sábado, 1 de noviembre de 2025

La disidencia toma la palabra: Especular (2025) de Ornella Lorca, un rechazo a las convenciones y el modelo conservador.

 




Especular (Editorial Pez Espiral, 2025) de Ornella Lorca (La Unión, 1989) es un libro de poemas de largo aliento —con adelantos en revistas académicas y que denota un bagaje de lecturas feministas— que se centra en la introspección como motivo para la auto-observación y la auscultación del “yo” poético, construye  un manifiesto sobre la experiencia femenina donde prevalecen temas como la identidad, lo esperable en una mujer en un contexto conservador en el sur profundo de Chile, la insuficiencia de la maternidad y el poder emancipador del lenguaje. Lo clave de este libro son dos cosas: la travesía que inscribe las batallas libradas y sus huellas en el cuerpo, y la palabra como herramienta para desmantelar el dolor y, finalmente, lograr la transformación personal.

El primer capítulo, titulado “Especular”, se compone de treinta y cuatro poemas en prosa donde el viaje permite que el hablante femenino vaya conquistando su propio cuerpo. Inicialmente leemos un estado de opresión, donde hay incomodidad, lo que le produce angustia y discordia al tener que responder a otro (s). Sin embargo, al emerger de la oscuridad, encuentra la palabra como vía para nombrar y reclamar su existencia. Este acto la libera de la obediencia ciega y abandona el rol de víctima. El “yo” se convierte en un sujeto empoderado, capaz de explorar y arriesgarse a vivir las diversas facetas de la vida, configurándose como una caminante solitaria.

El proceso de introspección se lleva a cabo a través del espejo, donde la observación del cuerpo y la sexualidad sirve para confrontar experiencias complejas como el desamor y el deseo. El registro está vinculado al cuerpo como tatuajes. Al confrontar a una “otra” en el desdoblamiento de su identidad, la hablante realiza una subversión radical: usa la escritura para anular estructuras opresivas y liberar su parte silenciada. Este acto de creación literaria concluye como una búsqueda de comunicación y conexión.

El segundo capítulo titulado “Los espejos son artificios que beben sangre” contiene nueve poemas de estructura irregular, verso libre.  Se observa un quiebre en el tono con la aparición de una dicotomía: “lo que ellos quieren y lo que una puede”.  En “Libertina”, se manifiesta un deseo de sacudirse de las estructuras de lo que se espera de ella. Por tanto, los poemas seguirán una línea similar, marcada por la disidencia a la masculinidad tóxica que intenta imponer un tipo de comportamiento y un modelo conservador.

El tercer capítulo, “Mirarse en el ojo para nombrarse”, se compone de nueve poemas de estructura irregular en verso libre. En ellos, la voz utiliza el símil y la metáfora para construir un discurso confesional y simbólico. Se consolida el viaje donde se explora el conflicto y las tensiones en la búsqueda por liberarse de las convenciones sociales. Los textos se enfocan en el abandono de las restricciones impuestas y en la urgente necesidad de definir la propia personalidad al margen de las normas establecidas.

A partir de la Caverna (de Platón), la hablante se configura como una entidad indomable que rechaza la narrativa histórica tradicional y se forja desde la experiencia del dolor. Dicho quiebre con el orden comunal se mantiene en “Mala Clase”, donde se sitúa como una estampa rebelde y desconfiada que se niega a complacer a otros y valida su naturaleza independiente.

Se emplea, además, un imaginario animal (perro, reptil, lobo) como recurso técnico en la construcción de la voz poética. Esta emergencia la obliga a confrontar la crudeza del mundo exterior, donde el estado es de constante alerta, soledad y vigilia. Dicho esto, no solo define al “yo”, sino que también le otorga el ímpetu para resistir lo doméstico y la tradición.

Esta, la primera publicación de la autora, se sitúa en un espacio liminal: un estadio de obras fundacionales donde la exploración del yo impulsa la carrera literaria. A nivel formal, la autora domina los aspectos técnicos y recursos de estilo, destacando el uso de la cesura.

Sin embargo, lo que más llama la atención en Especular (2025) de Ornella Lorca, es la continua individualidad en el aprendizaje de lo femenino, como si la salida de la caverna ocurriera por acto de magia y no existiera un elemento que promueva y acompañe en este andar hacia la independencia. Si bien la voz lírica posee fuerza y energía, posterga lo colectivo al optar por un camino solitario, priorizando así la resistencia que se ejerce en el silencio y el trabajo con las palabras.


Ornella Lorca. Especular. Santiago: Editorial Pez Espiral, 2025, 70 páginas.



viernes, 31 de octubre de 2025

Reseña: El libro de la yerba mate. Una historia estimulante (2025)

Publicado en Le Monde Diplomatique, Noviembre 2025


La doctora en antropología estadounidense Christine Folch busca relatar las historias de la producción y el consumo del mate a nivel americano en El libro de la yerba mate. Una historia estimulante (Editorial FCE, 2025). Folch no ofrece un relato de experiencias personales, sino un análisis histórico riguroso que rastrea cómo fenómenos como el colonialismo, el capitalismo y la influencia de las corporaciones han moldeado tanto la producción como el mercado de la yerba a lo largo del tiempo.

