martes, 29 de octubre de 2024

Llanka Piwke. Primer retazo (2024): el éxodo de las mujeres mapuche

Llanka Piwke (2024) es la primera novela de Machi Adriana Paredes Pinda (Chaurakawin, 1970), ha publicado el conjunto de poemas Üi (LOM, 2005) y Parias zugun (LOM, 2014). Ella es una autoridad tradicional en la cultura mapuche. Por un lado, ser Machi, tiene la responsabilidad de la salud física y espiritual de las comunidades. Mientras que, la consideración Poeta –con mayúsculas– abarca en su escritura la dimensión cultural del pueblo mapuche y en la que participa. Ambos conceptos interseccionales nos permiten identificar desde qué lugar y nivel está narrando.



En el volumen nos cuenta las desdichas y resistencias de mujeres que alguna vez tuvieron un rol fundamental en la sociedad mapuche. No obstante, con la llegada de la civilización occidental colapsó el modo de vida indígena hacia la exclusión, al mismo tiempo, ellas han sobrevivido al despojo del hombre blanco y del criollo durante siglos.

El relato se focaliza principalmente en Rosa Paillafil, una mapuche mestiza que sale de la reducción a trabajar como empleada doméstica en una prestigiosa familia médica en Santiago. Ella le escribe cartas llenas de afecto a su hijo Juanito que está en el Sur. El relato cuenta que aprendió a leer y a escribir a escondidas, porque los más cercanos decían que eran cosas de winkas. En consecuencia, ella siente el llamado por ampliar su conocimiento y aunque la tragedia la persigue, nunca podrá abandonar el lugar del sueño donde suelen aparecer visiones, los cantos (ülkantun), la mitología (shumpall) y remembranzas de guerras pasadas. Luego emerge la figura de la abuela materna, Kaypillan, que se le reconoce por su carácter rústico y aire de malagüero, pero que se comprende dado que participó y vivió la lucha para impedir las reducciones a través de la Federación Araucana (1921). También se habla, a partir del testimonio de los lugareños, sobre el desprecio para con la loca del Budi. La situación de exclusión por parte de la sociedad chilota del siglo XVIII - XIX a Chillpila; y el castigo inquisidor sufrido a traición por María Chipia.

El campo de los sueños es utilizado permanentemente, es esencial dado que contiene una red de significados de los personajes femeninos dispuestos en planos contradictorios del mundo humano y no humano. El tiempo y la memoria en los personajes mapuche no son conceptos medibles como en el mundo occidental, sino que, es una trasposición del tiempo circular; el pasado está conectado y en permanente diálogo con el presente. Así, los sueños son una forma de interpretar el mundo, de subvertir la historia oficial chilena y activar la subjetividad del hablante, porque en aquella dimensión la lengua, la memoria fragmentada, la historia, las prácticas culturales resisten.

Otro aspecto relevante son las tres páginas diferenciadas de los capítulos de la novela por las hojas de color gris y letra de color blanco. En el primero es un epígrafe con el que marca el tono de la obra: “Triste es la sangre del champurria”. En la segunda, una especie de indagación que resume a las protagonistas y que invita al lector a que escriba comentarios en recuadros señalados. Y finalmente, una serie de preguntas abiertas frente a los infortunios de la vida de los personajes.

Llanka Piwke (2024) se puede considerar fácilmente como uno de los mejores libros del año. Un ejemplar desafiante, porque hay secciones que están en mapuzungun y no están traducidas ni tienen pie de página. Lo que invita al lector a que se sumerja en la palabra y en su traducción. Asimismo, contiene una prosa poética de alta belleza, basada principalmente en una oralidad champurria, que combina esa voz sureña/campesina del cotidiano y algunas palabras en mapudungun. De manera que, la historia de las mujeres es la historia indígena de Chile (“somos iguales, igual de importantes igual de despreciaos”), repleto de violencia, despojos y el éxodo de las generaciones mapuche por el país.

Llanka Piwke. Primer retazo (2024)

Machi Adriana Pindatray Pindapichvn

Editorial Amukan

160 páginas.-

martes, 22 de octubre de 2024

Vencer o Morir (2024): Héroes olvidados y defenestrados de la Patria.

 

El Frente Patriótico Manuel Rodríguez fue una respuesta armada, en consecuencia, a diez años de opresión y números económicos empobrecedores por parte de la dictadura Civil Militar: en 1982 el desempleo alcanza 23.7%, el índice de pobreza alcanzó 40% y una cantidad indeterminada de desapariciones forzadas lo que ahogaba toda perspectiva de vida.

