Filosofía Disney
Rodrigo Torres (Santiago,
1984)
Ediciones Librosdementira,
2018, 115 páginas.
Si
en el primer libro de Rodrigo Torres, Antecesor (2014), el
común denominador eran los personajes que acarreaban conflictos desafortunados
y el ambiente tenía cierto grado deprimente. En Filosofía Disney (2018),
estos problemas continúan con algunas variantes: se despliegan personas
corrientes que son uno más entre la muchedumbre y que están constantemente engatusados
por mensajes necios de mandamases.
Más
que centrarse en la emergencia de la clase media-baja de los noventa, o los
drogadictos de clase alta que escriben para sí mismos. En estos siete cuentos
que conforman Filosofía Disney (2018)
toma posición en tiempos donde la economía es sólida y pujante. Esto es,
historias sobre luchas permanentes, las que se bate en lugar en torno a la
(des)humanización y la apatía productiva del sistema:
Matías
trabaja limpiando los pisos en el supermercado del mall en el relato “cadena de mando”. En aquel lugar el ambiente es
tedioso y monótono, asunto que se quiebra por los diálogos efímeros y el grado
de enajenación alcanzado por el protagonista, debido al accidente de un niño en
uno de los pasillos. El confuso incidente provoca que sea citado por el
supervisor de área para ser recriminado por la falta.
En “el imperio de las bestias”. El
joven profesor, venido del sur, llega a la escuela periférica de la región
metropolitana, con ansias de cambiar la educación. Sin embargo, se enfrenta con
múltiples obstáculos propios del engranaje educativo que lo llevan a
desencantarse y renunciar.
En “testigos”, los misioneros llegan al
hogar del clásico vecino que le gusta discutir sobre Dios. Así, el dueño de
casa derriba los mitos del evangelio con la teoría de la evolución darwiniana
para contrarrestar a los incautos.
En
el cuento “Filosofía Disney”,
relata la dinámica de convivencia entre la madre Hortensia, y el hijo. En esta
historia, los personajes estropean la relación del hogar con un insulso
enfrentamiento que afecta el rendimiento de la trabajadora en la empresa
bancaria. Esto se resolverá convenientemente, con la fuga del adolescente a
quién sabe dónde, no obstante, lo podemos intuir. Igualmente, la madre debe
superar el vacío del hogar, gracias a mensajes triviales y pensamientos baratos
para que doña Hortensia pueda mejorar su producción frente a los jefes. Como se
observa en el título, la gran fiesta no es más que el antagonismo de la alegría
o música de feria.
Es
necesario mencionar que en el cuento infantil Pedro y el lobo, el niño hace llamadas falsas en el campo sobre la
amenaza que representa el lobo. Cuando realmente, necesita ayuda de los
granjeros, estos no acuden en su ayuda. Un sentido similar aparece en “nazipunk” de este volumen. Unos tipos de
cabezas rapadas, representantes del odio social, se humanizan ante la urgencia
médica. Tras esta fatal circunstancia, ellos solicitan auxilio a los mismos que
aborrecen, pero no les da socorro.
Aunque
se hace patente que las consignas de los candidatos presidenciales desde el
cambio de siglo: “crecer con igualdad”, “Chile de todos” y “vienen tiempos
mejores” fueron modos de gobernar donde la gente creía que iba a haber
crecimiento y, además, desarrollo social. Esta obra recoge aquel sector de la
población que vive el día a día. Allí, estos relatos están construidos por la
frase concisa e inalterable, condicionando la historia en el narrador que
observa los hechos con miedo a inmiscuirse. Esta carencia de riesgo (a
excepción de la primera narración), imposibilita que la voz narrativa pueda
disolver la cortina de ingenuidad que expone concretamente en “nazipunk”.
Este
libro es un relato que pone en escena a personajes que van en una sola
dirección, aburridos de la precarización laboral, la rutina y donde no existe salida
o de posibilidades. Así, se genera un vacío de un discurso que encandila, pero
sin profundidad, lo que se devela en la forma de relacionarse socialmente.
Asimismo, al no existir pliegues ni tampoco un realismo corrosivo, emerge una
voz disruptiva y la trama cae en la candidez, ya sea en “Puyas”, “seguidores del vacío” o “testigos”. En consecuencia, esta
obra irregular no logra levantar el vuelo que tuvo con Antecesor.
Sin embargo, algún valor literario tiene. Qué duda cabe, en comparación con otra
obra del autor, la Nueva Narrativa
Nueva (2018), cuya lectura resultó ser uno de los peores del
año recién pasado.
Gonzalo Schwenke
Profesor y crítico literario
Valdivia, 2019.
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