas peleas, inestabilidad laboral y la presión de él por tenerlo. Así cualquiera es padre.

De lo anterior, continúa en el último cuento “Fuera del mapa”. Durante el verano en la que la protagonista entraría a la universidad, conoce furtivamente a Camilo en Plaza Ñuñoa y sin más explicaciones se van a mochilear a Argentina y Brasil. El relato enumera las pellejerías de dos jóvenes que juegan a la aventura y tienen tantas peleas como sexo.

Las protagonistas de este libro, pertenecen a una clase media con oportunidades para salir de la universidad pero no lograron reinventarse debido al nacimiento de un hijo, que representa el obstáculo para progresar en la vida y nunca podrán liberarse de ello. Mientras que la presencia de la familia no está sino como un tedioso protocolo que hay que cumplir durante las festividades.

En “Máscaras de tigre” Silvia es madre soltera y tiene que ingeniárselas con esporádicos trabajos mientras crece su hijo Gaspar. Vive en un departamento de un ambiente ubicado en un connotado barrio de Santiago centro-oriente y ha congelado la carrera de Artes Visuales. Si bien la protagonista parece divertirse junto a su hijo, lo cierto es que el relato lo sitúa como un impedimento para alcanzar algún tipo de progreso en la vida. “Era absurdo pensar que con el niño a cuestas llegaría demasiado lejos”, dice. Es decir, añora la libertad que tuvo, y mientras escasea el dinero, se siente marginada de sus antiguas amigas o de las fiestas a las que no asiste porque suele estar mayormente agotada después del trabajo.

Luego, en “Piedras Preciosas” persiste la idea planteada anteriormente. Laura viene saliendo de una reciente separación, busca un trabajo como traductora en Londres para una importante editorial inglesa y junto a los mellizos Juan y Gabriel recorren el Museo de Historia Natural. En aquel lugar queda absorta y entra en una relación, que abre la posibilidad de abandonar a los vástagos.

Vale la pena detenerse a observar la «red» de la que forma parte un autor o autora. En este caso, incluye a Alejandro Zambra. ¿Este nombre tiene la intención de validar el libro? ¿Al modo de un padrino? Chile: el país de los padrinos, incluso en un libro feminista.

Es lo que hay es una obra que destaca por hablar sobre los dolores tras el parto de la maternidad y que ha conformado un mundo interior que protege con ahínco. Por otra parte, se observan dos falencias. Uno de ellas, son los cierres abruptos de los relatos quedando en la futilidad y no aprovechando el potencial. Y por último, hay demasiados personajes planos y estáticos que no se despliegan porque la estructura es un “yo” en relación a las sociedades de Santiago de Chile, Buenos Aires o Barcelona, donde cada vez es más complejo desenvolverse.


viernes, 9 de abril de 2021

Crítica literaria: «Mundo a escala» de Fergie Contreras


 

CRÍTICA| «Mundo a escala» de Fergie Contreras: Sentir dentro de una corporalidad incómoda y sugestiva

Se trata de una obra sumamente figurativa y de muchos silencios. Fergie Contreras desarrolla una sensible y sutil relación entre el cuerpo, la descontrolada urbe que se expande y el pútrido neoliberalismo expresado en empresas dueñas de amplios territorios que explota la naturaleza local. En una primera instancia, hay una relación intrínseca entre la ferocidad de lo contemporáneo que atrapa y provoca la pérdida del bosque: “los edificios por caer / los sonidos / de la tierra / enfermaron / por temblor / o dictadura”. No obstante, también refleja un tono de espanto y tensión sobre un cuerpo que no termina de constituirse y es múltiple.

El volumen consta de 42 poemas numerados y desordenados que se leen en un momento, pero para su comprensión necesita unas cuantas lecturas más. Además, son breves y la mayoría tiene la extensión de una página (hay un poema escrito en prosa). Algunos están construidos en base a tres o más versos simulando a los Haiku (que normalmente hacen referencia a la naturaleza y lo cotidiano). Otro rasgo fundamental, es la referencia metatextual al filósofo francés Jean-Luc Nancy (“Incluso el vacío es una especie muy sutil de cuerpo”) y que permite generarse una idea sobre la temática y alcances del lenguaje en la obra.