La serie Vencer o Morir (2024) se centra principalmente en Cecilia Magni, la Comandante Tamara (Mariana Di Girólamo) es profesora adjunta de universidad en Santiago. Ella pertenece a la clase acomodada, donde el padre es parte del empresariado que apoyó el Golpe de Estado de 1973. En la sala de clases le tocará observar cómo la CNI se lleva al cuartel a uno de sus estudiantes, para luego, hacerlo desaparecer en 1983. Esto provocará que ella investigue su paradero en la Vicaría de la Solidaridad e integre el Frente. Prontamente, conoce a Raúl Pellegrin, el Comandante Rodrigo (Nicolás Furtado), quien regresa a Chile para organizar la lucha y derrocar a Pinochet

En los ocho capítulos que se transmiten en Amazon Prime Video, estos fluctúan entre los 40 y 47 minutos en la primera temporada. La serie se sitúa en los dos caudillos más importantes que tuvo el Frente Patriótico Manuel Rodríguez desde su formación, participando en la internación de armas en Carrizal bajo, el atentado a Pinochet en el Cajón del Maipo en 1986 hasta el asesinato de los líderes en Los Queñes (1988). Aquí, me interesa en revisar algunos conceptos como el nivel de colaboración civil, las convicciones de la lucha armada y el nivel de entretenimiento en esta narrativa audiovisual de ficción y que pareciera haber sido con poco cariño histórico.

 

La colaboración civil se instala desde lo popular hacia la resistencia.

Por un lado, está el padre de Cecilia (Cristián Campos), empresario con altos contactos con el régimen, afirmará en algún punto, que ellos como empresarios ya hicieron su trabajo y les toca a ellos –la policía secreta–, limpiar el país de comunistas. De modo que, hay un blanqueamiento de los beneficiarios del régimen, en la que falsamente, se establece la idea de que dejaron de prestar apoyo en esos años y se retiraron tranquilamente al hogar, lo que no es verosímil.

Por el otro, no hay registros de ficción sobre el apoyo popular en las zonas periféricas y populares. Más bien se recurre al archivo histórico de las manifestaciones, pero el FPMR fue mucho más que lo que se representa en la serie: tuvo despliegues en las periferias, con el afán de ganarse al pueblo que estaba pasando hambre mediante expropiaciones a los camiones distribuidores de mercaderías y un sistema de propaganda característico de la izquierda. Así, esta serie que trabaja con el archivo se sitúa en el poder, en las declaraciones del dictador, sin ampliar la mirada sobre qué sucedían en las poblaciones y otras formas de lucha.

La obra deja en un segundo lugar el trabajo desestabilizador en los suburbios. Tampoco se cuenta que en el Club Social y Deportivo “Orompello” era más que jugar pichanga el fin de semana. Tanto Ramiro como el guardamenta eran los mejores, pero también promovían una actividad cultural tan incómoda que los dirigentes terminaban fastidiados.

 

Convicciones de la lucha armada.

Se observa la idea maleable de las prácticas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez y que fue producto de la impulsividad de revolucionarios, como si este ímpetu sea un juego adrenalínico a la par del Estallido Social. No por nada lo subieron el 18 de octubre y no el 7 de septiembre, día del ajusticiamiento popular contra el tirano. Josefina Fernández, creadora de esta narrativa, señala en el Diario Financiero que: “Una de las cosas que queríamos transmitir es que los frentistas eran muy jóvenes y que en un inicio todo lo hicieron guiados más que nada por el impulso. Por un idealismo rayando en la locura” (28/9/2024). El mismo guion plantea que, al abandonar a las familias por combatir el autoritarismo, es un acto por amor y no por convicción-compromiso político. Lo que es un error, porque en los campamentos no solo había entrenamiento de tiro al blanco, sino también, escuela de formación teórica-política. El FPMR operó con una estructura rígida y que había sido experimentada/preparada unos años antes con el Frente cero.

 

El nivel de entretenimiento.

Los capítulos permiten identificar a los protagonistas y a los personajes secundarios. Por el lado de la CNI se pueden caracterizar y diferenciar al “Baretta” (Gabriel Urzúa), Castilla (Néstor Cantillana) y al General Salas (Marcial Tagle) en cada una de las posiciones de poder. Lo mismo sucede con el Frente desde Cecilia (Mariana Di Girólamo), Rodrigo (Nicolás Furtado), Ignacio (Pedro Fontaine) y Ramiro (Aaron Hernández) hasta (Aurelio) Felipe Zepeda en sus roles.

