El Frente Patriótico Manuel Rodríguez fue una respuesta armada, en consecuencia, a diez años de opresión y números económicos empobrecedores por parte de la dictadura Civil Militar: en 1982 el desempleo alcanza 23.7%, el índice de pobreza alcanzó 40% y una cantidad indeterminada de desapariciones forzadas lo que ahogaba toda perspectiva de vida.
La
serie Vencer o Morir (2024) se centra principalmente en Cecilia Magni,
la Comandante Tamara (Mariana Di Girólamo) es profesora adjunta de universidad
en Santiago. Ella pertenece a la clase acomodada, donde el padre es parte del
empresariado que apoyó el Golpe de Estado de 1973. En la sala de clases le
tocará observar cómo la CNI se lleva al cuartel a uno de sus estudiantes, para
luego, hacerlo desaparecer en 1983. Esto provocará que ella investigue su
paradero en la Vicaría de la Solidaridad e integre el Frente. Prontamente,
conoce a Raúl Pellegrin, el Comandante Rodrigo (Nicolás Furtado), quien regresa
a Chile para organizar la lucha y derrocar a Pinochet
En
los ocho capítulos que se transmiten en Amazon Prime Video, estos fluctúan
entre los 40 y 47 minutos en la primera temporada. La serie se sitúa en los dos
caudillos más importantes que tuvo el Frente Patriótico Manuel Rodríguez desde
su formación, participando en la internación de armas en Carrizal bajo, el
atentado a Pinochet en el Cajón del Maipo en 1986 hasta el asesinato de los
líderes en Los Queñes (1988). Aquí, me interesa en revisar algunos conceptos
como el nivel de colaboración civil, las convicciones de la lucha armada y el
nivel de entretenimiento en esta narrativa audiovisual de ficción y que
pareciera haber sido con poco cariño histórico.
La
colaboración civil se instala desde lo popular hacia la resistencia.
Por
un lado, está el padre de Cecilia (Cristián Campos), empresario con altos
contactos con el régimen, afirmará en algún punto, que ellos como empresarios
ya hicieron su trabajo y les toca a ellos –la policía secreta–, limpiar el país
de comunistas. De modo que, hay un blanqueamiento de los beneficiarios del
régimen, en la que falsamente, se establece la idea de que dejaron de prestar
apoyo en esos años y se retiraron tranquilamente al hogar, lo que no es
verosímil.
Por
el otro, no hay registros de ficción sobre el apoyo popular en las zonas
periféricas y populares. Más bien se recurre al archivo histórico de las
manifestaciones, pero el FPMR fue mucho más que lo que se representa en la
serie: tuvo despliegues en las periferias, con el afán de ganarse al pueblo que
estaba pasando hambre mediante expropiaciones a los camiones distribuidores de
mercaderías y un sistema de propaganda característico de la izquierda. Así,
esta serie que trabaja con el archivo se sitúa en el poder, en las
declaraciones del dictador, sin ampliar la mirada sobre qué sucedían en las
poblaciones y otras formas de lucha.
La
obra deja en un segundo lugar el trabajo desestabilizador en los suburbios.
Tampoco se cuenta que en el Club Social y Deportivo “Orompello” era más que
jugar pichanga el fin de semana. Tanto Ramiro como el guardamenta eran los
mejores, pero también promovían una actividad cultural tan incómoda que los
dirigentes terminaban fastidiados.
Convicciones
de la lucha armada.
Se
observa la idea maleable de las prácticas del Frente Patriótico Manuel
Rodríguez y que fue producto de la impulsividad de revolucionarios, como si
este ímpetu sea un juego adrenalínico a la par del Estallido Social. No por
nada lo subieron el 18 de octubre y no el 7 de septiembre, día del
ajusticiamiento popular contra el tirano. Josefina Fernández, creadora de esta
narrativa, señala en el Diario Financiero que: “Una de las cosas que queríamos
transmitir es que los frentistas eran muy jóvenes y que en un inicio todo lo
hicieron guiados más que nada por el impulso. Por un idealismo rayando en la
locura” (28/9/2024). El mismo guion plantea que, al abandonar a las familias
por combatir el autoritarismo, es un acto por amor y no por convicción-compromiso
político. Lo que es un error, porque en los campamentos no solo había
entrenamiento de tiro al blanco, sino también, escuela de formación
teórica-política. El FPMR operó con una estructura rígida y que había sido
experimentada/preparada unos años antes con el Frente cero.
El
nivel de entretenimiento.
Los
capítulos permiten identificar a los protagonistas y a los personajes
secundarios. Por el lado de la CNI se pueden caracterizar y diferenciar al
“Baretta” (Gabriel Urzúa), Castilla (Néstor Cantillana) y al General Salas
(Marcial Tagle) en cada una de las posiciones de poder. Lo mismo sucede con el
Frente desde Cecilia (Mariana Di Girólamo), Rodrigo (Nicolás Furtado), Ignacio
(Pedro Fontaine) y Ramiro (Aaron Hernández) hasta (Aurelio) Felipe Zepeda en
sus roles.
Damos
cuenta que el lugar del miedo, el asedio y la acción de la CNI fueron
herramientas sanguinarias. Siempre pisando los talones y alcanzando puntos
altos de tensión dramática que nos encamina a una tragedia ineludible. Lo que deriva
a que, el espectador empatice mayormente con la línea de afectos que sucede en
torno a Cecilia, porque conocemos sus vínculos familiares, sus sentimientos y
lo que posterga en función de las circunstancias.
Hay
un tono para referirse a la sociedad del Chile de la dictadura. La rigidez de
las costumbres y el ambiente opaco en la moda de la época era la norma, lo que
contrasta con la insistencia de utilizar colores fuertes y luminosos tanto en
los vestuarios como en las atmósferas dramáticas. El acento social al que me
refiero, tanto en lo representativo como en lo sonoro, está fuertemente
vinculado con el Canto Nuevo, pero como gesto cultural y simbólico se suele reemplazar
por sonidos contemporáneos.
La
serie Vencer o Morir (2024) reconoce a héroes olvidados y defenestrados
que dieron su vida por Chile con la finalidad de acabar la dictadura. Los
dirigentes políticos que fagocitaron en la década siguiente no tenían la fuerza
ni la voluntad de hacerlo. El aspecto técnico-audiovisual es seductor y capta
el ojo espectador, sin embargo, cada uno de los integrantes del Frente sabían
que se estaban jugando la vida todos los días y no precisamente, desde lo
novelesco, sino desde una mística combativa supeditada a los principios de liberar
al país y que esta obra no lo logra.
Ficha
técnica
Directores:
Gabriel Díaz y Rodrigo Sepúlveda.
Guionistas:
Josefina Fernández, Mauricio Dupuis, Francisca Bernardi.
Reparto:
Mariana Di Girólamo, Nicolás Furtado, Gabriel Urzúa, Pedro Fontaine, Aron
Hernández, Néstor Cantillana, Tomás Ábalo, Paulina Urrutia, Mario Horton, Cristián
Campos, Tamara Acosta, Felipe Zepeda, Germán Pinilla, Andrew Bargsted, Marcial
Tagle, Millaray Lobos, Daniel Alcaíno.
Música:
Carlos Cabezas.
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