La yerba mate ha trascendido su función de simple bebida para alcanzar una dimensión global y con carga simbólica. Su consumo es un ritual, experimentado como materia prima, receta y ceremonia. En países como Argentina, Uruguay, Paraguay y el sur de Chile, se bebe a toda hora, siguiendo reglas inquebrantables: no “bailar” la bombilla, no hervir el agua, y que un “gracias” significa que se rehúsa la siguiente ronda. 

El mate significa un momento de reunión, de conversación, de lo colectivo como ceremonia. No solo consumimos lo que nos gusta, sino que aprendemos a que nos guste lo que consumimos. Este hecho demuestra pertenencia e identidad a través del artículo u objeto que utilizamos. Esto puede servir para adquirir conocimientos acerca de comunidades definidas por raza, género y clase. Este comportamiento de compra puede tener, además, una dimensión proyectiva, reflejando la identidad que el individuo aspira a alcanzar. Folch señala que estos elementos sociales guían las decisiones de los consumidores en el mercado.

Asimismo, este condicionamiento por beber mate refleja la construcción del mundo moderno y que ha derribado fronteras políticas, culturales y religiosas; viajando desde Sudamérica hasta el Medio Oriente y uniendo a figuras populares y masivas tan diversas desde el gaucho del siglo XIX hasta un jeque en el Líbano.

En lo económico el mate ilustra la emergencia del capitalismo global y la dinámica de las cadenas de suministro. Su incorporación a los circuitos comerciales europeos lo transformó en una mercancía de intercambio, alterando radicalmente sus métodos de producción y patrones de consumo. El análisis de la red que conecta el trabajo, la producción y el comercio desde la materia prima hasta el producto final revela su importancia histórica.

Además, el mate se utiliza para exponer fenómenos económicos clave como el “fetichismo de la mercancía” propuesto por Marx: “una economía basada en el intercambio monetario oculta las relaciones sociales subyacentes a las mercancías, ya que no podemos ver el trabajo que se invirtieron en el producto que estamos comprando”.

Christine Folch. El libro de la yerba mate. Una historia estimulante. Santiago: Ediciones FCE, 2025.

Reseña: Creando el alma nacional (2025) de Karen Donoso.

 

Publicado en Le Monde Diplomatique, Noviembre 2025

Durante la adolescencia participaba de un conjunto folclórico en el sur chileno. Ese año llegó un profesor universitario a enseñarnos y prepararnos para la presentación en el Festival que se realizaba en noviembre en la comuna. El mero hecho de que los bailes nacionales, incluidos los de la Colonia, sean parte de la asignatura universitaria llamó mi atención.

Creando el alma nacional (1910-1948) de Karen Donoso Fritz es una investigación sobre cómo se forjó el folclor chileno y su identidad tal como la conocemos hoy bajo el alero del Estado. El folclor es un saber popular que proviene de las clases sociales más bajas y menos escolarizadas, pero que contiene un valioso sistema de reproducción de saberes y conocimientos a través de la oralidad, y que también, aún hoy en día, es digno de imitar.

El alemán Rodolfo Lenz es reconocido como pionero en estudios folclóricos al indagar, determinar y definir el espíritu del pueblo. Él, otros académicos y divulgadores validaron esta expresión cultural al participar en eventos diplomáticos como los de Praga (1928), Sevilla (1929) o Suiza (1931). Con el apoyo del Estado de Chile se buscó cautivar al público europeo mostrando algo más que solo los logros de la modernidad y el progreso.

No será hasta la breve República Socialista (1932), donde el folclor estará incluido en el programa de políticas culturales. Esta preocupación refleja una planificación del Estado orientada al ocio de la población, con el fin de que los obreros pudieran desarrollar producciones culturales en sus organizaciones, como los Socorros Mutuos y los sindicatos.

La cueca es una expresión cultural híbrida, porque es objeto de discusión, su origen tiene influencias árabes, andaluzas y afrodescendientes. Citado en este libro, Vicuña Mackenna sostuvo que la estructura y forma actual de la cueca se consolidaron en Chile durante el siglo XIX. Mientras que Pablo Garrido señala que la danza absorbió de tres continentes para arraigarse en Chile y transformarse en una parte fundamental de la identidad nacional, al punto de que consideraba que “Chile y la cueca” eran “una sola y la misma cosa”.

De igual modo, en los inicios el estudio del folclor en Chile comenzó de forma muy restringida, enfocándose casi únicamente en la poesía y en la cultura del Valle Central. Sin embargo, a partir de la década de 1940, investigadores de la Universidad de Chile, Pedro Garrido y Carlos Lavín ampliaron territorialmente este campo. Ellos incorporaron no solo más tipos de expresiones artísticas, sino también las tradiciones de las regiones del norte y sur del país. Así como en las décadas de 1950 y 1960 se expandieron, el campo de estudio también debió adecuarse a nuevas manifestaciones artísticas que aportaran y definieron la identidad nacional.

