Sumar: Cuerpos móviles.
Por Gonzalo Schwenke
Profesor y Crítico Literario.
Sumar (2018) es una novela múltiple producto de las
posibilidades de significados y de sentidos que emplea. Así mismo, escarba en
el pasado para reafirmar un final de los tiempos, por cierto, desesperanzador.
Una de las múltiples referencias al concepto “sumar” se
relaciona al contexto histórico. Las fábricas textiles Yarur y Sumar,
expropiadas durante el gobierno de Salvador Allende para ser dirigidas por los
trabajadores. Resultando ser uno de los símbolos de apropiación de los medios
de producción, al igual que el Complejo Forestal y Maderero Neltume. Para entonces,
la manufactura Sumar tenía en sus establecimientos de la comuna de San Joaquín
hasta tres mil trabajadores que vivían en poblaciones cercanas. Dicha mención,
es apenas uno de los múltiples signos presentes en el volumen.
El comercio ambulante: los perseguidos por la ley, asediados
constantemente por el mercado y por lo mismo, marginados de la sociedad es la
temática elegida por Diamela Eltit (Santiago, 1947). Aurora Rojas es la
protagonista de la obra, quien bajo su perspectiva nos relata la organización
de los vendedores ambulantes durante la marcha de trescientos setenta días, y conformada como madre total encargándose
de las necesidades y miedos de cuatro nonatos. Dentro de la obra aparece su
tocaya y el líder sindical Casimiro Barrios. La primera es “crítica,
desconfiada, inteligente, científica, metódica” que bien podría ser su
contraparte u “el otro yo”, mientras que Casimiro es “eficaz, exacto,
confiable”. Enseguida, se sumará Ángela Muñoz Arancibia quien representa otra
forma de activismo de contra información y cibernético. También aparecerán el
Diki, el colombiano, el Lalo cada uno en su propia particularidad y diferencia
pero transitando provisionalmente por las páginas.
Aquí, se visibiliza la organización colectiva como
fuerza subalterna y contra hegemónico para instalarse en el espacio público:
“quién podría amar tanto a una vereda como lo hacemos los ambulantes, que nos
proclamamos a gritos para convencer” (29). Ellos están en continuo movimiento
para conquistar la moneda. A saber, la doble codificación de la palabra alude a
la principal institución local y lo económico. Por otro lado, la esperanza de
ocupar el poder a través de la marcha está simbolizada como forma de
liberación. Por lo que, los que no tienen nada ven desde la constante derrota y
empobrecidos por el cotidiano, la capacidad resiliente para apropiarse del
gobierno central.
Las/os protagonistas son héroes degradados y derruidos
bajo el orden imperante. El neoliberal oprime al máximo a estas periferias,
provocando una emergencia de un movimiento social que necesita tomar la máxima
administración para existir. Así lo revela la protagonista: “vamos a acceder a
la moneda porque necesitamos torcer el tiempo para disponernos a vivir” (19). A
la espera que estos sujetos parias deban lidiar con la reacción que cuida sus
privilegios.
En consecuencia, Sumar
es un libro contundente y heterogéneo donde la autora pone en valía sujetos/cuerpos
los que participan del acontecer existente y que no corresponden a la fértil
macroeconomía. Además, el foco narrativo se digna a trabajar desde el pavimento
representando el lugar de las oportunidades: el sitio de represión, humillación
y de derrota pero también con la esperanza de vencer colectivamente.
Sumar (2018). Diamela Eltit, Seix Barral, 2018, 177 páginas.
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