Por este motivo, el libro busca indagar en los sentidos anímicos y corpóreos del propio ser en relación con la ciudad. Así, en distintos poemas aparecen breves versos en cursiva incrustados a lo largo del poemario en los que superpone dolencias, castigos y laceracione

Comprendiendo que el cuerpo, al igual que los bosques nativos que son deforestados, es un tipo reclusión y por lo mismo no es un fin sino un tránsito, una hendidura en un territorio no determinado. La hablante pareciera estar atrapada en la abulia de lo que significa vivir con la velocidad de la metrópoli y armar un mundo a escala que le permita desarrollarse.

Sin duda, Mundo a escala de Fergie Contreras es un volumen de poemas atractivo y que alcanza el objetivo de elaborar complejidad en muy pocas palabras; comenzando desde lo externo a lo interno, lo perceptible a lo sombrío y punzando zonas de dolor. Su poesía privilegia la sensorialidad de los dolores, del tedio, cierto sentir dentro de una corporalidad incómoda y sugestiva.

Mundo a Escala. Fergie Contreras Salmen. Editorial Vísceras, 2020, 58 páginas.

domingo, 21 de marzo de 2021

Crítica Literaria: la Palabra y su perro (2019). Jugar a escribir.



Carlos Trujillo es uno de los pilares de la poesía en el sur. Probablemente más por fomentar el Taller Literario Aumen de Chiloé, en los que han salido connotados autores y autoras, que por el conocimiento de la obra que ha sido publicada mayormente fuera del país. Aunque ha publicado quince libros que no enumeraré, estos dan cuenta del largo tiempo dedicado a la literatura y a la poesía.

La palabra y su perro (Mago editores, 2019) es otra antología que recoge de libros como Palabras (Perú, 2005), Texto sobre texto (Costa Rica, 2009) y Todo es prólogo (New Jersey, 2000), entre otros. Este volumen engloba desde el primer grupo de poemas “Palabras”, a un hablante, en tanto escritor y en pleno momento de ensayo, que indaga sobre las preocupaciones en el acto de creación literaria, previo al poema. Una pregunta clásica de taller, pero transversal y una obsesión en la obra del autor.

De modo que dicha temática (¿qué escribir frente la hoja en blanco? O ¿qué hacer?) es un tipo de fractal literario y donde el empeño pretende alcanzar alguna de las aristas imaginativas: “Una palabra asiste al nacimiento / de otra palabra más pequeña / y ésa de otra/ y esa de otra de otra más” (14); “¿Qué hace la palabra que queda afuera del poema?” (15); “Escribo como si fuera la palabra / La que me lo pidiera ahora mismo / Desde la silla del frente, más allá del azúcar y el café/ La miro y me reveo / Y creo que la palabra se ve en mí” (19); “¿De qué escribir sobre la blanca cara / de una hoja de cuaderno?” (23). Estos fragmentos sirven para constituir esta pregunta en el objetivo primordial y la excusa para sistematizar esta creatividad. A continuación, este proceso de consciencia de sí mismo como literato queda abierto, sin respuestas. Una búsqueda poética similar al “libro de las preguntas” de Pablo Neruda.

La obra La palabra y su perro contiene una escritura correcta, formal en sus registros y una prosa manifiesta. Para ello utiliza un amplio abanico de recursos como por ejemplo: tomar prestado versos de otros poetas –muchos del sur–, paratextos, los juegos de significado/significante, figuras literarias, metatextualidad, entre otros. Por lo que, la utilización de la forma y la estructura deja entrever que no tensiona el lenguaje, sino que simula una práctica habitual dentro de los parámetros tradicionales. Es decir, busca más lo concreto que reflexiones abstractas y complejas.

La palabra y su perro, Carlos Trujillo. Mago editores, 2019, 240 páginas.