El consenso político jugó un papel clave en la integración del folclor como parte de la identidad nacional, incorporaron expresiones populares que permitieron unificar a la Nación y no separar. Sin embargo, este proceso no estuvo exento de conflictos, ya que las características del folclor fueron objeto de constante debate, y los distintos sectores sociales impulsaron sus propias visiones y tendencias en la sociedad chilena.

 

Creando el alma nacional. Extensión cultural, propaganda estatal e investigación en torno al folclor chileno, 1910-1948

Karen Esther Donoso Fritz

Editorial LOM

2025

200 páginas.


Crítica: Performance de la sangre (2024) de Kutral Vargas Huaiquimilla. Novela trans y mapuche desnuda desde Valdivia la fachada democrática



La escritora y artista Kutral Vargas Huaiquimilla (Calbuco, 1989) ha publicado libros de poemas: Factory (2016) y La edad de los árboles (2017). Performance de la Sangre (Microeditorial Tinta negra y Editorial Pequeño Salvaje, 2024) es su primera novela. 

En estas doscientas páginas, la protagonista es retratada como una artista mapuche williche sin formación académica, en una terapia de cambio de género y cuya existencia se desarrolla en la precariedad del Chile contemporáneo. Para subsistir, vende pan, consume drogas y participa de la escena techno nocturna de Valdivia. Sin embargo, esta inmersión en la marginalidad no es pasiva, sino un acto de intensa conciencia política; su mentalidad se mantiene en constante alerta, se dedica a decodificar política y teóricamente los dispositivos de regulación estatal en la sociedad chilena.

Si bien la trama inicial es la obsesión de la protagonista por Pablo, un presunto policía infiltrado y un enigma en su círculo, la narrativa se focaliza por completo en ella. Este enfoque a menudo la presenta como una femme fatale con un relato seductor, lo que restringe la perspectiva de Pablo y de personajes femeninos: “Él es una ficción de espía capaz de todo, yo dejo rastros, pequeñas evidencias descuidadas que tracen el camino de su perdición”. Esta relación se define por su naturaleza en apariencia conflictiva, porque busca una conexión con él, y simultáneamente, planea una estrategia de socavar su orden en el hogar, el control y forzarlo a bajar la guardia. El libro lo califica como: “terrorismo doméstico”. No obstante, más que rebeldía es un modo de operar, en tanto, acto performativo, para atraer a Pablo al romance.

Esto es, la protagonista tiene una visceral desafección de la democracia chilena. Esta frustración es el resultado directo de la perdurabilidad del modelo neoliberal heredado de la dictadura, que, más allá de la alternancia política, ha mantenido una estructura social de exclusión y desigualdad. Su identidad trans, pobre y Mapuche, no es una coincidencia, sino un blanco específico dentro de este diseño institucional. Ser trans la expone a la violencia y el prejuicio constante de la población; ser pobre la somete a la precariedad económica y la falta de oportunidades laborales; y ser Mapuche la sitúa en el centro de un conflicto territorial y una histórica invisibilización cultural. La suma de estas condiciones la ha situado en un permanente y agotador estado de vigilancia desde su infancia, donde cada paso, cada decisión y cada manifestación de su ser son escrutados y criminalizados por las instituciones. Esta experiencia personal confirma su convicción de que la democracia es una fachada precaria, un escenario para la continuación del control autoritario. Para ella, el autoritarismo no terminó; solo se disfrazó de estabilidad democrática.

La protagonista se establece en Valdivia, la ciudad de la lluvia se presenta en configura en un lugar distópico animado por una escena cultural que se apropia de espacios abandonados, transformándolos en escenarios para fiestas, alucinógenos y vías de escape durante el acoso policial. Estos lugares se convierten en refugios de la marginación: “En el mundo, fábricas y espacios olvidados se llenan de brazos y piernas bailando, buscando purgar el dolor de sus caídos (...)”. Valdivia se transforma en ciudad europea con “djs aindiados” señala el libro. No obstante, la atmósfera de fiesta y libertad se ve progresivamente amenazada por la violencia institucional: “Poco a poco nuestras noches estaban siendo asediadas, las calles con su intensidad guardaban en sus grietas a vigías del Estado”.

La obra se establece firmemente en la subjetividad del “yo”, tenaz y un monólogo interior que transita entre lo político y la lucha de la supervivencia. Por todo ello, emerge una huella autoral particular y distintiva, un tanto sobrecargada pero que se caracteriza por un lirismo oscuro que conjuga la belleza contenida de la destrucción. Se trata de una escritura en permanente tensión que distingue violencia y tragedia en los treinta capítulos. En este denso simbolismo, los elementos recurrentes como los espacios geográficos y naturales no solo componen el paisaje, sino que perviven con la memoria de un pueblo indígena fragmentado.

Desde la portada la imagen del perro dóberman que muerde la muñeca de una persona hasta el contenido, aparecen distintos canes en la vida de la protagonista, cuya presencia está ligada a la sangre. Este vínculo explora el riesgo inherente a una mordedura de perro y la necesidad de vacunación para evitar la transmisión de enfermedades por la saliva contaminada. No obstante esta “marca canina” es consentida y es una identificación y reapropiación que le permite reconocer a otros de su especie y anula el pensamiento de que el ser humano es el centro del universo.