Damos cuenta que el lugar del miedo, el asedio y la acción de la CNI fueron herramientas sanguinarias. Siempre pisando los talones y alcanzando puntos altos de tensión dramática que nos encamina a una tragedia ineludible. Lo que deriva a que, el espectador empatice mayormente con la línea de afectos que sucede en torno a Cecilia, porque conocemos sus vínculos familiares, sus sentimientos y lo que posterga en función de las circunstancias.

Hay un tono para referirse a la sociedad del Chile de la dictadura. La rigidez de las costumbres y el ambiente opaco en la moda de la época era la norma, lo que contrasta con la insistencia de utilizar colores fuertes y luminosos tanto en los vestuarios como en las atmósferas dramáticas. El acento social al que me refiero, tanto en lo representativo como en lo sonoro, está fuertemente vinculado con el Canto Nuevo, pero como gesto cultural y simbólico se suele reemplazar por sonidos contemporáneos.

 

La serie Vencer o Morir (2024) reconoce a héroes olvidados y defenestrados que dieron su vida por Chile con la finalidad de acabar la dictadura. Los dirigentes políticos que fagocitaron en la década siguiente no tenían la fuerza ni la voluntad de hacerlo. El aspecto técnico-audiovisual es seductor y capta el ojo espectador, sin embargo, cada uno de los integrantes del Frente sabían que se estaban jugando la vida todos los días y no precisamente, desde lo novelesco, sino desde una mística combativa supeditada a los principios de liberar al país y que esta obra no lo logra.

 

Ficha técnica

Directores: Gabriel Díaz y Rodrigo Sepúlveda.

Guionistas: Josefina Fernández, Mauricio Dupuis, Francisca Bernardi.

Reparto: Mariana Di Girólamo, Nicolás Furtado, Gabriel Urzúa, Pedro Fontaine, Aron Hernández, Néstor Cantillana, Tomás Ábalo, Paulina Urrutia, Mario Horton, Cristián Campos, Tamara Acosta, Felipe Zepeda, Germán Pinilla, Andrew Bargsted, Marcial Tagle, Millaray Lobos, Daniel Alcaíno.

Música: Carlos Cabezas.

jueves, 10 de octubre de 2024

Yo no soy esa (2023) de Greta Montero: Voces femeninas que desafían los roles impuestos en Chile



 Yo no soy esa (Editorial Aparte, 2023) de Greta Montero (Coronel, 1986) es un conjunto de cuentos breves donde mujeres de provincia se ven enfrentadas a los dilemas de la sociedad patriarcal chilena. Es decir, demuestran la incomodidad al cuestionamiento de los roles como madre, esposa, al propio cuerpo, a la decisión del momento reproductivo y donde muchas veces lo nombrado es un esfuerzo diario. Si bien los cuentos son cortos, cada una de las ocho historias profundiza en las causas y consecuencias, manteniendo a los personajes femeninos en el umbral de duda frente a complejas relaciones.

En Yo no soy Maite Orsini, una mujer madura está disconforme con su relación amorosa, con su cuerpo y escaso éxito en la vida, en comparación con figuras televisivas decantadas en la política local. El nivel de hastío predomina en la historia y llegará el momento de tomar decisiones cruciales.

En La solicitud, relata la decadente relación de una pareja de músicos en la que la admiración y el cariño se ha vuelto lejano. El punto de vista está situado en la mujer quien sufre la burla y los vejámenes día tras día por parte de su pareja manipuladora en momentos de crisis. La escasa red de apoyo, la violencia psicológica y física es el común denominador. La narración es descarnada y nos muestra la ferocidad de la agresión a costa de la presencia de la hija presente.

En Mami está construido con el formato de los mensajes de WhatsApp, la protagonista publica los mensajes que tiene con su madre. Nunca leemos las respuestas de su progenitora, pero dentro de esta omisión están sugeridos dado el conflicto que suscita: “Quizás cometí el error cuando me aferré tanto a ustedes al separarme de Mario, opinas sobre todas mis cosas” señala el relato. Leemos el complejo de madre castradora. Asimismo, combina estos mensajes con solicitudes gastronómicas particulares como la forma de hacer sopaipillas, regalos de plantas, el qué hacer de la ropa que no le queda a la primogénita, el arroz con leche, tomaticán, caramelo para leche asado, entre otras. De lo anterior, sin duda es uno de los puntos altos de la obra.

El tópico de la madre disconforme con el quehacer de las hijas y el resguardo familiar no pareciera reciente en la literatura, más bien, se ha ido ampliando en el universo literario con voces feministas como Lina Meruane, Diamela Eltit o la española Blanca Lacasa. El ojo escrutador y guardiana de los valores conservadores se tensa cuando las nuevas generaciones alcanzan mayor independencia y autonomía para tomar la decisión.

