Libros
marcados (2023) de la escritora Antonia Torres (Valdivia, 1975), es un libro
minimalista que dialoga con el padre, el destacado poeta Jorge Torres Ulloa
fallecido a los 53 años por problemas renales, sobre lo humano y lo divino de
crecer en provincia. Así, la autora de la novela Vocales del verano
(2017) utiliza la memoria para ahondar en el proceso de crianza, los amigos del
padre, critica la conformidad de los académicos locales cuando la narradora
emite una opinión literaria públicamente. En efecto, hay capítulos particulares
donde menciona las perturbaciones en la casa familiar, las obras de teatro en
Deutsche Schule, la presentación de libros donde se habla sobre el autor y no
de la obra de este, la visita al hogar de Jorge Teillier, Diamela Eltit y “el
poeta figurón” Raúl Zurita.
Debido a
la insuficiencia renal que acaeció al progenitor por muchos años la presencia
de la muerte estaba asumida desde siempre, por tal motivo se intercalan poemas
macabros del poeta como “la muerte ensayada”, lo niños juegan a sepultar al
papá en “apuntes con niños en la playa y al fondo amenazantes nubes”, o el
poema sobre un hipotético funeral “estos amigos míos”. Esta misma temática se
desarrolla en toda la obra de Jorge debido al brazo armado del régimen y la
pérdida de amistades literarias, en tanto, esta narrativa no está cruzada por
el hálito de la muerte sino la celebración en vida bajo la perspectiva de la
edad de oro de la infancia.
Podemos
agregar que este volumen está dentro de la categoría de la literatura de los hijos,
que son un conjunto de escritores/as chilenos que combinan infancia, memoria y
reflexionan sobre la herencia conflictiva en la que los padres fueron
opositores a la dictadura. Lo interesante es que se visualiza una narradora,
rememora colectiva e individualmente, que problematiza figuras masculinas como
al profesor de castellano con el cuello de camisa sucio o a los académicos
rezongando, pero en menor intensidad la figura del
hombre/padre/librero/actor/profesor/enfermo/valdiviano, etc.; un vínculo afectuoso,
comprensivo y cariñoso.
La hija
no elude la responsabilidad de la herencia dada por el padre, la madre aparece
circunstancialmente, lo acepta y comparte consideraciones: “Pienso que heredé
los libros de mi padre y también una pila de sus propios prejuicios”, o el
consentimiento, cuando se refiere a los escritores santiaguinos como elitistas,
autorreferentes y mesiánicos.
Repleto
de capítulos cortos y aleatorios, los más extensos son la búsqueda de Arístides
de la Hoz, un personaje difuso y con escasas referencias, y la dirección de la
obra de teatro de Los físicos de Friedrich Dürrenmatt en el colegio
privado de la ciudad, la prosa se observa abreviada y contenida en la
autoficción.
Libros
marcados es un libro breve que transita entre memorias, autobiografía,
referencias, personas de carne y hueso convertidos en personajes literarios. Lo
anterior, configura la subjetividad del legado a partir de la voz
narradora/hija/poeta que amerita contar y que también busca refugio para
encontrarse, en una dimensión distinta, con él.
Libros
marcados (2023)
Antonia
Torres Agüero
Editorial
Penguin Random House
138
páginas.-
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