La propuesta de Kutral Vargas Huaiquimilla en Performance de la sangre (2024) amplía el panorama literario al diseccionar el control social del modelo neoliberal. La obra construye un imaginario sociopolítico de asedio donde la protagonista, una figura históricamente marginada, enfrenta la vigilancia estatal, utilizando su alerta constante y la subversión de los procedimientos como un mecanismo de supervivencia y resistencia. Su principal fortaleza reside en la complejidad de su protagonista y en la forma en que su experiencia se articula directamente con una crítica al modelo autoritario y en apariencia democrática. 

De modo que, la novela logra poner el cuerpo en el centro del discurso, demostrando que para ciertas identidades, la mera existencia es un acto político de tensión constante contra la vigilancia estatal.


Kutral Vargas Huaiquimilla. Performance de la sangre. Valdivia: Tinta negra microeditorial - Editorial Pequeño Salvaje, 2024, 200 páginas.


domingo, 26 de octubre de 2025

Crítica Literaria: Sudamerican rocker (2025) Juan Cristóbal Peña. El ídolo caído que a tantos les gusta.



 Cada cierto tiempo surge algún dato irrelevante sobre el músico chileno Jorge González, que parece ofrecer una nueva perspectiva sobre el complejo perfil del ídolo nacional. Esto seguirá ocurriendo, cuando se publiquen sus cuentos inéditos o lancen canciones no oficiales, una vez que fallezca, pues tal es el impacto que produce el cantautor, que lo han convertido en una marca.

Tras la polémica crónica sobre Mariana Callejas en Letras torcidas (Editorial UDP, 2024), el periodista Juan Cristóbal Peña presenta Sudamerican rocker. Un retrato de Jorge González (Editorial UDP, 2025), una obra coescrita con su ayudante de investigación, Joaquín Zúñiga. Este libro es un perfil ampliado sobre la figura de Jorge González  que ha sido publicado previamente en Ídolos (Editorial UDP, 2023) de Leila Guerriero.

En la portada observamos el retrato del músico en su etapa del disco homónimo 1993, con un diseño de alto contraste entre la fotografía en blanco y negro y el color rojo que referencia al disco Corazones (1990). González proyecta un gesto reflexivo y una actitud desafiante propia en aquellos años.

La crónica no comienza con su carrera solista, sino en Pichidegua en 2015, cuando sufre el accidente cerebrovascular durante el concierto. Después de este evento, el relato retoma los orígenes: bandas y presentaciones en el Liceo 6 de San Miguel, la discografía de Los Prisioneros, la carrera solista, el tedio de lidiar con el sello discográfico, el regreso con la banda, la separación y los múltiples conflictos (entre los miembros, entre los hermanos González, con el manager, y principalmente, con los medios de comunicación). La narración se extiende hasta la actualidad, donde su hermano lo asiste, cuida y administra sus bienes.

Aunque los detractores hagan muecas de desprecio, Peña resalta la brillantez de Jorge González. El autor lo encuadra en la figura del genio, con luces y sombras: en cierta etapa construye una banda icónica en Chile pero debe lidiar con su machismo durante el matrimonio, se señala en el libro.

Peña es un narrador de probada trayectoria, conoce su oficio. Para este trabajo utiliza fuentes directas como los libros Exijo ser un héroe (2002) seguido de Orgullo y pasiones (2016) y se inclina por trabajar mayormente con el volumen Ya viene la fuerza, (2024). Se distancia de obras que están más cerca del anecdotario o no legitimadas por el líder de la banda. Además, complementa con el material audiovisual como Los Prisioneros (1987) de Cristián Galaz y la autoentrevista de Jorge González (2014).

El gran sostenedor de la fuente narrativa son los documentales disponibles en internet y en justa medida, las entrevistas con Claudio Narea, Zaida González, las exparejas, entre otros. El universo de González es tan conocido y está tan arraigado en la cultura musical, que resulta un desafío mostrar información inédita.

Es precisamente aquí donde radica la principal limitación del libro: Sudamerican rocker. Un retrato de Jorge González (2025) no entrega nueva información, porque se dedica a ensamblar y reordenar con destreza antecedentes que ya estaban disponibles en biografías anteriores y archivos audiovisuales, resultando una buena síntesis, pero sin aporte informativo original.  

Juan Cristóbal Peña deja entrever que Jorge González desea mantener un bajo perfil, rehuir de la fama, pese a sus polémicas presentaciones en el Festival de Viña o la Teletón. El músico ha sido transformado en el mito del ídolo caído: una figura que sirve como gancho comercial sobre la base del artista atormentado.


Juan Cristóbal Peña. Sudamerican rocker. Un retrato de Jorge González. Santiago: Ediciones UDP, 2025, 112 páginas.

miércoles, 22 de octubre de 2025

Crítica: Una batalla tras otra (2025) Paul Thomas Anderson. La carga de un fracaso.



