Schwenke & Nilo: Parte de nuestras memorias culturales.
La memoria aborda distintas capas socioculturales que corresponden al
resultado de las vicisitudes de los últimos cincuenta años en Latinoamérica. La
ausencia del respeto a la vida, la coacción en el habitar los espacios públicos
y la instalación de procesos económicos que superponen la explotación del
individuo por sí mismo, con el correspondiente vaciamiento cultural afinca, en
la necesidad de rememorar como un deber simbólico y social que canaliza el
futuro de nuestra nación.
Schwenke & Nilo emerge en el Sur, pero mi hipótesis es que, no fue
un grupo aislado sino que en el contexto generacional posibilita la aparición
del dúo. Es decir, la existencia de núcleos asociados con discurso crítico y la
vinculación en un territorio geográfico acotado. En el ochenta destacan en X Región de los Lagos artistas visuales del Grupo 7, los talleres Aumen, Matra, el Taller
Murciélago, Chaicura, Índice, por nombrar algunos. La necesidad de referirme a
colectivos de generación como método de trabajo, está en directa relación a la
actual injerencia del individualismo neoliberal en la sociedad chilena. Puesto
que existe la creencia genérica de que es necesario trabajar aislado porque el otro es percibido una amenaza. Por el
contrario, durante el periodo dictatorial, la solidaridad era tal que el que
venía atrás no era un acusador, sino que era quien cuidaba tu espalda, de igual
modo uno mismo. Así lo testimonian los protagonistas de esta época.
En Santiago, el dúo se unió a Santiago del Nuevo Extremo, Eduardo
Peralta, Isabel Aldunate, Hugo Moraga, Sol y Lluvia, Eduardo Yáñez, entre
otros, conformando así el Canto Nuevo. Este movimiento artístico posterior a la
Nueva Canción chilena fortaleció los vínculos bajo el alero de la iglesia
católica, en peñas folclóricas, sindicato y poblaciones. Con la principal
característica en rearmar el circuito cultural sorteando la censura, es decir,
la necesidad de utilizar el lenguaje poético para decir lo que otros callan,
expresar de manera metafórica para denunciar el estado abúlico y despistar a
los adeptos al régimen cívico-militar. Así emergen en las letras de A mi ciudad: “En mi ciudad murió un
día/el sol de primavera/a mi ventana me fueron a avisar” de Luis Le-bert o en El invierno: “Quédese compañera, ya pasa el temporal/cuando se aclare
el cielo volveremos a volar” de Pato Valdivia, formas de resistencias dentro de
un aparato controlador. Por otro lado, en el documental Actores Secundarios (2004) aparece en diálogo los
múltiples cassette que da cuenta del Canto Nuevo y que dio voz a las
movilizaciones estudiantiles de 1985. Allí, en uno de los persas santiaguinos
aparece, Samuel Gajardo, Exalumno Liceo de Aplicación/Actor señala “Schwenke
& Nilo... ese cassette lo tenía todo el mundo...”
Con la llegada de la democracia, el pluralismo destruyó las convicciones
y dar sentido a la memoria. Ya no era necesario criticar. El consenso político
controló la disidencia social. Es decir, durante los noventas, la Concertación
descompuso cualquier discurso contra el poder. En la biografía del dúo, Schwenke & Nilo: leyenda del sur
(2015), Marcelo Nilo señala que “el error más grande y el pecado de la
Concertación fuer desarticular la organización social que logramos construir en
la dictadura”. Así lo señala Nelly Richard en Residuos y Metáforas (2001): el pluralismo limitó cualquier
pensamiento crítico. Para imponer este discurso fue necesario
anular antagonismos y de esto, se excluyó la memoria. Paralelamente, la premiada novela El
futuro es un lugar extraño (2016) de Cynthia Rimsky revisita las
movilizaciones de 1986 reflejando en la voz de uno de los personajes el cambio
de mentalidad de la transición: “Cuando terminó
la dictadura no encontré trabajo, de un día para otro mis reportajes se
volvieron excesivamente serios, excesivamente críticos y hasta resentidos;
según mis jefes, yo no entendía que la gente leía para entretenerse.” De modo,
que el testimonio de Zanelli, basada en la experiencia inmediata, grafica el
cambio de pensamiento que era necesario imprimir en los diarios.
Tras la muerte de Nelson Schwenke
el 22 de junio de 2012 se suceden múltiples homenajes.
En
Valdivia, Schwenke y Nilo regresó a tocar en el Aula Magna de la UACh, luego
veinticinco años de veto. Durante 2013, la Casa de la Memoria y los Derechos
Humanos de Valdivia, nombró a una de las salas “Espacio Schwenke: el arte
contra el olvido”. En Cerrillos, la organización comunitaria sin fines de lucro
conformó Centro Cultural Schwenke y Nilo. Mientras que, en la Academia de Artes
La Casona de La Florida, nombraron la sala de manera homónima.
En
el 2016, apareció el disco “El viaje”, homenaje al dúo de la La Rata Bluesera.
El trabajo musical reversiona canciones emblemáticas con sonidos más blueseros
pero sosteniendo la propia fuerza de las letras que las hicieron conocidos a
partir de los ochenta.
El
vocalista de la Rata bluesera, Javier Aravena afirma que: “Schwenke y Nilo
tiene una marca muy profunda en mi vida, porque representan valores basados en
el amor, el respeto y la inspiración musical”.
La crítica cultural Patricia Espinosa destaca la
importancia del dúo: “fueron una de las agrupaciones musicales más importantes
en la lucha antidictadura. El contenido lírico de su propuesta, en paralelo al
discurso político, logró empatizar con la melancolía y tristeza que embargaba
al país de entonces. Creo, además, que su trabajo puede considerarse, desde
hoy, como un testimonio del estado de conmoción y desamparo que imponía la
dictadura al sujeto común.”
En el mismo sentido, para
la cantante Alette Jequier (exFulano y Mediabanda) señala que: “ellos fueron
parte de mi contexto cuando era muy joven cuando vivía en Valdivia, 1979. Los
percibía como parte de una voz verdadera y despierta. Gente joven, críticos,
cuestionadores y con una sensibilidad que no alcanzaba a comprender del todo
pues yo era muy joven y estaba aprendiendo”.
Con
nueve discos y varias colaboraciones con el Canto Nuevo y la Trova Nacional,
Nelson Schwenke y Marcelo Nilo son sin duda uno de los referentes musicales más
importantes del Sur de Chile. A través de sus letras, representan no sólo la
historia valdiviana de la segunda mitad del siglo XX, sino además el cotidiano
vivir de las comunidades sureñas, ligadas a la conversación y al encuentro en
torno al calor de la estufa, en permanente convivencia con el mate y las
sopaipillas dentro de las casas, dando cuenta de territorios económicamente
explotados y fetichizados por los medios y los discursos ideológicos que
invaden durante las vacaciones dichas estancias.
Pese al
deceso de Nelson, Schwenke & Nilo se mantiene vigente en los escenarios del
país, al margen de los registros televisivos y protegidos con la ternura de los
amigos. Continúan tocando en centros culturales y espacios comunitarios como lo
han hecho desde siempre.
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