Llanka
Piwke (2024) es la primera novela de Machi
Adriana Paredes Pinda (Chaurakawin, 1970), ha publicado el conjunto de poemas Üi
(LOM, 2005) y Parias zugun (LOM, 2014). Ella es una autoridad
tradicional en la cultura mapuche. Por un lado, ser Machi, tiene la
responsabilidad de la salud física y espiritual de las comunidades. Mientras
que, la consideración Poeta –con mayúsculas– abarca en su escritura la
dimensión cultural del pueblo mapuche y en la que participa. Ambos conceptos
interseccionales nos permiten identificar desde qué lugar y nivel está
narrando.
En el volumen nos cuenta las desdichas y resistencias de mujeres
que alguna vez tuvieron un rol fundamental en la sociedad mapuche. No obstante,
con la llegada de la civilización occidental colapsó el modo de vida indígena
hacia la exclusión, al mismo tiempo, ellas han sobrevivido al despojo del
hombre blanco y del criollo durante siglos.
El relato se
focaliza principalmente en Rosa Paillafil, una mapuche mestiza que sale de la
reducción a trabajar como empleada doméstica en una prestigiosa familia médica
en Santiago. Ella le escribe cartas llenas de afecto a su hijo Juanito que está
en el Sur. El relato cuenta que aprendió a leer y a escribir a escondidas,
porque los más cercanos decían que eran cosas de winkas. En consecuencia, ella
siente el llamado por ampliar su conocimiento y aunque la tragedia la persigue,
nunca podrá abandonar el lugar del sueño donde suelen aparecer visiones, los
cantos (ülkantun), la mitología (shumpall) y remembranzas de guerras pasadas.
Luego emerge la figura de la abuela materna, Kaypillan, que se le reconoce por
su carácter rústico y aire de malagüero, pero que se comprende dado que
participó y vivió la lucha para impedir las reducciones a través de la
Federación Araucana (1921). También se habla, a partir del testimonio de los
lugareños, sobre el desprecio para con la loca del Budi. La situación de
exclusión por parte de la sociedad chilota del siglo XVIII - XIX a Chillpila; y
el castigo inquisidor sufrido a traición por María Chipia.
El campo de
los sueños es utilizado permanentemente, es esencial dado que contiene una red
de significados de los personajes femeninos dispuestos en planos
contradictorios del mundo humano y no humano. El tiempo y la memoria en los
personajes mapuche no son conceptos medibles como en el mundo occidental, sino
que, es una trasposición del tiempo circular; el pasado está conectado y en
permanente diálogo con el presente. Así, los sueños son una forma de
interpretar el mundo, de subvertir la historia oficial chilena y activar la
subjetividad del hablante, porque en aquella dimensión la lengua, la memoria
fragmentada, la historia, las prácticas culturales resisten.
Otro aspecto
relevante son las tres páginas diferenciadas de los capítulos de la novela por
las hojas de color gris y letra de color blanco. En el primero es un epígrafe
con el que marca el tono de la obra: “Triste es la sangre del champurria”. En
la segunda, una especie de indagación que resume a las protagonistas y que
invita al lector a que escriba comentarios en recuadros señalados. Y finalmente, una serie de preguntas abiertas frente a los
infortunios de la vida de los personajes.
Llanka
Piwke (2024) se puede considerar
fácilmente como uno de los mejores libros del año. Un ejemplar desafiante,
porque hay secciones que están en mapuzungun y no están traducidas ni tienen
pie de página. Lo que invita al lector a que se sumerja en la palabra y en su
traducción. Asimismo, contiene una prosa poética de alta belleza, basada
principalmente en una oralidad champurria, que combina esa voz sureña/campesina
del cotidiano y algunas palabras en mapudungun. De manera que, la historia de
las mujeres es la historia indígena de Chile (“somos iguales, igual de
importantes igual de despreciaos”), repleto de violencia, despojos y el éxodo
de las generaciones mapuche por el país.
Llanka
Piwke. Primer retazo (2024)
Machi
Adriana Pindatray Pindapichvn
Editorial
Amukan
160 páginas.-