En 161 minutos, Una batalla tras otra (2025), Paul Thomas Anderson explora la decadencia subversiva y la moral supremacista de EE. UU. a través de giros narrativos que mezclan sátira y dramatismo. La personificación de este declive es Bob/Pat (Leonardo DiCaprio), un experto en explosivos que revela su patetismo en un plano detalle: fumar marihuana antes de entrar al colegio para una entrevista con la profesora jefe.

Esta película toma como referencia la novela Vineland de Thomas Pynchon, como el declive de los ideales de los años sesenta y la dinámica de preparación de los militantes. Estos aspectos son trasladados a un contexto histórico atemporal, pero que incluye tecnología contemporánea.

En este marco, opera en la clandestinidad de los EE.UU. el grupo rebelde “French 75”. Compuesto principalmente por revolucionarios afrodescendientes, el grupo libra una situación de guerrillas marcada por la audacia: liberan inmigrantes mexicanos en la frontera, roban bancos, explotan torres de alta tensión y en la adrenalina tienen sexo.

Bob/Pat (Leonardo DiCaprio) es un experto manipulador de bombas caseras y tiene una relación con la líder, Perfidia Beverly Hills (Teyana Taylor). Este vínculo se complica con la llegada del bebé, Willa (Chase Infiniti), lo que fuerza a los padres a una encrucijada existencial: la vida revolucionaria o la familiar. Las malas decisiones de Perfidia traen a modo de consecuencia que el grupo pase a la inacción y a la clandestinidad, pero manteniendo los códigos subversivos. En este contexto de calma forzada, reaparece el Coronel Steven J. Lockjaw (Sean Penn en una de sus mejores actuaciones), quien inicia un viaje a la frontera estadounidense motivado por la ideología de la pureza de raza y la venganza para resolver asuntos pendientes.

El Coronel Steven J. Lockjaw se inserta en el universo de militares paranoicos y desquiciados del cine estadounidense (similar al personaje de Jack Nicholson en A Few Good Men, 1992), sirviendo como la encarnación militar obsesionado por ascender socialmente entre sectores conservadores que creen en el racismo y cuya obsesión se expone a través de una caricatura tóxica e irracional. La doble moral queda expuesta cuando se descubre, mediante archivos, que en el pasado manifestó un deseo contrario a la ideología que ahora defiende.

El Bob Ferguson de Di Caprio de esta película es similar al del doctor Randall Mindy (Don't Look Up, 2021), personajes altamente funcionales en sus áreas, pero que, frente a un desdichado evento, pierden credibilidad y se tornan patéticos para sus más cercanos. Bob/Pat se vuelve una figura desencantada y pusilánime, pero se configura una premisa del cine hollywoodense de la figura del padre que hará todo lo que esté a su alcance para salvar a Willa.

Al igual que en anteriores filmes del director, la película se estructura en contrastes. El primero es el conflicto entre Willa y Bob: él vive en constante paranoia y solo busca proteger a su hija en la clandestinidad, mientras que ella desea vivir su adolescencia con normalidad y sin preocupaciones. Este dilema personal se refleja en un contraste político mayor, donde la generación de los padres fracasó en su lucha por cambiar la sociedad, mientras que las siguientes intentan buscar la transformación de manera individual. Finalmente, el tono de la cinta navega entre el drama y el alivio cómico intencionado desde el guion, con actuaciones exageradas diseñadas para generar carcajadas.

La visión de Paul Thomas Anderson es que la lucha de los padres en Una batalla tras otra sí resultó fallida, una carga inherente que debe ser transferida a la siguiente generación. Una conclusión que contrasta con el enfoque del cine político chileno (Calle Santa Fe 2007, La ciudad de los fotógrafos 2006, las películas y series sobre el FPMR y la filmografía de Patricio Guzmán), donde la lucha pasada se enfoca en reivindicar la memoria y el coraje de la lucha pasada con un tono más serio, no en heredar un fracaso.


One Battle After Another

Director: Paul Thomas Anderson

Guion: Paul Thomas Anderson. Novela: Thomas Pynchon

161 minutos.

Reparto: Teyana Taylor, Leonardo DiCaprio, Regina Hall, Sean Penn, Wood Harris, Alana Haim, Shayna McHayle, Shayna McHayle.

Compañías Warner Bros., Ghoulardi Film Company. Distribuidora: Warner Bros.

viernes, 26 de septiembre de 2025

Breve consideración sobre el Premio Nacional de Literatura 2025

Publicado en el Diario Austral de Valdivia
en Cartas al Director

Pocas veces el Premio Nacional de Literatura suscita una aprobación transversal como el reciente galardonado: el escritor de Magallanes Ramón Díaz Eterovic (Punta Arenas, 1956). Pionero en la renovación de la novela negra chilena, su prolífica obra inicia no con “La ciudad está triste” (1987) sino con poesía en “Imágenes en el tiempo” (1977).

La narrativa de Díaz Eterovic combina la intriga, la memoria y la crítica social, ofreciendo una visión profunda de la realidad en Santiago de Chile. El detective privado Heredia como protagonista y su gato Simenon (referenciando al escritor de novelas de detectives Georges Simenon), es un antihéroe que transita por los sectores marginados configurando la memoria de la ciudad, pero también donde el crimen y la corrupción residen en las bases del sistema social.

