Yo no soy esa (Editorial Aparte, 2023) de Greta Montero (Coronel, 1986) es un conjunto de cuentos breves donde mujeres de provincia se ven enfrentadas a los dilemas de la sociedad patriarcal chilena. Es decir, demuestran la incomodidad al cuestionamiento de los roles como madre, esposa, al propio cuerpo, a la decisión del momento reproductivo y donde muchas veces lo nombrado es un esfuerzo diario. Si bien los cuentos son cortos, cada una de las ocho historias profundiza en las causas y consecuencias, manteniendo a los personajes femeninos en el umbral de duda frente a complejas relaciones.
En Yo no soy Maite Orsini, una mujer madura está disconforme con su relación amorosa, con su cuerpo y escaso éxito en la vida, en comparación con figuras televisivas decantadas en la política local. El nivel de hastío predomina en la historia y llegará el momento de tomar decisiones cruciales.
En La solicitud, relata la decadente relación de una pareja de músicos en la que la admiración y el cariño se ha vuelto lejano. El punto de vista está situado en la mujer quien sufre la burla y los vejámenes día tras día por parte de su pareja manipuladora en momentos de crisis. La escasa red de apoyo, la violencia psicológica y física es el común denominador. La narración es descarnada y nos muestra la ferocidad de la agresión a costa de la presencia de la hija presente.
En Mami está construido con el formato de los mensajes de WhatsApp, la protagonista publica los mensajes que tiene con su madre. Nunca leemos las respuestas de su progenitora, pero dentro de esta omisión están sugeridos dado el conflicto que suscita: “Quizás cometí el error cuando me aferré tanto a ustedes al separarme de Mario, opinas sobre todas mis cosas” señala el relato. Leemos el complejo de madre castradora. Asimismo, combina estos mensajes con solicitudes gastronómicas particulares como la forma de hacer sopaipillas, regalos de plantas, el qué hacer de la ropa que no le queda a la primogénita, el arroz con leche, tomaticán, caramelo para leche asado, entre otras. De lo anterior, sin duda es uno de los puntos altos de la obra.
El tópico de la madre disconforme con el quehacer de las hijas y el resguardo familiar no pareciera reciente en la literatura, más bien, se ha ido ampliando en el universo literario con voces feministas como Lina Meruane, Diamela Eltit o la española Blanca Lacasa. El ojo escrutador y guardiana de los valores conservadores se tensa cuando las nuevas generaciones alcanzan mayor independencia y autonomía para tomar la decisión.
Por otro lado, el provincianismo que dibuja Montero es un fuerte signo de lo que se considera cultura tradicional y que está impregnado en el núcleo familiar. Así, las protagonistas están bajo el escrutinio de personas cercanas que tienen una visión secular del “deber ser” cuerpo-mujer-madre-trabajadora, lo que provoca el umbral de vacilación donde no quisieran defraudar a los seres queridos.
Con una clara referencia a la canción popular homónima de la mexicana Paulina Rubio, No soy esa (2024) de Greta Montero evidencia un correcto uso de los recursos técnicos para contar historias: mensajes de aplicación, cartas encontradas entre los cuadernos, intercalar temporalidad en los acontecimientos, entre otros. De este modo, la autora edifica un volumen que configura un evidente mensaje contra las trancas de la sociedad patriarcal y promueve el desprecio por la cultura del abuso que ejercen hombres en desmedro de las mujeres.
Yo no soy esa (2023)
Greta Montero
Editorial Aparte
64 páginas.-
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