viernes, 21 de junio de 2019

Columna: El canto público en la quinta romería.

Los pequeños actos conmemorativos son importantes en la relación que los recuerdos son ejercicios críticos de las memorias colectivas. La romería y acto cultural que se realizará este 21 de junio, a las 19 horas desde el Metro Inés de Suárez hasta la esquina de Bilbao con Lyon en homenaje a Nelson Schwenke, constituye una forma en que personas se juntan bajo un árbol a cantar contra el olvido.
Schwenke & Nilo no es uno solo nombre, tampoco un dúo. Desde un campo simbólico, es un grupo de personas que en su conjunto, representan una voz generacional arraigado en el sur profundo durante la dictadura cívico militar. La pérdida física de una de las voces es dolorosa pero también circunstancial, ya que en las presentaciones continúa presente: «Todos los días Nelson forma parte de mi vida. En las decisiones que tomo, en todas las reflexiones que hago»[1] señaló Marcelo Nilo en La Tercera 25 de junio 2017. En el volumen «Leyendas del sur» (2015), el actual decano de la Academia de Humanismo Cristiano amplía esta robusta unión: «Esta historia que hicimos juntos, que no ha sido fácil, pero las decisiones, convicciones y el espíritu duro están ahí.» (55)

Así, organizado por Cristián González Farfán, uno de los autores de «Ecos del tiempo subterráneo» (LOM, 2009), señala que «el acto no ha perdido su esencia: ser profundamente democrático, y haciendo uso de nuestro legítimo derecho de ocupar el espacio público»[2]. Ante esto, habría que agregar el plano colectivo y voluntario en que se desarrolla esta actividad, la calle es un lugar que debe ser ocupado persistentemente. El origen de la romería emergió como un síntoma de espontaneidad, y en la que se ha anunciado la presencia para este viernes de Eduardo Peralta, Pancho Villa, José Cid, Cantores que Reflexionan, el grupo Neyenmapu, Galo Ugarte, Luis ‘Flopy’ López, grupo El Pequén de El Monte, Iván Vergara, Mario Serrano, y la destacada Romina Nuñez Moraga. Quienes, a su vez, tienen en común las formas musicales de expresión fuera de circuitos rimbombantes que centran el canto en voz y guitarra con un evidente mensaje social y crítico.
Si en el ochenta, el surgimiento del Canto Nuevo carece de nombres propios (algunos cantores tienen mayor significación que otros/as por un tema de relaciones), considerarlo bajo un modelo epigonal, sería un error táctico y sesgado instalar la idea de liderazgos como se sugiere cuando se busca el germen del movimiento. En este sentido, Eduardo Peralta concedió parte de su presentación en aquella época, para que Schwenke & Nilo canten “el viaje” en momentos que recién venían llegando de Valdivia.
En el libro de Marisol García, «Canción Valiente» (Ediciones B, 2013), Nelson Schwenke afirmaba sobre el canto que: «(…) tú te tomabas ese espacio desde la duda y la falta de formación, y se hacía inevitable reflexionar sobre tu rol. El oficialismo imponía una cultura de la entretención, y era importante defender al artista desde la función cultural o de aporte social, pero reflexionando públicamente sobre el asunto de ésta.» (303) Muchos se olvidan que, los cantantes vivenciaban la pobreza en las tomas, las ollas comunes que no alcanzaban para personas, los empleos precarios con pago de cinco mil pesos aquel tiempo y la represión a mansalva que recaía sobre poblaciones más precarias que impuso el modelo económico, bajo el férreo mandato de Pinochet.
Por otro lado, cuando hablamos del Canto Nuevo, damos cuenta de una generación transversal en su discursividad, que se desenvolvía en universidades, peñas o sindicatos. Los que luchaban diariamente ante un enemigo en común y un discurso hegemónico, como el mensaje estatal y mediatizado por el diario El Mercurio. Los que llamaban los que propiciaban el apagón informativo cultural en el ochenta. No muy distinto a la insistente exclusión de los periódicos de mayor circulación sobre las actividades culturales que ciertos lugares llevan a cabo.
La trova está presente en sus individualidades que se agrupan continuamente. Está ligado a la crónica, al tránsito en la urbe y a la memoria como señala la cantante Cristina González Narea en la canción «Yo no canto»: «Yo le canto a la memoria/ Del pueblo con la historia, / y es el pueblo quien decide/ A quién olvide y a quién revive». Es llamativo cómo la trovadora en el álbum «Mensajero del amor» (1986), apela a la reapropiación de la Historia por parte de habitantes, cuando desde el 2011, el gobierno de derecha instala la educación como bien de consumo y despoja los elementos básicos de conocimiento para los mismos.
La romería tiene un rasgo alegórico: quienes asisten son caminantes que cantan en la vía pública hacia un árbol. Este viaje está relacionado con nuestra historia comunitaria, la que se transmite de boca en boca con un mensaje donde se conjuga el pasado y el presente, con palabras llenas de convicciones y valentía.


[1] La Tercera, 25 de junio de 2017: http://culto.latercera.com/2017/06/25/la-vida-nilo-sin-schwenke/
[2] The Clinic, 14 de junio de 2019: https://www.theclinic.cl/2019/06/14/nelson-schwenke-en-una-pequena-esquina-de-memoria/

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