La novela policial del autor demuestra que es un género contemporáneo que permite reflexionar sobre la historia nacional. 

viernes, 19 de septiembre de 2025

El resto de nuestras vidas (2025) de Benjamin Markovits. La novela de carretera sobre desencanto contemporáneo.

 


El resto de nuestras vidas (Editorial Chai, 2025), es la duodécima novela del californiano Benjamin Markovits (1973), traducida por el argentino Juan Nadalini, emerge como una novela de carretera (road trip similares en estilo con Jack Kerouac o Hunter S. Thompson) donde las relaciones heterosexuales a largo plazo, la dinámica familiar y la búsqueda de la identidad personal dentro de estructuras sociales preestablecidas constituyen el arco argumental a problematizar. Su selección como finalista del Premio Booker 2025 anuncia algún mérito literario sobre estos temas.

El libro narra la historia de Tom Layward, un abogado de Nueva York, que está desilusionado de su matrimonio al descubrir que su esposa, Amy, le ha sido infiel con un compañero de sinagoga, Zach Zirsky (“cineasta independiente, algo que puede significar cualquier cosa”). Ante esta crisis matrimonial -para Chile es clase alta acomodada-, y con dos niños pequeños, Tom se hace una promesa: permanecerá en el matrimonio hasta que su hija menor cumpla dieciocho años. Doce años después, Tom llevará a su hija, Miriam, a la universidad. Sin embargo, no regresará a casa y emprenderá un viaje sin rumbo hacia el oeste, cruzando Estados Unidos. Lo que parece ser un simple viaje se transforma en un periplo personal, una introspección en la que Tom reflexiona sobre su vida. En este trayecto, Tom se ve forzado a enfrentarse a sus arrepentimientos y a las decisiones que lo llevaron a su situación actual.

La obra muestra a Tom reflexionar con mesura y sin prejuicios, sin dejar de lado cierta abulia y desencanto debido a la infidelidad durante el matrimonio: “Uno se enamora de alguien a los veintiséis, y va viendo a esa persona bajo toda una serie de luces distintas (…) Si uno sigue casado es porque aceptó que esa persona es así, y que así es la vida que comparte”. Así, en vez de tomar sus cosas y concretar la separación, el protagonista decide continuar en el matrimonio y aceptando el engaño, priorizando su compromiso emocional y social con sus hijos/as.

La infidelidad se convierte en un motor que lleva al protagonista a aceptar de forma pragmática a la persona que ha elegido como pareja, con todas sus limitaciones. Este proceso es, a la vez, una decisión racional y emocional que le permite entender que el matrimonio no es un cuento de hadas, sino la unión de dos seres con sus propios defectos. En este contexto, el rol de los hijos se vuelve un factor de cohesión, manteniendo unida a la familia en circunstancias que, de otro modo, podrían haber resultado en una ruptura.

La tensa relación entre Amy y su hija Miri es palpable, alimentada por las expectativas y las ácidas críticas de la madre. En contraste, la relación de Tom con Miri es de apoyo incondicional. Él comprende y celebra la individualidad de su hija, incluso en sus fases más “rebeldes”. Tom se muestra más como un confidente que como un crítico, viendo en las elecciones de Miri una forma de autoexpresión, a diferencia de Amy, que lo percibe como una “herida autoinfligida”.

Por otro lado, hay una clara conciencia de clase, de diferenciación y de afinidad a lo largo de la novela. Jim, el novio de Miri, encarna la ambición y el éxito predecible al trazar un camino claro hacia las universidades de renombre y los empleos lucrativos. Esto contrasta con el protagonista, quien, en su juventud, tuvo que pagarse la universidad para estudiar Derecho. Estas diferencias no se presentan con un tono de crítica o rebelión, sino como una observación perspicaz sobre aquellos que han heredado una vida de privilegios.

En esta novela de ruta, la voz del protagonista construye una narrativa de la renuncia a sus sueños. Estos recuerdos no son solo una crónica de eventos, sino un examen introspectivo de las elecciones que lo llevaron a ser quien es. El paso de aspirar a ser profesor o escritor a estudiar derecho es un quiebre fundamental. Este cambio no es casual, porque representa el abandono de un camino impulsado por la vocación para tomar uno dictado por el pragmatismo.

De lo anterior, está influenciado por su esposa Amy, quien le mostró la importancia de asegurarse un futuro cómodo. Con un sutil tono de reparo hacia Amy, Tom recuerda que ella le inculcó la idea de que una vida óptima se consigue al asumir una condición que le permita “tener los gustos adecuados y conocer a la gente correcta”. El cierre de este recuerdo con “Así fue más o menos nuestra vida”, concluye con melancolía que el camino de su vida estuvo dictado por la meta de adquirir comodidades materiales que definen su existencia y rango social.

