Por Gonzalo Schwenke
Durante el mes de marzo la banda valdiviana La
Rata Bluesera pasó por Santiago y Valparaíso presentando su quinto álbum: El Viaje (2016). La propuesta ha sido
ampliamente aceptada por los entusiastas del blues y por los asistentes a los innumerables conciertos que ha
ofrecido el grupo debido al lanzamiento del nuevo disco.
Este nuevo disco es
el sentido homenaje que realiza La Rata
Bluesera al dúo Schwenke y Nilo, tras la muerte de Nelson Schwenke el
2012. De esta manera, inicia el proyecto de reconocimiento a la obra y al
imaginario del sur bajo la línea del blues, reversionando las canciones
emblemáticas como “El Viaje”, “Entre el nicho y la cesárea”, “El Canelo”,
“Lluvias del Sur”, “Nos fuimos quedando en silencio” y “Mi Canto”, pero
sosteniendo la propia fuerza de las letras que las hicieron conocidas a partir
de los ochentas.
Javier Aravena, voz
y líder de la banda, desde inicios del 2000 ha ido forjando un trabajo entorno
a este ritmo originario de las comunidades afroamericanas, haciéndose conocido
por su trabajo y las influencias musicales que caracterizan a la agrupación. A
partir del 2012, lanza el sello independiente Misisipi. Sello discográfico que dirige y que le ha permitido
generar redes entre las agrupaciones de música de Valdivia y Puerto Montt.
Junto con El Viaje, también produjo
el disco Atmósfera (2016) de la
cantante Sara Pozo (Puerto Montt).
Javier Aravena
accedió a conversar con Revista
Estampida, sobre el circuito musical, los medios de comunicación y las
convicciones que lo definen, siempre provisto desde la perspectiva regional.
REGIÓN Y MÚSICA
Durante
el año te mueves principalmente entre Valdivia y Puerto Montt. Esta
movilización te ha permitido observar distintas propuestas musicales que no
salen en los grandes medios. Actualmente, ¿cómo ves el circuito musical desde
las regiones?
Preferiría pensar que en los casi 20
años que me han permitido estar en movimiento, desde Concepción a Coyhaique,
cada vez existe mayor fortalecimiento en las redes de trabajo independiente y
también desde las instituciones que consideran a los artistas locales.
Entonces, los grandes medios no tienen mayor incidencia en este desarrollo. Veo
agrupaciones musicales que tienden a trabajar de manera más colectiva, pensando
en cómo trabajamos en conjunto, generando espacios de intercambio entre
ciudades y regiones que muchas veces se dan naturalmente, esto incluye Santiago
y Valparaíso, porque la cultura no se define desde las mesas de los municipios
ni desde los centros culturales. Eso es apenas una parte, que tiene ver con los
intereses de los políticos de turno. Por suerte, existe una dinámica en los
barrios, las poblaciones, que están más allá de la concentración del poder y de
las riquezas.
Hoy existen amplias posibilidades de
publicar tus discos de manera independiente y generar intercambios a través de
medios digitales, lo que sin duda muestra que los medios de comunicación que
atraviesan el país no son los únicos que generan tendencia. Hoy existen grupos
jóvenes que graban discos, tienen videos, páginas web, forman parte de
agrupaciones de músicos que entendieron que hay que autogestionar. En el sur
existe muy buena calidad de sistemas de sonido, también estudios de grabación
que en algunos casos cuentan con backline,
los bares también intentan generar espacios de calidad para el desarrollo de
presentaciones en vivo y cada vez se depende menos de los artistas generados y
potenciados por los consorcios para llenar los teatros o eventos. De esta
manera, ha crecido una suerte de pertenencia por lo local, es decir, sentirse
identificado por el artista de tu barrio, de tu ciudad. Esto ha permitido
rescatar a artistas del ámbito rural. Artistas mapuches maravillosos como
Víctor Cifuentes, Joel Maripil, Weliwen, Beatriz Pichi Malen, quienes son
invitados de manera recurrente con porque forman parte de nuestra cultura.
Lo que pasa en regiones es algo que
tenía que suceder, dejar de pensar en el éxito personal impuesto y reunirse a
cantar con el llamado profundo de nuestras conciencias, el canto antiguo que
aún sigue latiendo hoy con mayor fuerza.
No tiene importancia que los medios
no publiquen o no destaquen lo que sucede en regiones, ya que eso obedece a un
orden comercial en el mal sentido de la palabra, y tendrías que vivir donde
están los medios, lo que es un contrasentido, porque esos medios deberían
investigar y llegar donde están los sonidos. La Rata Bluesera ha intentado moverse hacia donde nos inviten, y
también difundir nuestro trabajo en todas las instancias que sea posible. Por
muy pequeñas que parezcan, son todas importantes, para nosotros tiene que ser
lo mismo tocar en Pichi-Ropulli o Temuco. Una radio que pertenece a un holding o una radio comunitaria, lo
tomamos con el mismo respeto y agradecimiento, y eso posiblemente nos ha
llevado a encontrar espacios de confianza para lo que hacemos. Una suerte de
cariño que agradecemos profundamente, porque lo que desarrollamos no tiene que
ver con las conveniencias, sino por el amor a este camino, tocar, cantar, ser
músico en el sur de Chile, que hoy es ser músico en el mundo. Entonces, no nos
preguntamos si hay que ser una suerte de borderline.
Lo que sí, tratamos de estar de la mejor manera y con el mejor trato humano
posible, en todos los lugares donde nos inviten a tocar.