Por otro lado, el provincianismo que dibuja Montero es un fuerte signo de lo que se considera cultura tradicional y que está impregnado en el núcleo familiar. Así, las protagonistas están bajo el escrutinio de personas cercanas que tienen una visión secular del “deber ser” cuerpo-mujer-madre-trabajadora, lo que provoca el umbral de vacilación donde no quisieran defraudar a los seres queridos.

Con una clara referencia a la canción popular homónima de la mexicana Paulina Rubio, No soy esa (2024) de Greta Montero evidencia un correcto uso de los recursos técnicos para contar historias: mensajes de aplicación, cartas encontradas entre los cuadernos, intercalar temporalidad en los acontecimientos, entre otros. De este modo, la autora edifica un volumen que configura un evidente mensaje contra las trancas de la sociedad patriarcal y promueve el desprecio por la cultura del abuso que ejercen hombres en desmedro de las mujeres.


Yo no soy esa (2023)

Greta Montero

Editorial Aparte

64 páginas.-


Marica. Cómo vamos a morir (2024) de Diego Zamora Estay: Diversión y padecimiento en el mundo gay



Tras enterarse de que tiene sida, Diego Zamora Estay comienza a escribir sobre los diversos rincones de la enfermedad, crónicas emotivas sin dejar de mirar el horizonte de manera funesta. Escarba en su memoria y se inserta dentro de la literatura de la enfermedad –solamente por nombrar algunos–, a
Loco afán: crónica de un sidario de Pedro Lemebel, Diario de Muerte de Enrique Lihn, Veneno de escorpión azul de Gonzalo Millán, o Poemas renales de Jorge Torres.

Marica. Cómo vamos a morir (Editorial Invertido, 2024) de Diego Zamora Estay (La Ligua, 1989) transita desde el lugar de origen, rescatando nombres desde las sombras de la memoria. Realiza, además, un mapa sobre espacios de encuentros homosexuales en lugares públicos, para luego reflexionar sobre la pandemia y lo que significa ser una persona que tiene el virus de inmunodeficiencia. De esta forma encontramos que se avanza por tres tópicos literarios: Memento mori (recuerda que vas a morir), carpe diem (aprovecha el día) y Omnia mors aequat (la muerte iguala a todos).

El cronista utiliza una serie de recursos que apelan al archivo, las memorias, los vídeos en redes sociales, fotografías en blanco y negro, el callejeo’ y el activismo de políticas insuficientemente visibilizadas. De lo anterior, permite construir el primero de tres capítulos donde aborda perfiles de personas que los une la comunidad lgtbq+ y vivir con esta esta grave enfermedad.

Ramoncito, “la loca del pueblo" narra el espectáculo sobre las tablas, donde se forjaba una tolerancia en base a la entretención, pero al momento de transitar por las calles los comentarios y la burla no se hacían esperar. También aparece La Tini, una “loca” que tiene sida, activista desde las poblaciones de Conchalí. Finalmente, Pepe, un perfil que retrata la cultura de las enfermas y el cáncer rosa. Una descripción en la que convive la tragedia y el humor sarcástico. Así, utilizan los términos “chiste” para aquellas personas que contraen el sida y “los chubis” por la gran cantidad de pastillas que consumen.

Dentro de los perfiles, también aparece Víctor Hugo, el Che de los gays, personaje controvertido e incómodo para las instituciones: “se basaba principalmente en la aparición desencajada, en la polémica partisana que se guiaba por esas tácticas del terrorista que sorprende, que no da aviso ni muestra una preparación táctica antes de atacar”.

La segunda sección es un mapa de lugares para el cruising o el cancaneo homosexual que se concentra en Santiago, Providencia y Recoleta como el 282, Bar Fetish, Ciber Revelación, Parque Uruguay, Baños públicos. Al igual que otras narrativas contemporáneas, pienso en autores como Grindermanías (2021) de Juan Pablo Sutherland y Sudor (2016) de Alberto Fuguet, el común denominador es el manejo de los códigos del lenguaje gay, no aparecen personajes utilizando aplicaciones móviles para saber cuándo encontrarse, y es necesario mencionar que, estos se encuentran despojados de cualquier tipo de poder.


En la última parte, el discurso se desenvuelve entre reflexiones sobre la fragilidad del cuerpo enfermo. Este reconocimiento autobiográfico de su condición visibiliza lo endeble de la vida y acusa el desdén con el que conviven cada vez que, porque el libro habla desde lo individual pero también comunitario, siendo mirados inquisitivamente por la institución médica. Además, en este trazo observamos una prosa cercana a lo poético: “estar enfermo es exiliarse del mundo”, “El futuro del progreso económico no tiene valor cuando se asume que la importancia de este presente es insignificante”, “yo soy un extranjero que sigue mirando desde la frontera”.