“El resto de nuestras vidas” es una novela de carretera que disecciona, de manera minuciosa y desde el testimonio personal, la erosión y la pérdida que el tiempo inflige a las relaciones matrimoniales monogámicas. Esta habilidad para desentrañar las relaciones humanas y la sociedad actual dota a la novela de una resonancia universal, al conectar con verdades sobre las elecciones no realizadas, el inexorable avance de la vejez y lo inesperado que emerge incluso de la adversidad.

 

El resto de nuestras vidas.

Benjamin Markovits (California, 1973)

Traducción de Juan Nadalini

Editorial Chai, 2025

228 páginas.-

miércoles, 3 de septiembre de 2025

Crítica de cine. La Ola de Lelio: El musical que vacía las luchas sociales.

 


El cine musical ha sido, en gran medida, un producto cultural diseñado por y para el público estadounidense. Las características de este tipo de producciones tienden a carecer de profundidad, enfocándose de manera recurrente en los sueños de los protagonistas y el romanticismo, rasgos que reflejan la visión idealizada de la sociedad norteamericana (como La la land 2016, Singin' in the Rain 1952, The artist 2011, Grease 1978, Moulin Rouge 2001). Si bien es una línea cinematográfica que no tiene parangón en Chile, Sebastián Lelio eligió una tarea compleja: trivializar la lucha feminista chilena de 2018.

La productora Fábula tiene la particularidad de apropiarse de complejas e importantes temáticas para Chile, le quita la dimensión política y lo convierte en caricatura. Por ejemplo, en la película No (2012) la premisa es que la publicidad fue el factor clave para derrocar al dictador y no la movilización popular durante la década del ochenta que costo vidas. Y en El Conde (2023), el detestable dictador chileno es representado como un vampiro y el “sugar daddy” de una joven monja.

Bajo esta premisa, el director Sebastián Lelio (Una mujer fantástica 2017, y la mejor aún, Prodigio 2022) se arriesga con La Ola (2025). La historia se centra en Julia (Daniela López), quien sufre acoso por parte de Max (Lucas Sáez Collins), el ayudante de canto, tanto en la universidad como fuera de ella. En su inicio observamos un encuentro casual a las puertas del departamento de él, pero el abuso no se visualizará. Ella intentará sacar la voz, pero algo la retiene. Sin embargo, a raíz de las experiencias de mujeres y disidencias, lo irá logrando gradualmente, y dicho atropello saldrá a la luz en el testimonio de la protagonista. Esto derivará, mediante la coreografía y la música, en la toma de la principal universidad del país, en el marco del movimiento feminista chileno de 2018, y las causales serán la incapacidad de la administración por canalizar estas denuncias hacia la justicia.

Hay una serie de temáticas que se abordan superficialmente como la intersección de género, el nulo apoyo familiar al activismo, la clase social y permanente costo que significa alzar la voz en Chile. También, el feminismo burgués es retratado de forma negativa, ya que se muestra complaciente con las autoridades y poco representativo. Se deja en evidencia el liderazgo consciente y el curso de atención plena (mindfullnes) como recurso fuera de lugar para estas demandas. Además, se critica con dureza el enfoque de los medios de comunicación les dan a las denuncias, sin el cuidado que la profesión exige.

El universo técnico intensifica la idea de estar ante una “realidad falsa” del feminismo, no hay cuestionamiento entre lo verdadero y lo falso, porque se diluye la experiencia del abuso en pos del entretenimiento. Esto se nota cuando resuelven el caso de forma repentina, con la policía y autoridades bailando de forma delirante, o cuando un personaje femenino utiliza la palabra “sororidad” tan forzada que el espectador la percibe como un meme. Esto convierte a la película en una fórmula marketera sobre el feminismo.

Después de haber visionado en el Cine Arte Normandie, el mayor desacierto de La Ola (2025) de Sebastián Lelio es haber convertido una movilización política en un musical. Este género está diseñado para el espectáculo y el consumo comercial, la cinta desvía el mismo discurso de rebeldía que pretende mostrar: la brutalidad de las denuncias y la difícil batalla por modificar las leyes. Con esto, la película no solo falla en plasmar el movimiento feminista, sino que lo debilita políticamente, ofreciendo una versión que prioriza el simulacro y lo artificial por sobre la reflexión, y que se expresa más como una mercancía que un reflejo de la vivencia real.

 

Ficha técnica.

La Ola, 2025

Duración: 129 min.

Dirección: Sebastián Lelio

Guion: Josefina Fernández, Manuela Infante, Sebastián Lelio, Paloma Salas

Reparto: Daniela López, Avril Aurora, Lola Bravo, Paulina Cortés, Thiare Ruz, Amparo Noguera, Florencia Berner, Renata González Spralja, Amalia Kassai, Néstor Cantillana, Enzo Ferrada Rosati, Tamara Acosta, Susana Hidalgo, Lucas Sáez Collins

Música: Mathew Herbert, Javiera Parra, Anita Tijoux y Camila Moreno.