Tras
la muerte de Nelson Schwenke, en 2012, reflexionas sobre una forma de
“reconocer” a este dúo valdiviano ¿Cuál es el legado y compromiso que -a tu
juicio- dejan los Schwenke y Nilo?
Tras la muerte de Nelson Schwenke me
surge una pena, que me hizo pensar en qué lugar estaba o estábamos. Cuando
ocurre su muerte, inevitablemente agarré la guitarra y me puse a cantar sus
canciones, las que me acompañan desde joven. Schwenke y Nilo tiene una marca muy profunda en mi vida, porque
representan valores basados en el amor, el respeto y la inspiración musical.
Luego del impulso inicial, nace la necesidad de agradecer cantando su obra y,
de paso, me doy cuenta que no existe un reconocimiento como el que deberían
tener.
La influencia de la música y la
poesía de Schwenke y Nilo, han sido
fundacionales en mi trabajo como compositor. Desde mi adolescencia ha sido relevante,
ya que tuve la oportunidad de conocer y disfrutar de los conciertos que ellos
presentaban en el colegio en el que yo estudiaba. Ellos fueron mi primer
ejemplo de cómo se debe enarbolar la guitarra, de la mano de una poesía propia
y con un discurso claro, crítico y constructivo, desde la raíz del árbol, no
solo de sus frutos.
Sus canciones me identifican porque
ellos cantan lo que nos sucede, sin el temor del ranking, ni de la venta de discos. Sus obras son más relevantes que
si las tocas en las radios o no: ellos cantan lo que hay que cantar y por eso
muestran el camino por el que hay que ir, el mismo que dejaron Víctor Jara,
Violeta Parra y Los Jaivas.
Con la diferencia que Schwenke y Nilo son del sur; están
cargados de leña y humedad, de la melancolía invernal que disfruta la lluvia,
esperando que pase, que se junta en la esquina a conversar en la tarde. Ellos
representan la visión de artistas creadores del sur de nuestro país, que se
toman el tiempo, que se sumergen en la tibieza del fuego que reúne a los
vecinos, que se involucra con los pares, porque es una necesidad estar
trabajando juntos. Porque nos han heredado una forma de hacer las cosas, con
propósitos plurales, levantando la guitarra como si fuera una pala que escarba
en lo más hondo de nuestros paisajes, de nuestras casas, nuestros callejones,
de nuestros árboles, nuestros ríos, nuestras palabras, de nuestro canto.
La
dificultad de grabar y producir “El Viaje” (2016) sin aportes estatales se hizo
complejo. De esta manera, La Rata Bluesera
estuvo realizando la campaña a través de diarios locales y vía Internet, en la
que se solicitaban contribuciones de privados. ¿Puedes profundizar acerca del
motivo de esta decisión?
No fue una decisión, postulamos a
diferentes espacios de financiamiento, como ocurre en los concursos no siempre
te los adjudicas, por lo que decidimos igualmente avanzar y buscar la forma de
hacerlo de manera independiente. Es así como prácticamente llegamos al master
del disco financiado por la banda, hicimos shows, preventa, etc., e íbamos
reuniendo el dinero para poder pagar todo lo que ello significaba, además en un
estudio de lujo como es “Triana” en Santiago. Demoramos casi 3 años en todo el
proceso, igualmente conseguimos apoyo por una parte una subvención municipal en
Valdivia el año 2016 y nos adjudicamos un CONARTE de la Corporación Cultural
Municipal de la misma ciudad para poder publicar el álbum. Lo importante es que
no nos detuvimos por falta de dinero y fuimos logrando trabajar de la mejor
manera y en las mejore condiciones.
La
canción que reversionas en el disco dice: “Nos fuimos quedando en silencio /
nos fuimos acostumbrando a aceptar / lo que dijeron / nos fuimos perdiendo en
el tumulto”. ¿Cuáles vendrían siendo los temas actuales que se intentan
silenciar?
Lo que hicimos fue reinterpretar la
obra, respetando la esencia de cada una de las canciones. En eso fue
fundamental Federico Dannemann, músico y productor musical. Los silencios son
los mismos que cuando se concibieron estas maravillosas canciones: la propiedad
privada, el egoísmo, la masividad, la injusticia, el poder, la dictadura sigue
en pie, el modelo es el mismo, los dueños del país son los mismos. De hecho en
la segunda parte de la canción decimos la
televisión nos va diciendo, haga esto lo otro o aquello, la radio nos va
mintiendo, mientras nos esconden muertos, nos vamos quedando en silencio, el
paisaje se llena de dueños, crecen los cercos y el desierto, esa imagen es
potente y actual.
Y
respecto a la situación política regional ¿Cuáles serían los temas que tratan
se silenciarse en tu ciudad, en tu región?
Más que silenciar, son temas que no
se consideran. Todo se piensa desde Santiago, los modelos que se aplican en el
país, como si fuera todo igual. Hoy tenemos peones de los partidos políticos
que obedecen órdenes de personas que tienen discursos supuestamente que
favorecen a todos, pero que en realidad hacen negocios con su nivel de poder.
Arman empresas para enriquecerse y aprovecharse de la legislación que ellos
mismos crean. Hay que repensar el país, es necesario fortalecer los espacios
barriales, hay que organizarse, rebelarse, pero no desde los partidos -que hoy
están desmembrados por la ambición-, hay que recuperar el sentido colectivo,
dejar de pensar en cuánto gano y abrirse hacia el cómo crecemos, si pensamos
diferente, si creemos diferente, apagar la tele y prender la conciencia.
El disco tributo "El Viaje" (2016) ha sido liberado por los propios intérpretes.
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