Marica. Cómo vamos a morir (2024) nos presenta la coyuntura y preocupaciones de la disidencia sexual afectada por el VIH. Esta escritura autobiográfica de escritor-militante (participa como consejero de ONG RED-OSS) utiliza tres tópicos literarios (Memento mori, carpe diem y Omnia mors aequat) donde el humor negro y la diversión se contraponen al sufrimiento de lo inevitable de la colectividad gay enferma, que convive y lucha diariamente contra esta enfermedad.

Marica. Cómo vamos a morir (2024)

Diego Zamora Estay (1989)

Editorial Invertido

120 páginas.-


martes, 8 de octubre de 2024

Embarazadas de calor (2024) de Constanza Mondaca Merino: un auspicioso debut en la Ciencia Ficción chilena.

 


La primera novela distópica de Constanza Mondaca Merino, Embarazadas del calor (Editorial Inti, 2024), evidencia un tipo de ciencia ficción contemporánea donde el cambio climático arrecia sin aversión a la población urbana. Esto deriva en fatigosas temperaturas que  afectan la fertilidad reproductiva tanto de hombres como mujeres. Por otro lado, el Ministerio de la Natalidad vigila y controla los derechos reproductivos de la población. Así, observamos que, en 2054, la sociedad chilena está envejeciendo ante la escasez de nuevas fecundaciones.

En 44 páginas, Mondaca Merino relata tres embarazos de distintas protagonistas, cada uno en capítulos breves, no titulados e intercalados. Estas historias no se comunican directamente, pero los personajes experimentan síntomas propios de la gestación los que no siempre van a finalizar con éxito. Además, hay miedo en las gestantes, porque cuando el Ministerio las descubre, estas son arrestadas, se les induce a perder el embarazo y luego, se les pierde el rastro.

La primera pareja se refiere a Claudia Rodríguez y Pedro. Ella es hija del ministro, de clase acomodada, su padre saca provecho político y comunicacional de la situación. Por su parte, ella quiere estar tranquila puesto que no tiene mayor contención femenina. El marido, en cambio, tiene una empresa de construcción donde desarrolla cápsulas herméticas bajo tierra para guardar alimentos a contrata con el Estado. A todo esto, también tiene un amorío homosexual con Felipe, un personaje circunstancial que no se desarrolla cabalmente, pero que se volvieron a reencontrar después de diez años.

La segunda pareja está conformada por Aranza y Francisco. Ella tiene recursos limitados y su madre es su único apoyo. En un caluroso ambiente, los protagonistas se descuidan y ella queda encinta. Así, con la incertidumbre de que la menstruación no llega, se consigue la prueba de embarazo por fuera del sistema ya que este está controlado por el Ministerio. Aranza reflexiona sobre abortar mediante organizaciones feministas, pero el pánico y el deseo de ser madre soltera pudo más.

Martina y Rafael son la tercera pareja. Ellos nacieron al mismo tiempo en dos familias amigas. Para evitar el acoso estatal, sus madres decidieron no inscribirlos en el registro civil de un pueblo ubicado cerca del río Bío-Bío. Ambos, criados juntos, pronto se enamoran; se casan y tienen el primer hijo. Aun así, frente al fenómeno –producto del cambio climático– no les parece afectarles lo que provocaría que el Ministerio les hagan múltiples exámenes para estudiar su caso.

La presencia de figuras masculinas no alcanza a empatizar con el proceso de gestación de las mujeres, y muchas veces, lo desconocen. Ellos están ausentes tanto físico como simbólico. Esta situación, podría beneficiarlos para salvar su pellejo llegado el momento oportuno.

Si bien las imágenes apocalípticas del río Bío- Bío son potentes, penó aumentar los contrastes de los espacios rurales, la provincia y el gran Santiago. Asimismo, la brevedad del volumen impide desarrollar de mejor manera los ambientes y concretar los modos de operar de los brazos prácticos del Ministerio, quedando muchas veces como una sutileza del relato.

Dentro del universo literario, Embarazadas del calor (2024) es un auspicioso debut de ciencia ficción con temáticas feministas y cambio climático que afectan los modos de vida mayormente urbanos. Respecto a la gestación ésta tiene su epicentro en la desigualdad y en el sistema de control estatal que provoca abortos y donde volver a lo natural vendría siendo lo revolucionario.


Embarazadas del calor (2024)

Constanza Moncada Merino

Editorial Inti

44 páginas.-