lunes, 12 de agosto de 2024

Polka del perro (2023) desenterrar para recuperar la memoria.

Ramos Bañados (Antofagasta, 1973) se suma al cúmulo de novelas de autoficción y la literatura de los hijos preguntándose sobre el quehacer de los adultos en la dictadura. Podríamos decir que entró tardíamente al séquito, pero no es esta la finalidad del autor; sino jugar con el lector. Tan pronto nos enmarca en el tema de la memoria justamente para los cincuenta años del Golpe, comienza otra: la novela detectivesca.

Así, dejando de lado –por el momento– los temas de precarización, migración y xenofobia en las localidades desérticas del país que ha venido desarrollando en libros anteriores, en Polka del perro (LOM, 2023), Fernando retoma el vínculo paterno tras décadas de ausencia tras el exilio que provocó la dictadura Civil Militar chilena y que significa armar el “puzzle” dentro del conjunto familiar. Esto es, comprender que él (con chapa de Carlos Sandoval Urquiza) militante del MIR fue torturado en Pisagua, tuvo que exiliarse en Europa, se alejó de la familia, regresó esporádicamente, trabajó en la construcción de pasaportes clandestinos para otros perseguidos, entre otros.

Los daños colaterales y fracturas familiares que representan prolongadas ausencias y silencios por la actividad secreta, radican en mayor interés por parte del hijo, a pesar de las sutilezas corrientes: “Mi padre sobrevivió la tortura, pero a él no lo consideré parte de mi familia. Mi familia era todo lo que venía de mi madre”. Por lo mismo, la junta del padre con un amigo circunstancial permite recordar su paso por la cárcel y el hecho de cuestionar la verdad oficial sobre otro preso político, emerge la primera pregunta de investigación que deriva en una situación detectivesca: ¿dónde está Juan Olmos Beltrán? El gran mito de Iquique, del que hay información tergiversada y escaso interés de abordar desde el periódico local en que trabaja el protagonista. Sin embargo, con la cuestión de fondo del asunto también está la provocación de: “Pensé que, a través de la historia de Olmos, también podría conocer el paso de mi padre como prisionero en Pisagua”.

En la trama que se desarrolla en 51 capítulos, los que varían en extensión, cruzan una serie de personajes episódicos y marginales que van alimentando la historia de un Iquique que ha ido creciendo en población y con ello, aumenta el olvido de lo ocurrido en Pisagua. Es decir, la memoria sobre los presos políticos va, paulatinamente, convirtiéndose en un foco de nicho, dado que los “antiguos” lo van reservando y que solamente emergerá si hay elementos para ejercer este recuerdo.

Pero en dicha cárcel, se testimonia, ocurrieron una serie de actividades dirigidas por el fiscal y los militares, ya que la perversión a costa de los prisioneros era la norma. No por nada, aparece mencionada como ejemplo: “los 120 días de Sodoma” de Pier Paolo Pasolini que grafica del nivel de maldad que llegan a tener cierto tipo de personas.

Como todos los protagonistas que ha publicado Ramos Bañados observamos características comunes: no son éticamente profesionales y les aparecen pequeños golpes de suerte de los que se aprovecha de los vacíos legales en el mundo laboral. La corrupción y acciones inadecuadas le parecen representar pequeños triunfos morales y réditos económicos en una la sociedad chilena, en la que todos los meses leemos una noticia de estafas de mayor relevancia.

Dentro del universo bibliográfico de Ramos Bañados, esta incursión en la novela de detectives sale bien parado. Polka del perro (2023) es una obra abatible y relevante donde despliega una atmósfera grisácea y vil sobre una serie de eventos mencionados, y donde algunos personajes no tienen mayor pudor de haber colaborado directamente con el circuito de tortura. Por ello, es necesario desenterrar para recuperar la memoria.

Polka del perro (2023) Rodrigo Ramos Bañados. Editorial Lom, 138 páginas.

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