Carlos Trujillo
es uno de los pilares de la poesía en el sur. Probablemente más por fomentar el
Taller Literario Aumen de Chiloé, en los que han salido connotados autores y
autoras, que por el conocimiento de la obra que ha sido publicada mayormente
fuera del país. Aunque ha publicado quince libros que no enumeraré, estos dan
cuenta del largo tiempo dedicado a la literatura y a la poesía.
La palabra y su perro (Mago editores, 2019) es
otra antología que recoge de libros como Palabras
(Perú, 2005), Texto sobre texto
(Costa Rica, 2009) y Todo es prólogo
(New Jersey, 2000), entre otros. Este volumen engloba desde el primer grupo de
poemas “Palabras”, a un hablante, en tanto escritor y en pleno momento de
ensayo, que indaga sobre las preocupaciones en el acto de creación literaria,
previo al poema. Una pregunta clásica de taller, pero transversal y una
obsesión en la obra del autor.
De modo que dicha
temática (¿qué escribir frente la hoja en blanco? O ¿qué hacer?) es un tipo de
fractal literario y donde el empeño pretende alcanzar alguna de las aristas
imaginativas: “Una palabra asiste al nacimiento / de otra palabra más pequeña /
y ésa de otra/ y esa de otra de otra más” (14); “¿Qué hace la palabra que queda
afuera del poema?” (15); “Escribo como si fuera la palabra / La que me lo
pidiera ahora mismo / Desde la silla del frente, más allá del azúcar y el café/
La miro y me reveo / Y creo que la palabra se ve en mí” (19); “¿De qué escribir
sobre la blanca cara / de una hoja de cuaderno?” (23). Estos fragmentos sirven
para constituir esta pregunta en el objetivo primordial y la excusa para
sistematizar esta creatividad. A continuación, este proceso de consciencia de
sí mismo como literato queda abierto, sin respuestas. Una búsqueda poética similar
al “libro de las preguntas” de Pablo Neruda.
La obra La palabra y su perro contiene una
escritura correcta, formal en sus registros y una prosa manifiesta. Para ello
utiliza un amplio abanico de recursos como por ejemplo: tomar prestado versos
de otros poetas –muchos del sur–, paratextos, los juegos de
significado/significante, figuras literarias, metatextualidad, entre otros. Por
lo que, la utilización de la forma y la estructura deja entrever que no
tensiona el lenguaje, sino que simula una práctica habitual dentro de los
parámetros tradicionales. Es decir, busca más lo concreto que reflexiones abstractas
y complejas.
La palabra y su perro, Carlos Trujillo. Mago
editores, 2019, 240 páginas.
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