La primera novela distópica de Constanza Mondaca Merino, Embarazadas del calor (Editorial Inti, 2024), evidencia un tipo de ciencia ficción contemporánea donde el cambio climático arrecia sin aversión a la población urbana. Esto deriva en fatigosas temperaturas que afectan la fertilidad reproductiva tanto de hombres como mujeres. Por otro lado, el Ministerio de la Natalidad vigila y controla los derechos reproductivos de la población. Así, observamos que, en 2054, la sociedad chilena está envejeciendo ante la escasez de nuevas fecundaciones.
En 44 páginas, Mondaca Merino relata tres embarazos de distintas protagonistas, cada uno en capítulos breves, no titulados e intercalados. Estas historias no se comunican directamente, pero los personajes experimentan síntomas propios de la gestación los que no siempre van a finalizar con éxito. Además, hay miedo en las gestantes, porque cuando el Ministerio las descubre, estas son arrestadas, se les induce a perder el embarazo y luego, se les pierde el rastro.
La primera pareja se refiere a Claudia Rodríguez y Pedro. Ella es hija del ministro, de clase acomodada, su padre saca provecho político y comunicacional de la situación. Por su parte, ella quiere estar tranquila puesto que no tiene mayor contención femenina. El marido, en cambio, tiene una empresa de construcción donde desarrolla cápsulas herméticas bajo tierra para guardar alimentos a contrata con el Estado. A todo esto, también tiene un amorío homosexual con Felipe, un personaje circunstancial que no se desarrolla cabalmente, pero que se volvieron a reencontrar después de diez años.
La segunda pareja está conformada por Aranza y Francisco. Ella tiene recursos limitados y su madre es su único apoyo. En un caluroso ambiente, los protagonistas se descuidan y ella queda encinta. Así, con la incertidumbre de que la menstruación no llega, se consigue la prueba de embarazo por fuera del sistema ya que este está controlado por el Ministerio. Aranza reflexiona sobre abortar mediante organizaciones feministas, pero el pánico y el deseo de ser madre soltera pudo más.
Martina y Rafael son la tercera pareja. Ellos nacieron al mismo tiempo en dos familias amigas. Para evitar el acoso estatal, sus madres decidieron no inscribirlos en el registro civil de un pueblo ubicado cerca del río Bío-Bío. Ambos, criados juntos, pronto se enamoran; se casan y tienen el primer hijo. Aun así, frente al fenómeno –producto del cambio climático– no les parece afectarles lo que provocaría que el Ministerio les hagan múltiples exámenes para estudiar su caso.
La presencia de figuras masculinas no alcanza a empatizar con el proceso de gestación de las mujeres, y muchas veces, lo desconocen. Ellos están ausentes tanto físico como simbólico. Esta situación, podría beneficiarlos para salvar su pellejo llegado el momento oportuno.
Si bien las imágenes apocalípticas del río Bío- Bío son potentes, penó aumentar los contrastes de los espacios rurales, la provincia y el gran Santiago. Asimismo, la brevedad del volumen impide desarrollar de mejor manera los ambientes y concretar los modos de operar de los brazos prácticos del Ministerio, quedando muchas veces como una sutileza del relato.
Dentro del universo literario, Embarazadas del calor (2024) es un auspicioso debut de ciencia ficción con temáticas feministas y cambio climático que afectan los modos de vida mayormente urbanos. Respecto a la gestación ésta tiene su epicentro en la desigualdad y en el sistema de control estatal que provoca abortos y donde volver a lo natural vendría siendo lo revolucionario.
Embarazadas del calor (2024)
Constanza Moncada Merino
Editorial Inti
44 páginas.-