Cuando las personas toman consciencia de la situación
de explotación se inicia el encuentro, el diálogo y con ello, la participación.
En este sentido, la derogación de algunas tradiciones cotidianas, en su
ejemplificación “no puedo/por falta de tiempo”, representa el gesto de la
deshumanización del individuo alienado.
En el período de Frei Montalva, la política
habitacional estaba marcada por la asistencia del Estado permitiendo que las
familias de escasos recursos construyan sus propias viviendas con los
materiales que tengan a disposición. Luego, con la llegada de Salvador Allende
a La Moneda, el discurso estaba marcado por el Estado quien suministraba la
vivienda y esta, no era un bien de lucro.
Según el libro, el punto de encuentro de más de
sesenta familias fue en la población Menzel, las que se dirigieron la noche del
11 de febrero de 1973 al sector indicado debido a que la explanada tenía acceso
a agua potable, baños y cercanía con la Avenida Picarte. En voz de Bernardo Yefi
señala que en “la época de Allende estaban más humanizados los pacos, no hubo
represión porque sabían que iban a tener respuesta” (30).
Se ha escrito de manera insuficiente sobre el rol de
jóvenes de educación media y universitarios vinculados al Movimiento de
Izquierda Revolucionaria (MIR), estos cuadros políticos se desenvolvían entre
los pobres de la ciudad, el campesinado y los cordones industriales. Además,
frente a la burocracia estatal, la dirigencia decidió en 1973, organizar a
nivel país la toma de terrenos, montar los campamentos y desarrollar mejores condiciones
de vida en sectores de Angachilla, en Las Ánimas y en pampa Krahmer. Para su cometido,
debían ganar las dirigencias en las poblaciones, el médico Pedro Cardyn (exMIR)
señala en el volumen: “no pa’ nosotros había que ganarse la conducción de la
gente. No sacamos na’ de ganarse las cosas por secretaría” (25).
Es importante remarcar el tipo de comportamiento de
los dirigentes elegidos mediante asamblea: debían ser ordenados y tener un
comportamiento ejemplar. Desde no beber alcohol, no tener peleas dentro del
matrimonio, saber cocinar para el refugio y dialogar con las autoridades del
SERVIU y los funcionarios de la municipalidad.
Con el golpe de Estado, los militares reestructuran
las poblaciones mediante cambio de nombres de militares, sacando a los hombres
comprometidos para torturarlos. Helena dice: “fueron tiempos muy violentos
porque no se respetaban a las madres que hubieran tenido guagüita” (50), Mario
agrega que “cuando los milicos entraban yo te digo la balacera era
impresionante po’… ¿Aparecía, cuándo? Unos días más tarde todo moreteado y
golpeado…” (51), Mateo afirma que: “con continuos allanamientos e
interrogatorios por parte de carabineros y militares, con sus caras pintadas y
fusiles de guerra… la práctica sistemática del terrorismo de Estado, realizada
por organismos de seguridad, me marcó profundamente, ya que, por mucha ayuda,
es muy difícil de olvidar lo que sucedió…” (52-3)
Con el mismo formato de trabajo donde da paso a las
voces entrevistas, se detalla de la llegada de CEMA-Chile, las articulaciones
femeninas en los Centros de madre, el Programa de Empleo Mínimo (PEM) y el
Programa Ocupacional de Jefes de Hogar (POJH) en Chorrillos. En los talleres
laborales del PEM se pagaban $1.500 chilenos de la época cada quince días, por
cuatro horas diarias. Por otro lado, los varones fundan el Club Deportivo
Chorrillos, emergían en el ochenta las agrupaciones juveniles y circulaba la
acción social de la Iglesia Católica que estaban vinculadas a la Teoría de la Liberación.
Hacia el final, el volumen permite observar las formas
en que la soñada casa propia era entregada a las familias: promesa de campaña
de 1989, encuestas de saneamiento, la necesidad de abrir una cuenta de
ahorro base de $5.000 y el pago de dividendo cuando el trabajo escaseaba. Para luego
hacer el traslado y desarme de las zonas ocupadas hacia la población Pablo
Neruda.
En la obra “Campamento Chorrillos de Valdivia” (2016) da
cuenta de un hecho innegable: ¿cuántas de las poblaciones conocidas han sido
forjadas con el sudor de las frentes de nuestras familias? La nueva clase
media, endeudada en dividendos y forjada desde la precariedad ha sido subyugada
por los créditos, ya no por lo que tiene, sino por lo que cree que va a tener
en el mes siguiente. Releer es recordar qué significa dignidad.
Gonzalo Schwenke
Profesor y crítico literario.
2 comentarios:
Excelente reseña y una historia pendiente a la vez ya que aun nosotros los que eramos niños y ahora mayores, debemos cambiar el paradigma y contribuir a la historia de una manera positiva. En lo personal agradezco a Dios todo lo recibido en esta vida y de los sueños cumplidos. Yo viví en el campamento de niño hoy mantengo muchos amigos aun, en el año 91 tenia 10 años cuando nos fuimos a la Pablo. Hoy ya mayor es difícil olvidar, las necesidades, las penas y el terrorismo de estado con los militares y carabineros, cuando tiraban lagrimogenas en los pasajes y andaban asustando a la gente y no podíamos salir y teníamos que guardar silencio en nuestras propias casas. Lo mejor de todo es que todo eso ya esta superado y solo queda seguir avanzando a pesar de las adversidades que por nacer pobre pone la vida. Edu.
Hola, me gustaría saber como conseguir el libro y poder recordar los momentos vividos de aquellos años, saludos
JOEL
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