Fotografía: Benjamín Echazarreta

Compañías: Coproducción Chile-Estados Unidos; Fabula, Fremantle Media North America, Participant Media

jueves, 21 de agosto de 2025

Crítica Literaria: Quejido, canto y arrullo (2023) de la poeta mapuche Yeny Díaz Wentén

 


Quejido, canto y arrullo (Editorial Garceta, 2023) de Yeny Díaz Wentén (1983)

Los poemas de Yeny Díaz Wentén (Los Ángeles, 1983) en Quejido, canto y arrullo (Editorial Garceta, 2023) salen a la luz después de la pandemia por el coronavirus, por lo que no es extraño que una de las temáticas desarrolladas sea la vida y la muerte. Distinto es que, el lugar de la casa sea un campo de batalla y también de refugio donde se teje un universo poético personal y contemporáneo sobre el cuerpo, la memoria familiar y la resiliencia de las mujeres.

El poema “El hombre y el poeta” introduce una voz fantasmal que se niega al olvido, persistiendo más allá de la muerte física. Dicha persistencia subraya el poder de la poesía para resignificar experiencias violentadas, transformando epítetos deshumanizadores en afirmaciones de identidad. Así, el poema simboliza la transmisión intergeneracional de un legado vital que desafía la aniquilación y el temor al mañana

En el poema “Beatriz González Vilches” la descomposición del cuerpo de la joven asesinada por la pareja en Rengo, simboliza la brutalidad del acto. El hablante se apropia de la violencia para convertirla en un acto de denuncia y un recordatorio de cómo la violencia puede despojar al cuerpo de su integridad, convirtiéndolo en un espacio del recuerdo.

En “Las tres”, el cuerpo femenino no se descompone, sino que se “agrieta como las granadas maduras” para dar vida. El cuerpo es un espacio de fortaleza y creación, demostrando que la misma materia puede ser vulnerable también tiene el poder de dar vida. El uso de estos procesos biológicos y corporales permite abordar la complejidad de la experiencia humana, desde el dolor y la muerte hasta el nacimiento.

La casa no es solo un espacio físico, sino una metáfora compleja del “yo” poético femenino y de la memoria ancestral. Alberga miedos, traumas y heridas de generaciones, lo que la convierte en un espacio fragmentado y roído. Sin embargo, a través de las labores cotidianas, las mujeres construyen y resisten las estructuras patriarcales, transformando la casa en un refugio de lo íntimo y un lugar de supervivencia.

Las habitaciones de esta casa albergan “miedos heredados de mis padres”, “los abusos con sus dueños” y “partes del hígado, trozos de corazón, placentas”, lo que revela que más que ser un lugar de resguardo, funciona como un depósito del trauma y la herencia vivida durante generaciones solamente por ser mapuche.

En el poema “Las Tres” el hablante celebra vínculo y la regeneración de la vida femenina. La imagen de una mujer que “aprieta los labios y cierra los ojos” y “le toma la mano y esa mujer vuelve a respirar” revela la ética del cuidado y el apoyo mutuo en las relaciones entre mujeres. La descripción del parto donde “Esa mujer como un río que rompe trae a otra mujer consigo”, con la mujer que “se agarra y se agrieta como las granadas maduras rojas deliciosas a gritos a jugos”, exalta el cuerpo femenino como epicentro de creación y transformación. La “semilla infinita de sí misma” conceptualiza a la mujer como una fuente perpetua de vida, multiplicándose y extendiéndose a través de sus descendientes, lo que desafía las nociones patriarcales de linaje y herencia para proponer una genealogía femenina.

En el universo poético abundan las referencias a las partes del cuerpo (“huesos”, “pelvis”, “manos”, “ojos”, “pecho”, “cuero” y “caderas”) y a los procesos biológicos (“gusanillos hormigas, chanchitos de tierra espigas brotes pájaros y tierra dentro de las órbitas de mis huesos”, o a la fluidez vital en los “jugos”). Explora la fragilidad del cuerpo para impedir que las experiencias de violencia y trauma sean olvidadas, busca conectar la descomposición con los ciclos naturales de vida y muerte y sirve para reafirmar la humanidad y la vitalidad de quienes fueron deshumanizados.

En “Despedida”, el duelo se escenifica en un entorno natural “rasposo”, donde el paisaje y las emociones del hablante se fusionan en una simbiosis entre lo interno y lo externo. La muerte del vacuno, un animal que es el “rey de las pezuñas plateadas”, se convierte en un evento cósmico en el que el viento y la tormenta son participantes activos.

Además, el poemario utiliza la naturaleza de manera constante, nombrando flora y fauna para que interactúen con el cuerpo, representen emociones y a menudo estén personificadas. El acto de cortar el vínculo con un cuchillo en un “pasto rojo” implica una comunión con la tierra y sus ciclos de vida y muerte, borrando los límites entre lo humano y el paisaje.

Quejido, canto y arrullo (2023) se alza como un canto a la adaptación del espíritu frente a la adversidad. Con un tejido poético denso y polisémico, el hablante desarrolla la metáfora de la casa en la que desentraña los hilos del trauma heredado y la memoria, mostrando cómo la confrontación con lo abyecto puede ser catalizador para fortalecer y perpetuar la vida, cimentadas en la conexión con el linaje y el entorno natural.

 

Quejido, canto y arrullo

Yeny Díaz Wentén

Editorial Garceta, 2023

88 páginas