La guerra interior, Jorge Baradit. Plaza y Janés Ediciones, 2017, 262 p.
Por Gonzalo
Schwenke
En el último año algunas las narrativas locales
han tomado el rumbo de la enajenación o extrañeza del sujeto como algo
habitual. Este estado de delirio permanente, busca impactar y deformar la realidad
para conmover al receptor, no obstante, en este caso, la perturbación contiene
un mensaje ideológico basado principalmente en la degradación de la
información.
La
guerra interior (2017) de Jorge
Baradit (1969) es el volumen de veintidós relatos, en los que se construyen
mundos ficticios y realidades en progresiva decadencia. Estos mundos distópicos
potencian una verdad que es controlada; donde se oculta y se dan a conocer
informaciones para crear el gran mito del Estado-Nación.
Utilizando el remanente de los libros anteriores,
este pastiche literario comienza con la llegada de los españoles al nuevo
continente, para luego manipular figuras significativas en el imaginario
histórico popular y del que se ha beneficiado.
Existe el apuro por publicar, que se reafirma
con la elección del cuento a modo de categoría literaria y donde se aspira a
realizar ucronías. A diferencia de los grandes autores, en los que se observa
profesionalización en el acto de narrar. Aquí se privilegia lo amorfo y el
desequilibrio en toda la obra, porque se abusa el desarrollo de los ambientes,
en desmedro de los demás elementos narrativos. La información elegida es
caótica y discontinua. Asimismo, entre los diferentes mundos posibles -una vez
más-, surgen referentes esotéricos ligados al nazismo.: Miguel Serrano, María
Orsic, entre otros.
Las imágenes que se promueven a través de
‘la cultura de la basura’ relativizan contenidos, apropiándose de los distintos
saberes ancestrales de Latinoamérica para transformarlos en productos
culturales masivos, esto es, sin comprender las dimensiones ni las dinámicas de
las sociedades indígenas y utilizándolos para fines individuales. De esta
manera, podemos encontrar la imagen del héroe mítico mapuche que emerge
primordialmente cuando el español invade el continente, como si esta supuesta
figura, para explicar el pasado glorioso, no estuviese en resistencia el día de
hoy.
Dentro de este conjunto de irregularidades,
destaca “el sueño de Contreras”, uno de los cuentos con mayor registro de
afasia: no sólo se apuran los hechos mediante efemérides, sino que, se utilizan
los trastornos del miedo de la derecha fascista en lugar común y se trastoca la
memoria de la resistencia en una humorada desastrosa. Muy lejos de la esfera de
la parodia.
Finalmente, la guerra interior se evidencia una lectura histórica que confronta
el tránsito histórico. Estamos pues, ante el baile mediático. La que solicita con
urgencia lanzar estos relatos que son irregulares, desordenados, codificado por
el delirio y que no obedecen a la estructura de los cuentos. Así pues, este
conjunto despliega una trama que es funcional a la globalización y la homogeneización
de los pueblos. Estos movimientos que se producen en el circuito literario, suelen
aparecer cada cierto tiempo declarando rebeldía, contracultura e
insubordinación, sin embargo, rápidamente son cooptados y derivados en
productos utilitarios para el mercado.
Otoño en Pudahuel, 2017
No hay comentarios.:
Publicar un comentario