viernes, 8 de noviembre de 2024

El lugar de la otra (2024) de Maite Alberdi: el continuo estado de postergación.



Las primeras escenas nos muestran a Mercedes (Elisa Zulueta) que acepta pequeños disgustos del cotidiano familiar: los ronquidos del marido fotógrafo, hijos mal educados y sin empatía, el desorden, la estrechez económica o la falta de alimentos, entre otros. Ella es actuaria del juez Aliro Veloso (Marcial Tagle), participa y gestiona el proceso en la causa judicial de María Carolina Geel (Francisca Lewin personificó a Teresa Wilms Montt en Teresa, 2009) quien asesinó a su amante Roberto Pumarino Valenzuela (Nicolás Saavedra), con un revólver belga calibre 6.35 en el aristocrático café del Hotel Crillón en 1955.



El caso suscita un alto interés de los diarios y vemos a periodistas que asedian los espacios públicos por la primicia. Con titulares de escasa objetividad presionan por el resultado del enjuiciamiento de la culpable apelando por un “castigo ejemplar”, lo que empuja al juez a modificar disposiciones judiciales.

La protagonista se ve fascinada por la personalidad de Geel. Lo que le llama la atención sobre esta figura opuesta no es su cultura (que se muestra como una forma adquirida) o a su belleza, sino el acceso que da la independencia económica y pertenecer a una clase media sostenida.

Poco antes de tomar las cosas de la presidiaria, la protagonista queda maravillada con el salón de alcurnia donde acontecen los hechos. La misma debe registrar las cosas de la verdugo y cuando entra al departamento, ubicado frente al Parque Forestal, se interna en un mundo que no tiene en su hogar ni en su matrimonio: la comodidad, el acercamiento a libros y un estilo de vida sin mayores preocupaciones.

Es decir, la situación de la victimaria es el marco general e histórico, pero el ojo apunta hacia otra parte. La secretaria busca alejarse de la precariedad y el agotamiento constante que le produce la ausencia de paz en su hogar. De modo que, para hacer este contrapeso la escritora tiene pocas escenas en la película y el espectador no alcanzará a configurar su personalidad. Entonces, el punto de vista de la cámara se focalizará en objetos y en detalles que provocan molestia en Mercedes.

En una escena, ella compra una sopaipilla para luego tomar el autobús: esté hecha de zapallo, sean pasadas o secas, dulces o picantes esto será un dato anecdótico. Lo importante es la capacidad del film en aspectos técnicos de trasladarnos a la época: una ambientación destacable, la dirección de arte y fotografía son sobresalientes.

Basado parcialmente en los registros de Las Homicidas de Alia Trabucco Zerán, el problema de El lugar de la otra (2024) de Maite Alberdi, radica en la elección del conflicto y el tipo de intensidad que se presenta: Mercedes evidencia su falta de espacio, para comer y dormir con tranquilidad, lo que constata el diálogo con Una habitación propia de Virginia Woolf. No obstante, ella es un personaje plano y estático. Aunque intenta asimilarse a la escritora encerrada en un convento, durante esos momentos a solas, la observamos en conformidad al mundo que pertenece y tampoco ambiciona un mejor futuro, cumpliendo finalmente con el continuo estado de postergación suscrito.

 

El lugar de la otra (Chile, 2024)

Dirección: Maite Alberdi

Guion: Inés Bortagaray y Paloma Salas

Basado en el libro Las Homicidas (2019) de Alia Trabucco Zerán

Duración: 1 hora 29 min.

Elenco: Elisa Zulueta, Francisca Lewin, Marcial Tagle, Pablo Macaya, Gabriel Urzúa, Pablo Schwarz

Música: José Miguel Miranda

Fotografía: Sergio Armstrong

Productora: Fábula

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